Punto de Encuentro

Perú y límites del cambio estructural

9 Diciembre, 2018

Ronald Torres

En este artículo desarrollo la idea de que la sociedad peruana requiere de reformas sociales urgentes en su estructura político-económica, pero que no se cuenta con las fuerzas científicas y cognoscitivas para dar ese salto cualitativo en la estructura profesional. No es sólo un asunto de voluntad política o de mezquindad social lo que bloquea el cambio estructural, sino un más profundo desconocimiento técnico y social de cuál serían las cirugías operativas que tendrían que ejecutarse en la sociedad, evitando de este modo el caos o la ineficacia institucional. El modo como ha crecido el país en estos casi 15 años últimos de revolución capitalista ha sido desordenado y ha desperdiciado energías, evitándose la planificación sistémica y la introducción de reformas de segunda generación que hagan gobernable la democracia, y den legitimidad al Estado peruano. La ausencia de una clase dirigente ha descuidado el desarrollo de un conocimiento técnico y social que traduzca el dominio de nuestras elites económicas en dirección y monitoreo estable de la estructura social. Lo que hemos visto es el disfuerzo organizativo de copiar y traslapar a esta realidad tan compleja diseños e ideas institucionales que lo único que causan sólo son resultados temporales, y a larga provocan más alteraciones y desórdenes socio-culturales. Y esta mala costumbre de copiar y adulterar diseños organizativos es un accionar histórico y genético que complica más la figura de nuestros desaciertos sociales.

Vivimos una época de cambio social y de agotamiento de toda una forma de construir política y economía. No sólo el viejo Estado populista fue desmantelado y con él ideas anticuadas de regulación social – que retroceden hasta el Keynesianismo económico- sino que el eficaz como autoritario Estado neoliberal ha entrado en franco deterioro. Los prolegómenos de una sociedad nueva se avistan en la cultura y en las profundas mutaciones mentales que ha experimentado el Perú en todo su territorio, pero estas alteraciones no han ido acompañados de procesos totales de renovación política y económica. El empuje de la sociedad popular por un Estado que garantice la igualdad de oportunidades, libertades básicas y desarrollo de talentos ha hecho que el desarrollo capitalista haya operado en la sociedad algunos tímidos como insostenibles cambios tecnocráticos, como organizativos. Pero estas cirugías sociales han sido discretas y propuestas  de un modo tan inconsecuente que la gobernación del territorio se hace una tarea complicada. Tanto la clase política que ha capturado a la democracia liberal, como las elites económicas han puestos sus esperanzas en que la acumulación privada de los medios productivos en el Perú permite el florecimientos de nuevos agentes económicos, y con ellos el paradigma liberal cobre su viabilidad y sostenibilidad total. Sin embargo, es la mezquindad de bloquear desde la leyes, como desde el accionar del Estado todo intento de complejizar o diversificar la estructura productiva, lo que hace que sea más importante la vigencia de una hegemonía caduca y parasitaria, que el potenciamiento socio-industrial del país.

De un modo propedéutico enumero cuales serían los cuellos de botella estructural que no permiten al país dar un salto cualitativo en su formación social.

  1. Como ya observe más arriba no se cuenta con una clase dirigente en el Perú. Lo que existe es una clase política que no permite la reforma del Estado y de sus principales organizaciones de la sociedad civil. A pesar de las notables recomendaciones de la academia en relación a la organización de un Estado más territorial, denso e imperceptible, lo que experimentamos es un Estado burocratizado que no tiene el pleno dominio soberano de su territorio. Es decir, los servicios gratuitos y básicos con los que cuenta el Estado no llegan a todas partes del país, lo cual se traduce en pobreza y la casi nula movilización de los indicadores del desarrollo humano. El estado está capturado por poderes feudales y estamentales que obedecen a la reproducción de mafias internas, y que obedecen a actores políticos empresariales que hacen de la política un negocio. Su propósito es el poder económico que genera el Estado, y no la ejecución pragmática de políticas públicas en favor de la población. En cuanto al empresariado, se obstinan en controlar e inhibir el desarrollo de agentes económicos de mayor valor agregado, pues de otro modo perderían el poder oligárquico y rentista del país. Lo que vemos es la completa ausencia de una dirigencia capitalista que involucre al conjunto de la nación, y que entienda su papel de dirección fundamental de la sociedad peruana.
  2. No se cuenta con una real economía política del desarrollo social del país. Lo que se ve es un Estado concesionando y garantizando la labor de industrias extractivas en todo el territorio, permitiendo la refeudalizacion de la economía agraria, y no resolviendo el problema del minifundio agrario. Como no hay un real catastro u ordenamiento territorial del país es poco lo que se hace para planificar el desarrollo económico, distribuir las fuerzas profesionales, y demográficas en torno a centro urbanos de producción, ya se agroexportadores o extractivos. Lo que hay es una escandalosa formación de ciudades que siguen al capital pero cuya arquitectura y desarrollo infraestructural es casi nulo o muestran poca calidad arquitectónica. Ahí donde el Estado ha retrocedido en su labor de financiar el desarrollo de nuevos agentes económicos las ONGs combaten la pobreza social, y desarrollan capacidades profesionales, tratando de remercantilizar la mano de obra y de volverlas a relaciones de mercado. Su objetivo es intervenir en poblaciones empobrecidas  para movilizar emprendedurismos económicos y así empoderar a las poblaciones y así romper el ciclo brutal de la miseria social. El problema de las ONGs es que su intervención es local y no regulada por las instituciones del Estado. En su terquedad por empoderar a la población desde diversos temas de desarrollo tanto económico, político como cultural generan más una heterogeneidad estructural, lo que a la larga reproduce las desigualdades y hace insostenible el progreso cultural de la nación peruana. Lo que hasta cierto punto se entiende como economía política es un conjunto caótico de estrategias técnicas que favorecen la coyuntura y los intereses a corto plazo, pero que no visualizan el desarrollo a largo plazo y de modo planificado
  3. No se cuenta hasta cierto punto con una real reforma educativa. El sector educacional esta secuestrado a su vez por también mafias que lucran con los talentos del país, y que han hecho del control de las organizaciones educativas un negocio para acumular fuerzas para empresas que buscan el poder político. Tanto el sector privado y público de la educación primaria y secundaria esta capturado por inversiones menores de capital que no admiten la construcción y regulación integral de la generación de conocimiento científico y social en todo el territorio. El caos en la inserción de la reforma educativa, con contenidos que no se ajustan a las realidades socioculturales, y con impactos desiguales sobre la socialización de los menores hace que la confección de significados tanto en la familia, como en otras áreas institucionales del desarrollo psico-afectivo del menor haga del desarrollo del carácter una experiencia desarraigada y asocial. Un ejemplo de ello, lo resulta la incorporación en las últimas décadas del conocimiento intercultural en el sector educativo. A pesar que se sabe que para ingresar a la educando en otras materias de mayor innovación y de densidad teórica es necesario el desarrollo de una formación que tome en cuenta los afectos y las emociones del menor en relación a su cultura u sus herencias familiares, aún se educa en todo el país sin tomar en cuenta los saberes que se heredan de familia a familia. Este desencuentro hace que la educación desarraigue y que se pierdan los saberes tradicionales. No basta con enseñar con ejemplos y pedagogías interculturales haca falta conectar las emociones de los niños/as con la generación e invención de tecnologías oriundas. Así, los lazos de su cultura no se disolverán, y se expandirán hacia otras identidades sin perder un ápice su orgullo con la tierra y las idiosincrasias culturales. Otro aspecto que no se niega requiere regulación para aprovecharlo en la dación de una estructura profesional mas calificada y exitosa, es la reforma de la educación superior. La ley que está en vigencia pretende ordenar un mínimo la administración y el control presupuestario público que se destina todos los años a la universidad pública, y así de ese modo luchar contra las mafias ideologizadas o políticas que se han servido de la universidad como espacio de adoctrinamiento y politización. Aunque para nada esta ley garantiza la calidad en la enseñanza, y posteriormente la creación de mayores caudales de conocimiento científico y social, lo cierto es que impacta sobre los responsables políticos de la crisis de las universidades públicas: el estamento de los profesores, una generación que se niega a morir. A larga el Perú necesita una fuerte reforma del sector educativo si es que desea contar con mano de obra calificada que desarrollo la formación social.
  4. Un  cuarto aspecto que veo como cuello de botella, es la escasa preocupación que el Estado ha lanzado para reorganizar el tejido social de las comunidades locales tanto vecindades como rurales. Por ahora la reforma del tejido político se debate en relación al Estado; osea es una reforma vertical, de arriba hacia abajo. En este sector, solo se ha sabido de la mala aplicación del proceso de descentralización que empezó en el gobierno de Toledo, como una manera de desconcentrar el poder del Estado, y así combatir a la dictadura que se había enquistado en un Estado centralista. Aunque la idea respondió a una necesidad política y jurídica, pronto este des-concentración del poder y su división democrática se revelo como un error estructural. Se pensó que la conformación de elites locales en relación al manejo político crearían con el tiempo elites económicas y empoderarían sociedades civiles locales capaces de orientar en buenas decisiones el desarrollo de sus realidades locales. Con el tiempo en vez de descentralizar y atacar el centralismo limeño, reprodujo lo mismos males centralistas de la ciudad capital, siendo la realidad municipal y la de los gobiernos regionales capturadas por elites recalcitrantes y poco administradoras que se sirvieron del erario municipal. Esto ocasionó que por un interés de mantener en la desafección cívica a los ciudadanos, campesinos y vecinos el poder distrital y regional no buscara la reorganización democrática de las juntas vecinales, de los comedores, de la red de los vasos de leche, y asociaciones de comerciantes y productores. Estos por su lado y gracias  a la gestión comunitaria han sabido salir de la crisis económica, y organizarse mínimamente, pero hoy son nuevos problemas lo que amenazan la vida cotidiana de los ciudadanos: la delincuencia común y organizada, la negligencia familiar en cuanto a niños/as abandonados, la violencia vecinal como familiar, el machismo, que no permite el empoderamiento de la mujer, y la enquistación de mafias que se sirven de los recursos vecinales como medios de vida. Hasta ahora no se toma en cuenta que el poder vecinal y campesino de las comunidades cuentan como grupos de interés directo con la última palabra en cuanto al beneficio o dación de algún proyecto de desarrollo. En vez de ello, las áreas no son desarrolladas y tanto la empresa como el poder local se desentienden de su rol de responsabilidad social. Prefieren la división y la represión de estas poblaciones cuando lo que se trata es de invertir socialmente para desarrollar una región o sacar provecho de un ingente recurso natural que se halla cerca de esas localidades. Y porque sostengo que es un cuello de botella.

 

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