Punto de Encuentro

La democracia formalista de hoy y el pueblo

La democracia formalista o procedimental (como lo dice Ferrajoli) ha sido superada como receta; la doctrina la critica casi uniformemente, su aplicación ha degenerado en ser utilizada por gobiernos oligárquicos o dictatoriales, justamente la advertencia que nos diera Platón sobre las deformaciones del sistema. Apelar a esta fórmula es desligarse de la evolución de la democracia, es mirarla bajo complejos virreynales o minar su progreso. Pero, más grave que lo indicado, es negar la naturaleza del régimen, el reconocimiento que el poder proviene del pueblo, emana del mismo y se dirige a la satisfacción de sus intereses.

Los parlamentos no pueden creer que son las Cortes de los Reyes europeos de la edad media, ya que mas bien se inventaron para desplazarlas; siendo incluso su sentido histórico, el que no representen a la oligarquía (como las Cortes), sino a los intereses del pueblo.

La democracia a nivel mundial está en crisis, y para su evolución se vienen perfilando alternativas de diversa ejecución; pero, cualquiera que sea el antibiótico, la solución tiene la misma lógica, el hacer propiciar la más amplia participación posible de los interesados, el pueblo (Bobbio). Actualmente la representación no puede limitar la lógica del sistema, no puede coartarla; caso contrario estaríamos hablando de la degeneración de la democracia, yacida en una oligarquía o tiranía.  

La institucionalidad importa mucho para el sistema democrático, ya que la misma se justifica como herramienta de la democracia para lograr su máximo objetivo, los intereses del pueblo. Pero, el pretender hacer creer que quien gobierna debe manipular la institucionalidad es un sin sentido, ya que es la institucionalidad la que demarca los márgenes de actuación de los funcionarios que temporalmente se encuentran bajo sus dominios.

Entendida así la institucionalidad, como la representación y la democracia, no es plausible desligar a la característica esencial que mueve todas estas figuras de la ciencia política, el pueblo. 

Máster en Derecho Constitucional por la Universidad Castilla La Mancha – Toledo, España.

Especialista en Tutela Constitucional por la Universidad de Pisa – Italia.

Profesor Universitario.

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