Punto de Encuentro

Contradicciones electorales

Por Antero Flores-Araoz

Insistimos que estando enfrentando la grave pandemia que afecta al mundo y, a muy corto tiempo de iniciarse un proceso eleccionario general en nuestra patria, nos parece inoportuno hacer una reforma político electoral, en la que se ha emperrechinado el Presidente de la República.

La situación se agrava cuando en el Congreso, se pretenden aprobar proyectos que se contraponen, por lo que resultan descabellados, cosa diferente sería si se piensa y debate con tranquilidad y sin presiones, para llegar a dilucidar lo que pudiese ser por lo menos aceptable.

Me explico, por un lado, se pretende que en las listas que presenten los partidos para elegir a los representantes al Congreso, exista paridad de sexo (me resisto a tratar de igualdad de género), es decir, que haya el mismo número de candidatos varones como de damas. Además, alternancia, esto es una dama seguida por un varón, o un varón seguido por una dama. Adicionalmente se propone mantener el voto preferencial, postergando su supresión.

Bueno pues, en caso de mantenerse el voto preferencial, esto es, el elector de la lista de candidatos de su simpatía escoge a dos. Al hacer el escrutinio de los votos se re confecciona la lista, ya no por el orden en que se presentó, sino según los votos preferenciales obtenidos por cada candidato, de mayor a menor.

Como en el Perú, para establecer el número de curules que corresponderá a cada agrupación política, en la respectiva circunscripción electoral, seguimos el sistema de la “cifra repartidora”, los titulares de cada una de tales curules, son los que obtengan los primeros lugares de las listas según el número de votos preferenciales obtenidos.

La consecuencia de lo expresado es que ya no necesariamente habrá el mismo número de hombres y mujeres elegidos al Parlamento, ni menos aun alternancia entre varones y damas, de acuerdo con el orden de las listas presentadas por los partidos políticos. Lo que mandará, será lo que los electores determinen al marcar en las listas a dos candidatos de su preferencia.

La ley podrá disponer la igualdad de sexo y la alternancia en las listas, las agrupaciones políticas cumplirán con la ley, pero serán los electores los que digan su palabra final, de donde resulta que, de mantenerse el voto preferencial, será absolutamente irrelevante la igualdad de sexo y la alternancia a la que nos referimos.

En caso, que la ley determinase, compatibilizar la norma de igualdad de sexo y alternancia, con voto preferencial, para hacerla factible tendría que postergarse, sea a varones o a damas, a fin de cumplir con las exigencias, lo que es ilógico. Por todo ello, no pueden discutirse aisladamente los proyectos para la paridad y alternancia, con los de mantener o suprimir el voto preferencial.

Ahora bien, expreso posición, fui en su momento simpatizante de la paridad y alternancia, pero hoy las damas, ya no necesitan ese tipo de “muletas”, pues con el correr de los años, ellas con su propio esfuerzo han llegado a elevados sitiales, como presidentas del Congreso, del Consejo de Ministros, del Tribunal Constitucional, Defensora del Pueblo, Fiscal de la Nación, juezas supremas, gobernadoras regionales, alcaldesas, ceos de importantes empresas, entre otras colocaciones. Allí me quedo.

 

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