Punto de Encuentro

Los sí, los no y las distracciones animadas del referéndum.

1 Diciembre, 2018

Nancy Arellano

Por @nancyarellano

Las ideas no son responsables

de lo que los hombres hacen de ellas.

 - Werner Heisemberg.

El referéndum es una figura profundamente democrática, que impulsa la participación ciudadana y oxigena a la institucionalidad al dotar de legitimidad a las decisiones que se desprendan de la consulta. Todo hasta allí es innegable, tautológico.

Pero como bien dice Heisemberg, una cosa son las ideas y otra lo que los hombres hacen con ellas. Y es que el referéndum presentado difícilmente pueda cumplir con las expectativas creadas por Vizcarra y sus asesores. ¿Por qué?  Pues porque básicamente las propuestas no resuelven “per se” la crisis institucional y política que atraviesa el Perú; es un castillo de naipes en medio de vientos bravíos.  Veamos punto por punto las 4 preguntas y sus propuestas. 

1. ¿Aprueba la reforma constitucional sobre la conformación y funciones de la Junta Nacional de Justicia, antes Consejo Nacional de la Magistratura?

Básicamente se habla de un cambio de nombre y formula de elección. El antiguo CNM pasa a ser la JNJ y seguirá nombrando a los jueces y fiscales, pero estos cargos se darán por concurso público de méritos y evaluación personal. Los siete miembros del JNJ también serán seleccionados por concurso público de méritos y solo serán parte de la junta por cinco años sin reelección.  ¿Cómo se garantiza la idoneidad de estos? ¿Acaso los jueces involucrados en los escándalos no ostentan títulos y cartones suficientes? Si lo hacen. Porque el problema real, de fondo, está en la cultura política que ronda al sistema; es la cultura no académica, la de los contactos, los “hermanitos” y favores. Si no se ataca de fondo el problema estamos ante “los mismos sombreros con diferentes cabezas”. 

Una renovación del 70% de los jueces y fiscales, una formación específica en ética y función pública, el endurecimiento de los castigos a la transgresión de la norma por parte de estos jueces y sumar concursos de oposición públicos deberían ser parte de las medidas a tomar. Y no deberían ser reelectos de forma inmediata per si deberían poder reelegirse, si queremos apostar a la carrera judicial.  

Pero eso no lo garantiza el referéndum. 

2. ¿Aprueba la reforma constitucional que regula el financiamiento de organizaciones políticas? 

¡Los partidos! Los partidos son el corazón del sistema político. La propuesta busca erradicar las prácticas de recibir aportes anónimos, de origen ilícito o de personas condenadas por ciertos delitos, además de obligarles a rendir cuentas durante y fuera de sus campañas electorales. Se pretende evitar los aportes ilegales y se asegura la transparencia en el financiamiento de los partidos.

Para esto, pide que se modifique el artículo 35 de la Constitución para establecer que "los aportes no declarados se presumen de fuente prohibida”.

Y si, su financiamiento es un tema controversial porque en el seno de las malas prácticas democráticas sigue estando el clientelismo producto del financiamiento de las campañas políticas. Pero ¿Cuál es el real problema de fondo? La falta de democracia interna, la falta de formación de cuadros y el utilitarismo electoralista por encima de la perspectiva ideológica que sustente una tesis política de desarrollo del país. 

Nada de esto lo soluciona el referéndum.  Muy probablemente los partidos que busquen mantener sus redes clientelares, armarán esquemas más sofisticados de financiamiento y muy posiblemente se fortalecerá el personalismo político a través de organizaciones no gubernamentales que hagan la labor de proselitismo y propaganda y creen sus redes de clientelismo para periodos electorales. Porque los problemas de fondo no los soluciona la propuesta realizada, lamentablemente. 

3. ¿Aprueba la reforma constitucional que prohíbe la reelección inmediata de parlamentarios de la República? 

El congreso, ¡ay el congreso! Es una de las instituciones, pero evaluadas por la ciudadanía. ¿Por qué? Es una buena pregunta. Hay un sin fin de razones viscerales que son aducidas por la gente, empezando por el repudio de una buena parte de la población al fujimorismo que es mayoría en el legislativo. 

Pero ¿esa es una razón real? ¿Está la ciudadanía consciente de la labor que realiza su congresista? Me atrevo a decir que la mayoría no conoce la labor desempeñada por cada uno, ni siquiera para criticarlo. Porque insisto, es un tema de cultura política y una consecuencia de la banalización de la crítica política. 

Se critica la adquisición de cestas navideñas pero la mayoría estaría feliz de recibir una (y varios las reciben en sus centros de trabajo). Porque el problema de fondo es de cultura política y relacionamiento del ciudadano con los entes representantes. 

El problema es la calidad de los políticos que postulan a estos cargos, lo que cuesta la campaña hiperconcurrida y cómo personas, con poca o nula formación en materia, son elegidos por el arrastre de la campaña presidencial que se da al mismo tiempo que las elecciones al congreso. Y esto, no lo soluciona el referéndum que propone es “prohibir la reelección inmediata de congresistas para un nuevo periodo parlamentario”. Si bien la alternancia es importante, de nada sirve si no es para dar oportunidad a mejores representantes, veremos desfilar “suplentes” y tendremos duplas políticas dispuestas a sortear la norma y garantizar la preservación de los grupúsculos.

4. ¿Aprueba la reforma constitucional que establece la bicameralidad en el Congreso de la República?  

La última pregunta, y la más polémica porque el propio presidente Vizcarra convoca a votar NO, es la de la bicameralidad. ¿Qué aduce el presidente? Dice que se desnaturalizó el proyecto al no definir el número de senadores y diputados; que no se toma en cuenta la paridad de género, es decir, la presencia equitativa de hombres y mujeres en el Congreso y que se le niega al presidente de la República la opción de disolver la Cámara de Senadores por ningún motivo, limitando el balance de poderes que significaba la Cuestión de Confianza.

La propuesta original en efecto consideraba un cambio parcial en la Constitución Política, con la implementación de un modelo bicameral (es decir, formado por dos cámaras de representantes) en el Congreso de la República, conformado por una cámara de diputados y una cámara de senadores.  Señalaba el mismo número de congresistas, pero distribuidos en dos grupos: uno de 30 senadores, que aprueben el presupuesto y designen a funcionarios de alto rango; y el otro grupo de 100 diputados, que inicie investigaciones. Además, ambas tendrían la facultad de presentar proyectos de ley, pero es el senado el que deberá aprobarlos.    Se buscaba fomentar la participación igualitaria de hombres y mujeres en la toma de decisiones, solicitando una cantidad equitativa en las listas de candidatos. Y se ratificaba la posibilidad de que el presidente de la República cierre el Congreso bicameral si este censuraba a dos Consejos de Ministros.  Además, indicaba que para la elección de los parlamentarios, el territorio nacional se dividirá en macrodistritos electorales para la elección de senadores y en micro-distritos para la elección de diputados.

Lo cierto es que si bien la propuesta del presidente es plausible en varios aspectos no soluciona el fundamental: la calidad de representación y la comunicación efectiva con los representados. Así mismo el efecto arrastre de las campañas presidenciales de primera vuelta sobre la elección de congresistas.  Nuevamente es una solución cosmética.

El referéndum es una gran herramienta para dotar de legitimidad a un proceso de cambio abrupto, de fondo, de base; pero puede resultar en una gran decepción cuando en lugar de aprovecharse esta herramienta para socializar las propuestas y diseñar acuciosamente mecanismos finales que salvaguarden a la democracia, se plantean soluciones tibias que no atacan la problemática de fondo. Distracciones animadas en un país convulso entre acusaciones de corrupción, vacancias y un sistema de partidos que desfallece.

Me temo que en enero veremos pocos cambios reales y muy probablemente la profundización de la polarización alegando que la real reforma era la bicameralidad "desvirtuada por el congreso". Y seguirá la afrenta.

 

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