Punto de Encuentro

EXAGERADOS FORMALISMOS MIGRATORIOS

Tradicionalmente, los países han puesto limitaciones y formalidades para el ingreso de extranjeros, salvo cuando se trate de turistas con reducida permanencia, y ello porque usualmente el turismo, considerado “industria sin chimeneas” deja importantes ingresos a los países anfitriones.

Cuando los extranjeros ingresan a otros países con ánimo de residencia, la cosa ya es diferente, pues además de portar pasaportes, muchas veces con visas, y necesariamente con variaciones de calidad migratoria, se les exige, además, permisos laborales o empresariales.

Con la globalización, con la asociatividad de países con mismo origen y destino, e incluso con tratados de facilitación y libre comercio, se fueron eliminando visados en los bloques de naciones, hasta incluso mostrar pasaportes como sucede en algunas zonas de Europa y como se estableció para los países de la Comunidad Andina, entre ellos el Perú, para cuyos nacionales se trasladen en la región portando únicamente el documento nacional de identidad.

Los venezolanos huyen masivamente de su país, por motivos harto conocidos, como persecución y carencias de todo, incluidos remedios, alimentos, útiles de aseo y puestos de trabajo, y con merecimientos del Nobel a las políticas de destrucción de un país en breve término.

El Perú solidario, durante la primera fase del gobierno del Partido “Peruanos por el Kambio”, abrió sus puertas a los venezolanos, permitiéndoles su ingreso al Perú sin pasaportes ni visados, confiriéndoles hasta la reducción o exoneración de diversas tasas por costos administrativos.

Como era fácil de prever no solamente ingresaron a suelo peruano, nacionales de Venezuela con honestidad y honradez comprobada y con ánimo de buen comportamiento con el país anfitrión; sino también ingresaron gentes a las que podríamos definir como de “mal vivir”, lo que generó el fastidio de nuestros nacionales que fueron afectados con el mal actuar.

Ahora, ya en la segunda fase del ppkausismo, el gobierno nacional ha emprendido el retroceso en las políticas migratorias privativas para los venezolanos. En efecto, ha limitado el otorgamiento del Permiso Temporal de Permanencia solo a quienes hayan ingresado al Perú hasta el 31 de octubre de 2018 y que, hasta el 31 de diciembre del mismo año, presenten su solicitud para el Permiso aludido. También se les exigirá la exhibición de sus pasaportes, pese a conocer que ello es algo casi imposible de conseguir en Venezuela, con lo que en la práctica la exigencia se convierte en una vaya difícil de superar.

De acuerdo, nadie quiere malandrines del exterior en su país, pues basta y sobra con los nacionales que ya tenemos. La solución no es poner en una misma canasta a buenos y malos, sino hacer distingos y para ello se cuenta con información que puede proporcionar INTERPOL, las identificaciones biométricas, la posibilidad de casas de acogida temporales mientras nuestros consulados investigan antecedentes personales. También tenemos normatividad para la expulsión de malos elementos y hasta convenios para que condenas impuestas en el Perú a venezolanos, las puedan cumplir en su país.

Hay soluciones, manteniendo solidaridad y evitando xenofobia.

 

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