Punto de Encuentro

La libertad de expresión ya no existe en México.

El tema más sonado en México este fin de semana, fue la cancelación de un programa en la plataforma de HBO de un programa de un comunicador y comediante, Chumel Torres.

El programa tenía 4 años al aire, siendo un programa de crítica, con humor, y comentarios ácidos, que varios tacharían de recalcitrantes. El programa fue cancelado “hasta nuevo aviso”, por razón de supuestos comentarios racistas y clasistas.

El problema comenzó cuando el presentador hizo alusión al hijo menor del Presidente y Primera Dama de México, al referirse a él como “chocoflan”, el postre que consiste en chocolate y flan juntos.

Posteriormente, el presentador fue invitado a un foro contra la discriminación junto con otras personalidades a platicar el tema de la discriminación, clasismo y racismo -curiosamente-, organizado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, CONAPRED (Organismo Estatal), pero la esposa del Presidente Andrés Manuel López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller no aprobó ésta invitación pues, el comentario hecho por el presentador, el famoso “chocoflan” la molestó mucho.

La Primera Dama lo consideró un ataque directo a su hijo. Consecuentemente, no era posible invitar a una persona que es racista o clasista en sus comentarios a un foro donde se hable del tema de discriminación, clasismo y racismo -de nuevo, curiosamente-.

Ahí no quedó la situación, pues la titular de la CONAPRED, Mónica Maccise Duayhe renunció el fin de semana, porque al parecer el haber invitado a una persona clasista y racista a un foro de discusión sobre el tema fue una barrabasada. Es incongruente que una institución cuyo fin es evitar la discriminación y el racismo, discrimine a una persona argumentando que es racista o clasista.

Sin importar lo que haya dicho o manifestado el presentador; el modo de acabar con los racistas no es siendo racistas con esas personas, ni puedes combatir la discriminación haciendo lo mismo con ellos. En este caso, lisa y llanamente dejaron de emitir un programa.

 He aquí el problema, que el mensaje que proyecta la Administración Federal es, aquí no se puede criticar al gobierno.

No es la primera vez que el Presidente o sus allegados tienen roces con cantantes, actores o comediantes, que han alzado la voz y emiten su opinión respecto a varios temas del país mexicano. Tal es el caso de Thalía, que lo crítico abiertamente, cuando el residente pedía que comiéramos en fondas o negocios locales y la empresaria sin titubear expresó en sus redes sociales que no hiciéramos caso al Presidente; otro caso es el de Eugenio Derbez que pidió ayuda para un Hospital que no tenía los insumos necesarios en esta pandemia y fue tachado por el gobierno de mentiroso.

En todos y cada uno de los casos, el Presidente ha menospreciado y desprestigiado a todos aquéllos que no concuerdan con sus ideas. Lo preocupante es que, las medidas represivas van en evidente aumento, ahora se llegó hasta a la cancelación inmediata de un programa de una plataforma de pago.

Lo anterior, puede parecer un problema menor, pero no lo es. La libertad de expresión es un principio fundamental que cualquier sociedad civilizada debe respetar; si bien hay límites a esta libertad, también existen medidas de resarcimiento; por poner un ejemplo, en la Ciudad de México existe la Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen.

Igualmente, se puede conceder un derecho a la réplica o hasta la cuantificación de un daño psicológico de ser el caso, sin embargo, el cancelar un programa de televisión expresa más de lo que parece.

Es indudable que, en México, la llamada 4T no tolera y no permitirá críticas a sus formas y mucho menos a sus resultados. Desde el inicio del sexenio el Presidente lleva a cabo una conferencia matutina para explicar sus planes, avances, estrategias, y contestar preguntas de los medios. Lo alarmante es, que cada vez menos personas hacen preguntas relevantes o inquisitivas, porque ya tampoco se les da la palabra a los medios que no concuerdan con el Gobierno o sus formas.

Estamos viviendo un momento crucial en la historia de México, porque sin libertad de expresión, es cuestión de tiempo para que los demás derechos sean condicionados de la misma manera.

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