Punto de Encuentro

Convulsiones en Sud América. en el Perú impera la corrupción.

Por Roberto Rendón Vásquez.

Faltan horas para que concluya el año 2019. Ha sido uno políticamente convulsionado en Sud América y se esperan cambios socio político y económico significativos en países vecinos. En el Perú ha tenido características que la hacen propias. Los tres Poderes del Estado están cercanas a una hecatombe como un suceso trágico.

El Poder Legislativo absolutamente desprestigiado ha sido disuelto y muchos de sus miembros embalan a alguna carroza partidaria con la esperanza de volver a una curul. El Ejecutivo cae irreversiblemente en las encuestas por la pérdida de capacidad para gobernar. Y el Judicial no se queda atrás, ¿quién tiene confianza en su idoneidad para administrar justicia justa y cumpliendo los plazos que les fija la ley? Y no debe quedarse en el olvido la elocuente falta de capacidad del Ministerio Público para combatir la delincuencia.

Es espeluznante que todos los gobernantes de los 30 últimos años estén involucrados penalmente debido a su corrupción. También sus altos funcionarios desde ministros y funcionarios y hasta los gobiernos regionales y municipales. Diariamente se informa de sus “procesos penales”, pero ¡oh desgracia!, no se les enjuicia a pesar de su “detención” que solicitan fiscales sin llegar a formalizar la realización del procedimiento penal que pueda permitir emitir sentencia. 

Mientras los trabajadores de base exigen mejoras remunerativas y condiciones de trabajo y que no se les recorte sus derechos laborales, son conocidas las sumas de dinero que “se señalan” quienes gobiernan. Y si no les otorgan a todos como a los de las cúspides, hacen sus reclamos. Ahora en un sector determinado que constitucionalmente no debe recurrir a la huelga, la paralización la denomina “Sala Plena”, pero están en la calle pidiendo sus beneficios.

En un prolongado lapso los peruanos, por acción u omisión individual y colectiva, hemos estado de espaldas a la realidad de lo que acontecía en nuestro país y de lo efectuaban los “funcionarios públicos” de los tres Poderes del Estado. Ninguno de ellos merece ahora credibilidad. “Figuras” de esos tres Poderes están involucrados en actos de corrupción. Los medios de información durante todos los días lo informan.

El año que termina deja a los peruanos una severa y dolorosa lección. La moralización debe ser una verdadera, constante y permanente lucha de los de abajo – sin distingos ni discriminaciones – para combatir la corrupción, a los corruptos y a los corruptores y de ambos sus “silenciosos” protectores económicos y políticos.

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