Estamos por terminar el mes de Julio, es decir, ya estamos más allá de medio año 2020. La pandemia que inicio en marzo de 2020 en Latinoamérica, no ha dado tregua, y los decesos siguen sin mostrar una mejoría significativa.
Los Gobiernos de los distintos países han tomado diversas medidas, desde toque de queda hasta sólo la recomendación de quedarnos en casa. Las medidas declaradas por las Autoridades para evitar contagios han abarcado el cierre de restaurantes, gimnasios, cafeterías, bares hasta centros escolares o escuelas.
Si bien todas las medidas tomadas por los diferentes países tienen como objetivo el disminuir las aglomeraciones y, que la gente no tenga contacto para que la propagación del virus disminuya, sin embargo, todas han pasado por alto uno de los derechos más importante, el Derecho de Acceso a la Justicia.
Las medidas de cerrar negocios y pretender que la gente se quede en casa, son todas correctas y plausibles, pero el cierre de Tribunales es un craso error. El dejar de proporcionar Acceso a la Justicia a la gente, puede ser lo peor que suceda a las personas dejando de lado la salud -evidentemente-.
Lo dicho, porque si no existe certeza jurídica, no existe nada.
Sé que puede sonar extremista, y varios dirán tengo salud, lo legal no interesa, pero para muestra, pondré 3 ejemplos:
1.- Te despiden y te dan mucho menos dinero del que te corresponde o te obligan por la situación a aceptar un trato que sabes que no es lo correspondiente por tu tiempo de trabajo y salario.
En este caso, no hay manera que demandes y exijas que se respeten tus derechos laborales porque los tribunales, están cerrados porque es tiempo de pandemia. Si bien, lo puedes hacer posteriormente, y exigir el pago de lo adeudado, esto será en 4 o 5 meses y aparte tendrás que cubrir los gastos de un abogado. En otras palabras, terminarás perdiendo igualmente.
Este primer ejemplo, en la realidad se ha dado por millones de empresarios y grandes empresas actualmente, pues cuentan, con la seguridad que tienen un plazo de varios meses hasta que retomen actividades los juzgados y así poder elaborar una estrategia o, en su defecto, saben que muy pocas personas los demandarán.
2.- Ganaste un juicio contra tu deudor en febrero o marzo, y estabas esperando que el juez hiciera entrega de la suma que te debían, ya sean 100, 10,000 o hasta 500,000 USD.
En este caso, ese dinero que ya tenías presupuestado (ya sea para pagar deudas, una operación o la hipoteca), con el que sabías que ya se saldaba la deuda que tenía tu deudor contigo, sigue en espera, porque no hay juzgados, porque no hay gente del poder judicial que labore y haga entrega de ese dinero.
Esto puede sonar pueril, empero, estas situaciones son las más comunes de las que se dan en un juzgado, en cualquier distrito, alcaldía, barrio, Estado, municipalidad de cualquier parte del mundo.
Debemos tomar en cuenta que, para llegar a una etapa final de cobro; la persona ya ha realizado una fuerte inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, contratando abogados, peritos, asistiendo a audiencias; siempre con el firme objetivo de recuperar el dinero que le debían.
Entonces, después de 4 o 5 años de juicios, recursos y audiencias, cuando por fin parecía que el trajín terminaba, el poder judicial cierra sus puertas por meses y no da noticia alguna de la posible fecha de resolución del conflicto.
3.- Demandaste a un inquilino por falta de pago y el juez sentenció que se saliera de tu inmueble y te hiciera entrega, para lo cual otorgaba 10 días hábiles; pero como se cruzó la pandemia, no hay forma de hacer efectiva la sentencia. El inquilino moroso sigue en tu departamento o piso haciendo un uso indebido y, además, gratis, porque no hay juez que le pueda ordenar que se salga para cumplir la sentencia.
Éste último ejemplo puede parecer que, aquel que renta un inmueble es porque tiene dinero o varios inmuebles, pero no. En la realidad, algunas personas compraron un inmueble con un crédito y lo rentan, para que a su vez con esa renta vivan en otro lugar o, también es muy común que varias personas sacaron el dinero de sus pensiones o fondos de ahorro para adquirir un inmueble y en lugar de vivir de su pensión o fondo de ahorro, vivir de su renta y dejar un patrimonio a sus hijos.
En ambos casos, necesitan ese dinero para vivir, no es un dinero extra, es dinero que requieren para poder comer día a día.
Estos son sólo 3 ejemplos, que le pueden pasar a cualquiera y que, millones de latinoamericanos hoy están viviendo, y que no ven para cuando se dé una fecha cierta para que se hagan cumplir sus derechos.
Lo anterior, porque según los Gobiernos, la justicia no es una actividad primordial o básica; sin darse cuenta que ninguna relación en el mundo se da sin que exista un contrato y que, si este no se cumple, una de las partes termina perdiendo.
El Derecho de Acceso a la Justicia es lo que nos da seguridad, la misma que te proporciona el contrato al comprar un coche, que ese es tu coche y lo puedes manejar sin temor a que te detenga la policía porque es robado; o el contrato de arrendamiento, que ese es el lugar que rentas y nadie te puede sacar; o el contrato de trabajo, que te da seguridad del sueldo, horario, prestaciones; hasta el contrato del matrimonio; literalmente, no existe ninguna relación en el mundo que no conlleve un acuerdo de voluntades, ósea, un contrato.
Y hoy, a días de agosto del 2020, los Gobiernos de los países siguen sin pensar en una forma eficaz y segura para que los tribunales retomen actividades y así proporcionar el Derecho de Acceso a la Justicia que es uno de los principales derechos que todo ser humano debe tener.