Punto de Encuentro

Alan siempre lo Supo. Siempre (Reflexiones Ciudadanas)

Por Juan Carlos Mejía Seminario

Alan y yo nos hicimos amigos desde hace 33 años. Le escribí una carta y la leyó. Le escribí 4 más en los 5 años de Gobierno. Nunca me respondió ninguna. Pero  la primera carta que le escribí la respondió con un “balconazo” y se dirigió  a mí. Hoy no me queda ninguna duda porque él mismo me lo ha contado. Luego en el 2001 conseguí su correo y le escribí. Igual, él me ha confirmado que siempre me leyó. Y desde ahí él me ha dicho lo mucho que me estimaba. Luego conseguí  su correo y le seguí escribiendo. Nunca le pedí ni un favor. Nunca. Y él tampoco nunca me contestó. El desde esa época me llamaba su “Amigo Místico”. Ahora él me lo ha contado. Luego hace poco ya pudimos conocernos. Nos hemos comunicado de distintas formas en estos años. En estos últimos más de 3 años. He sido creo su amigo. “Su viejo amigo”. Debía contar esto. Acaba de partir. Y bueno es complicado para mí.  Debía contar esto una vez más. Hace más de un mes estuve con él por última vez frente a frente. Hablamos más  de una hora y media. Hablamos muchas cosas. Para mí escucharlo era estar con mi otro yo. Con mi Maestro de siempre. Con mi “Inquieto Amigo Conductor”.  Su partida ha sido un Golpe por partes. No suelo perder con facilidad la calma ante la muerte. Nunca. La tristeza aparece con el tiempo. Entonces a solas suelo extrañar al ausente. Y se llena de mil lágrimas mi alma. Siempre a solas. “La Dignidad de mis Actos” no me permite que mi dolor sea visto. Solo le pertenece a  Dios y al ausente.

Hoy abordaré un tema trascendente. Demostraré dos cosas. Que los discursos de Alan nunca fueron pura lírica sin contenido. El creía fervientemente en lo que exponía. No era un listado oratorio simplemente. También pienso demostrar que él supo desde el inicio que su final sería trágico. Siempre lo supo. Siempre. Tenía conciencia desde que se hizo aprista que no sería fácil. Era hijo de aprista prisionero. Era nieto de aprista perseguido. Era hijo de madre aprista. Desde pequeño supo de los mártires. De que su padre vivía en la clandestinidad y la cárcel. Así que cuando asume la conducción del Aprismo supo a los 32 años que su final sería trágico. Tenía plena conciencia que era una posibilidad. En pleno discurso de investidura en 1985 lo dijo en el Congreso: “…Y aquí estoy sabiendo que la apuesta realizada puede llevarme al Sueño Profundo de la Muerte”. Lo repitió en 1987. Y en cuánto balconazo había. “Sé que tal vez proponerle al país reformas como las del Ministerio de Defensa, el Pago Limitado de la Deuda y la Propuesta de Nacionalización de la Banca me lleve a poner en riesgo mi propia vida. ¿Para qué me sirve ésta sino es para servir a la Patria”. Así también lo dijo en el Senado en su defensa aquél 09 de Octubre de 1991. “Con mi cuerpo pueden hacer lo que quieran, los jueces, los esbirros, los policías. Mi espíritu, mi Libertad, mi conciencia ahí se quedará”…Lo dijo al volver del exilio en la Plaza San Martín: “Y a mí me parece súbitamente un sueño estar junto a ustedes. Y a mí me parece que quizás he muerto y estoy junto a ustedes...”

Alan tenía conciencia extraña, mágica, de su propio final. Y no es verdad que su decisión ha sido no meditada o producto de la depresión. El mismo me confió que la noche del 05 de Abril antes de ser detenido por la Dictadura de Fujimori aquella noche del 05 de Abril había decidido meterse un tiro antes de que caer en manos de los esbirros. Así que para él su honor presidencial debía ser custodiado. El hecho de haber sido formado por Haya de la Torre lo ponía muy en alto. El hecho de haber sido escogido para llevar las riendas del APRA era prácticamente un compromiso de VIDA. Hasta entregar la propia . En consecuencia no era un recurso de oratoria. Alan siempre creyó en lo que decía. Su oratoria obedecía a un contenido. Obedecía a una Filosofía de Honor. A una Filosofía antigua. Alan estaba muy comprometido con la propia Figura que él era. Para él su vida había sido comprada ya por la Historia. Y a ella la debía. Un acto que ofenda lo que él había asumido como parte de su vida no podía ser permitido. Alan no solo ha muerto inocente y limpio. Sino que el camino que eligió y pensó y sus razones que son más y que en otro artículo detallaré, lo muestra como un personaje grande de la Historia. Ni más ni menos.

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