Punto de Encuentro

Del Anarquismo al Anarcosindicalismo

Del Anarquismo al Anarcosindicalismo

Por: Esoj García

El punto de inicio de un movimiento político, cuyo recorrido haya significado un desplazamiento político desde lo ideológico, lo social y lo espiritual, tal vez deba ser abordado precavidos de la mudeza del objeto. Pues, si es un movimiento (político), entonces dibuja una trayectoria en la realidad, cuya base, donde este movimiento impacta, es de carácter económico. Para responder a esta pregunta es preciso retomar nuestra definición de que la política es materia (en el sentido fuerte de la palabra), y que la emergencia del Anarquismo indica el momento en el que la materia política experimentó su más decidido intento de transformación ideológica. Asimismo, la sistematización de su ideario no podría entenderse sin el contraste con las premisas marxistas, y sin obviar el contexto social en el que emerge en el Perú: los años del segundo militarismo y los años de la República Aristocrática. Luego de la derrota ante Chile, el país de embarca en un proyecto de reconstrucción nacional, siendo los militares los encargados de orientar y dirigirlo. En paralelo, va tomando forma un sector social, demandante de las subsistencias y de jornadas laborales justas. ¿Cuál es la singularidad del anarquismo, frente al marxismo, si partimos de la premisa, de inspiración materialista, de que la realidad política es materia que se transforma?

Nos cuidaremos, en la formulación de la respuesta, de no caer en el dicterio fácil (de los que confunden el desviacionismo de los procesos de democratización con los males del marxismo) y del elogio banal (de los que asocian toda reivindicación social con las bondades del capitalismo como resultado del empeño de encontrar en el trayecto de la historia, el precedente de una narrativa, solo reformista). Así, el método nos invita a retroceder hasta los días de la I Internacional.  En esta asociación internacional de trabajadores, el concepto de partido político cobra actualidad y es una institución insoslayable en la lucha de reivindicación de los derechos laborales contra el capitalismo.

En su lucha contra el poder unido de las clases poseedoras, el proletariado no puede actuar como clase más que constituyéndose él mismo en partido político distinto y opuesto a todos los antiguos partidos políticos creados por las clases poseedoras. Esta constitución el proletariado en partido político es indispensable para asegurar el triunfo de la revolución social y de su fin supremo, la abolición de clases[1].

El marxismo comprende un conjunto primordial de ideas relativas a la revolución socialista: La idea de partido, la abolición del Estado, la dictadura del proletariado y la alianza de la clase obrera con el campesinado. Sin embargo, un ruso de noble origen, hastiado del servicio militar, afín a la filosofía kantiana, participante de las jornadas de 1848 en Francia, sentenciado a la pena capital, pero luego amnistiado, desterrado en Siberia y de regreso a Francia hacia 1868, se une a la I Internacional y desde su propio seno la combatirá. ¿Qué ideas esboza Miguel Bakunin que remecen las bases de la I Internacional y suscitará la ira de Marx, quien fragua su expulsión en el Congreso de la Haya en 1872? El debate girará entorno al cómo de la dirección de la clase trabajadora, dirección que hace las veces de un vector (político) en la historia, que se concreta en el programa del Anarquismo.

Cuando el proletariado sea la clase dominante, ¿sobre quién va a dominar? (…) Por ejemplo, la vulgar masa campesina, ‘la plebe campesina’ que, como es sabido, no goza de las simpatías de los marxistas y que se halla en el más bajo nivel de cultura, será gobernada probablemente por el proletariado urbano y fabril (…) ¿Qué significa el proletariado ‘erigido en clase dominante’?[2] Este cuestionamiento especulativo se aúna a su praxis política, sectaria, terrorista. Es decir, la acción directa. Cuando Bakunin funda la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, ha creado un “paralelo” dentro de la I Internacional. Su programa sanciona la huelga general, la lucha desde “abajo” y la igualdad de clases. El Anarquismo tiene ya los cimientos de su programa.

Pero en un proceso revolucionario, ¿qué papel juega el Estado? Los anarquistas postularán su eliminación, los marxistas también, aunque sin dejar que éste sea utilizado como herramienta de opresión contra los opresores (la dictadura del Proletariado). Quizá sea ésta la coincidencia fuerte entre anarquistas y marxistas: el Estado deberá desaparecer. Este rasgo en común permanecerá cuando el arribo de las ideas socialistas en América Latina.

El socialismo arriba a América Latina desde la instalación de secciones de la I Internacional desde 1864 y su influencia se extiende hasta los inicios del siglo XX, cuando emergen los movimientos sociales[3]. Asimismo, la referencia es Bakunin, Kropotkin. Marx tiene una influencia posterior. ¿Por qué? Si el Anarquismo es un movimiento (físico), su impulso fue la consecución de fines concretos mediante la acción directa de la huelga.

En el Perú, la acción del anarcosindicalismo se acota hasta 1930. La fundación del Partido Aprista materializa el artículo 7 del Estatuto de la I Internacional, pero al superar el principio de “partido de clase”, toma para sí la influencia anarquista de la igualdad de clases al ser su vanguardia la unión de manuales e intelectuales. El populismo leguiísta es desbordado por masas políticas urgidas de dirección. El programa ya estaría trazado por la acción de la huelga, y la referencia (ideológica) la detentaban las revoluciones de Rusia y México, aunque sin obviar el significado del Fascismo. Así, la clase obrera tiene una trayectoria de lucha anterior a la idea “madura” del partido político. Por ello, conviene indagar en el periodo de tiempo antes del Apra. Es decir, los años de la República Aristocrática.

El ideal libertario tiene su basamento teórico en la última fase de pensamiento de González Prada, sus últimos 15 años de vida, en los formula el sentido y el contenido de la revolución llevada a cabo por la simbiosis económica y social del obrero y el intelectual en su escrito El intelectual y el obrero (1905). Sin embargo, por qué no esgrimir, aquí, la acre aseveración de que Prada fue a fin de cuentas, un gentleman y, no obstante su significativo rol en la Guerra del Pacífico y su rol de precursor, la praxis política la detentaron otros. En 1896 (dos años antes del retorno de Prada a Lima), se gestaba la huelga de los trabajadores de la fábrica de Vitarte. En 1904, de los portuarios del Callao. La acción de las clases trabajadores giraba entorno de las demandas de un acceso a las subsistencias y de una justa jornada laboral. Cuando Prada publica Nuestros Indios (1904), en el que se enfatiza que su reivindicación es de carácter económico con la tenencia de la tierra, ya discurría una prensa ácrata de denuncia. El verbo de Prada nuclea el espíritu del Anarquismo, pero será el despliegue político (terrorista) de hombres como Manuel Caracciolo Lévano, Luis Felipe Grillo, Carlos del Barzo y el mítico Adalberto Fonkén los que detentan la praxis (en su sentido fuerte) anarquista.

Cuando muere Prada, sucede lo que con todos los grandes pensadores, sus ideas son de su autoría, pero el sentido de éstas queda para la autoría de los discípulos, y acaso del arrebato de los que deciden actuar sobre su propio criterio sin desoír al ideal social. El anarcosindicalismo se ha vertebrado en la última década del siglo XIX y en las dos primeras del siglo XX, pero la actitud anarquista con su correlato terrorista se ha mantenido inconmovible siendo un ejemplo de ello los magnicidios perpetrados el 30 de abril de 1933[4] y el 15 de mayo de 1935[5].

El método de lucha (política) de los anarquistas, acaso, no se ajuste a un programa, ni sea el resultado del disenso en una organización, por lo que el carácter de su imprevisibilidad (cosa que advertimos al inicio de este escrito, refiriendo la mudeza de este movimiento político) contrasta con la fuerza de su impacto, es decir, porque el método anarco no es institucional es que puede transformar la materia política de forma determinante. Si la masa aprista es marxista, es porque no ha dejado de ser anarquista[6]. La acción libertaria y la identificación categórica de su veraz enemigo político, la Oligarquía, la encauzará, o tarde o temprano, por el sendero de esa bandera.

[1] Estatuto de la I Internacional. Art. N° 7, 1864.

[2] Ref. Bakunin El Estado y la Anarquía.

[3] Ref. Carlos M. Rama Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporáneo. Ed. LAIA, Barcelona, p. 55-65.

[4] Asesinato de Sánchez Cerro, por Abelardo Mendoza Leiva

[5] Asesinato de Antonio Miro Quesada de la Guerra, por Carlos Steer Lafont

[6] La simultánea influencia de Marx y Bakunin en la región llevará  al marxólogo Maximilien Rubel a decir: “Bakunin fue el primero de los marxistas, y Marx el mejor de los bakunistas”. Ref. Carlos M. Rama Historia del movimiento obrero y social latinoamericano contemporáneo. Ed. LAIA, Barcelona.

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