Punto de Encuentro

Cambios sin sinceridad

Los Humala, acorralados por los acontecimientos, optaron por retroceder y realizar cambios ministeriales que, lamentablemente, no tienen por objeto componer la forma de conducir el ejecutivo sino más bien responden a una maniobra táctica para mantener a la poca gravitante Ana Jara en el premierato. No responden en ninguna dimensión a las urgencias y a las expectativas de la gente sino a un sentido de supervivencia muy miope y ahogado por el día a día.

Con esta decisión la pareja gobernante se deshace, entre otros, de su ministro favorito Daniel Urresti, quién se empecinó frenéticamente en el insulto, la vulgaridad y el desprestigio de la función pública. Pierden Ollanta y Nadine puesto que su ahora ex Miinistro del Interior contaba con una nada desdeñable popularidad en los sondeos de opinión y era su principal mastín de ataque contra los líderes más representativos de la oposición; pero ganan y avanzan al menos unos centímetros la dignidad de lo que debe significar la política y la investidura de Ministro de Estado. 

La primera conclusión de éste movimiento gubernamental, de estos cambios, es que el “Diálogo” no funcionó en ninguna medida como plataforma de entendimiento y salvataje a Ana Jara y al equipo ministerial en su conjunto. Si hubiese logrado su cometido de proveerle un poco de oxígeno, no estaríamos frente al panorama de un gabinete renovado o al menos parchado a menos de 10 días de transcurrido el mencionado evento, al cual no fueron 2 de las principales fuerzas políticas peruanas: el APRA y el Fujimorismo. 

La segunda es que persiste el error de enfoque del actual régimen, que no entiende que el ánimo de confrontación, la poca velocidad con la que han acometido la construcción de obra material, la nula profundización de reformas del aparato estatal y más bien su retroceso y por último la actitud poca diáfana con la que encaran los cuestionamientos de orden ético están que horadan las bases mismas de la gobernabilidad en el Perú. 

Estos cambios no son sinceros y la treta de que con ellos se intente revivir un “Diálogo” que nació muerto es de una torpeza tan inmensa como la terquedad del gobierno.

 

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