Punto de Encuentro

¿Dónde descansa el poder y la legitimidad en Vizcarra y Keiko?

29 Agosto, 2018

Iván Arenas

De los positivistas nos enteramos que la legitimidad y la legalidad –que aunque no son como el agua y el aceite- son cosas de distinto costal. También el poder y la legitimidad no son lo mismo aunque tengan la misma naturaleza.  A propósito de una última encuesta del Poder donde se coloca a Keiko Fujimori como la mujer más poderosa en estas tierras, también existe otra encuesta que la coloca con una desaprobación que va más allá del 85%. Menudo contraste. La mujer y uno de los actores políticos más importantes con más rechazo es también la mujer con más poder.

En todo caso, la guerra prolongada entre Ejecutivo y Legislativo sirve para aproximarse a discernir dónde reside el poder y la legitimidad de Vizcarra como de Keiko Fujimori. En el caso del primero –Vizcarra- es obvio que el poder lo obtiene y lo detenta por el solo hecho de ser presidente de la república (la sucesión republicana de la presidencia). Es lo legal, digamos. Sin embargo, la legitimidad de Vizcarra descansaba (o aún descansa) en bases absolutamente débiles como explicables. 

La primera de aquellas bases que soportan (o soportaban) la legitimidad del presidente va en relación con que Fuerza Popular y su mayoría parlamentaria estaba impedida (estratégica como tácticamente) de lanzarse contra él como lo hizo con PPK. Habría sido una torpeza política emprender una confrontación contra un recién nombrado presidente Vizcarra. Nombrado además con el apoyo de los naranjas. 

El otro pilar donde descansa (o descansaba) la legitimidad de Vizcarra eran las continuas sospechas de que el ex presidente Pedro Pablo Kuzcynski tenía serios nexos con empresas brasileras. Es decir, que PPK era un mentiroso. La mentira fue tal que PPK tuvo que desmentir varias veces sin convencer. Hoy PPK está incluido en el informe Lava Jato del Congreso. La legitimidad de Vizcarra entonces emanaba de lo moral a tal punto que tirios y troyanos (fujis y antifujis) aplaudieron la renuncia de PPK y la llegada de Vizcarra. En la ciencia política se suele decir que sin legitimidad moral no hay poder. 

Sin embargo, de alguna manera, el consenso sobre la legitimidad moral de Vizcarra se resquebraja cuando nos enteramos a través de Keiko Fujimori que existieron encuentros y conversaciones para fijar el norte entre Ejecutivo y Legislativo. Hoy Vizcarra queda por los suelos cuando reconoce que mintió al país y es condenado por –sobre todo- el sector antifujimorista.

La legitimidad de Keiko Fujimori está ligada a que, en efecto, es la líder de una bancada mayoritaria. Haya de la Torre solía decir que el Congreso era el primer poder del Estado haciendo migas al parlamentarismo sajón. En ese sentido, el poder y la legitimidad de Keiko emana de su liderazgo al frente de la primera fuerza política y mayoría en el Congreso. 

Algunos medios de comunicación y sus periodistas han socavado con éxito la legitimidad de Keiko. Ningún analista político negará que se desarrolló (y aún continúa) una estrategia mediática y política que ha logrado arrinconar a Fuerza Popular y a Keiko. El resultado ha sido la alta desaprobación de Keiko en las encuestas. Los fujimoristas deben reconocer que hay mucho de yerro propio, dicho sea.

En todo caso, no se puede negar que la estrategia mediática y política contra Fuerza Popular ha sido exitosa: cada vez más Keiko se aleja de ser una opción legítima de poder real.

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