Punto de Encuentro

¡El Gabinete Zevallos no debe seguir!

Por si alguna duda se abrigara, la prolongación del encierro poblacional, a todo junio, expresa el contundente fracaso gubernamental. Ha sido la evidencia que faltaba. La confesión de parte que inutiliza otras probanzas. El reconocimiento implícito que deambulamos por la ruta equivocada. ¡Ni las encuestas mentirosas tapan esta cruda realidad!.

La experiencia mundial dicta que ninguna cuarentena no libra, de por sí, de la pandemia. Aún cuando se dilate indefinidamente. Pero sí, está acreditado que la inmovilización obligatoria destruye al aparato productivo, fractura las cadenas comerciales y empobrece, matando de hambre a la población.  ¡Estos son hechos macizos, no discursos ditirámbicos!.

¿Por qué insistir, entonces, en una medida a todas luces infructuosa?. Ciertamente por necedad y torpeza. Pero la estupidez acumulada, aunque grande, no satisface la pregunta. Hay razones soterradas por desentrañar.

Parece que a los mandones de Palacio les ha gustado la cuarentena. Primero, disfrazan su incompetencia con una falsa preocupación por la salud de la gente. Segundo, les proporciona la coartada perfecta: “el brutal incremento de infectados no es culpa del Gobierno ni de sus fallidas políticas, sino de los que incumplen con el aislamiento social” –dicen orondos. Tercero, al enclaustrar a los ciudadanos se amedrenta a la mayoría y los disuade de cualquier protesta social. Cuarto, crea el ambiente propicio para la comisión de abusos personales, decisiones arbitrarias y tropelías administrativas. Quinto, obra como un manto encubridor para prácticas corruptas y negociados, siendo Salud y el Interior las puntas de iceberg.

Vistas así las cosas, la cuarentena ha devenido en una magnifica herramienta de control político y social. En esa medida, se articula de maravillas con el proceso autocrático en marcha. Eso explica la pertinacia de Vizcarra para mantener a la mediocre ralea de su entorno, a pesar de su manifiesta y reiterada ineficiencia. Todo indica la existencia de extraños vínculos, secretos y profundos, al interior de la cúpula oficialista. Y cabe la razonable sospecha que dichas relaciones estén atadas por el doble lazo maldito del cohecho y el autoritarismo.

Por la salud de la Patria, urge una pulcra terapia que acabe con este virus político que, al igual que el Covid-19, viene causando tanto daño y dolor a los peruanos. Le corresponde al Congreso de la República, merced a la legitimidad democrática que posee, ejercer la cirugía necesaria para poner fin al sufrimiento de la gente y salvar al país de la catástrofe que se avecina. Este jueves 28, los 130 congresistas tienen un encuentro con la historia y deberán censurar o negar la confianza, será igual, al Gabinete Zevallos, conforme al Art. 135º de la Constitución, librándonos de la pesadilla presente.

Quizá, entonces, el presidente de la República recapacite y atine a nombrar un Consejo de Ministros de verdad. Que por encima de la contienda y deponiendo las pasiones pasajeras, abandone la soberbia, el triunfalismo y la confrontación artificial, busque en serio la reconciliación de los peruanos para enfrentar los desafíos de la hora. Sobre esta base, no será una ilusión constituir un Gabinete de Ancha Base, con las personalidades más destacadas del medio y un Gobierno de Unidad Nacional, que recoja el sentir de todas las tendencias políticas, sin excepción.

Si así fuera, todo el Perú lo celebrará alborozado.

NOTICIAS MAS LEIDAS