Punto de Encuentro

Algunos apuntes en los márgenes de la estética, la inteligencia y el marketing literario en el Perú contemporáneo

Por Percy Vilchez Salvatierra.

Miguel Gutiérrez fue prosendero durante cierta temporada, indudablemente, muy oscura. Mario Vargas Llosa fue comunista, ahora es un liberal y, en ambos extremos, fue un militante a ultranza.

He empezado esta reflexión con un esclarecimiento de las ideas políticas más controvertidas de los dos artistas en cuestión porque sirven como evidencia de algo muy importante y una condición harto escasa entre la “intelectualidad” peruana contemporánea. Quiero decir que estos autores tenían ideas y no les avergonzaba ni, mucho menos, les atemorizaba lanzarlas ni exhibirlas en la escena pública lo que constituye una acertada conjunción de inteligencia y carácter, lucidez y entereza, para jugarse el todo por el todo en la defensa de las causas que les llegaron a importar. Todo esto es muy valioso y enaltece a estos novelistas en tanto individuos de ideas y palabras pese a sus obvios equívocos y excesos.

Lo más meritorio en esta coyuntura es que ambos se  preocuparon en y por escribir y sí acaso querían mostrar su superioridad sobre algún enemigo o contendiente, escribían, argumentaban y debatían pues no hay otra forma más adecuada para demostrar tu jerarquía si tus armas son el ejercicio del pensamiento y el arte de la palabra.

En todo caso, MG y MVLL siempre actuaron como los intelectuales que eran y son. No en vano pueden ser considerados los dos novelistas peruanos más importantes del Siglo XX.

A lo que voy es lo siguiente. Ni MG ni MVLL necesitaron que la prensa local les otorgue ninguna clase de estatus. Si la prensa no se encargaba de ellos, la vergüenza era para la prensa y no para sus prestigios o sus egos.

En todo caso, creo o quiero creer que no se comportaban con sus enemigos como unos endebles bailarines de marinera fuera del ritmo o del compás  o unos macilentos payasos sin gracia ni testosterona sino como unos panzers asesinos o un par de misiles intercontinentales.

Por otro lado, tenían consciencia de su frágil posición en relación con el gran mundo de la Literatura verdadera (es decir, sudamericanos y peruanos para ser más específicos o crueles pero como eran, al mismo tiempo, sabedores de sus capacidades y potencialidades, se pararon bien firmes sobre sus pies y se enfrentaron con cualquiera que les saliese al frente, empezando por ellos mismos, apues de ninguna otra manera se puede ofrecer una muestra artística notable.

El paso del tiempo puso a cada uno en el sitio que les correspondía y aun si no hubiera sido así, quedan sus libros, así que cada uno los podría juzgar según su perspicacia y sabiduría.

MVLL, por ejemplo, escribía con solvencia sobre la polémica entre Sartre y Camus sin tener ninguna posibilidad de que aquellos grandes literatos franceses se interesaran en leerlo a él que, quizás, era nadie, en ese momento, aunque al cabo de medio siglo le tocaría el máximo reconocimiento que otorga la Academia sueca, etc. Me explico: Camus murió en el mismo año que el Nobel peruano hizo el primer texto de Entre Sartre y Camus y aunque Sartre sobrevivió veinte años a su compatriota no mostró jamás ningún interés en MVLL ni como novelista pese a que en los sesenta tuvo su mejor performance ni, mucho menos, como ensayista o pensador. Esto es muy interesante pues Sartre fue bastante curioso y hasta es fama que se interesó en Bukowski, a quien llamó “el mayor poeta estadounidense de su tiempo” o algo así, pero nada que ver con MVLL, que, como deben recordar, fue, durante mucho tiempo, un apasionado devoto del corpus intelectual del autor de El Ser y la Nada.

Sin embargo, el arequipeño escribió como si ya pudiese medirse con ellos. En realidad, si podía hacerlo pero no tenía la fama ni el renombre necesario aún. Por suerte para él, al menos, tenía condiciones y capacidades, es decir, talento. No andaba llorando porque le hicieron una mala crítica o porque no comentaban sus libros.

Considero que nuestros dos autores, trabajaron para imponerse como correspondía a sus respectivos valores dentro de su generación aunque, prácticamente, no tenían rivales en el ejercicio de la prosa; en poesía, hubo otro cantar.

Los autores de La Violencia del Tiempo y Conversación en la Catedral buscaron la realización de lo imposible, persiguieron la inalcanzable ballena blanca del absoluto narrativo, la novela total y, desde luego, quisieron obtener la gloria y no solo el éxito que, en el fondo, no satisface ni siquiera a los mediocres y sí acaso, solo, a los vacíos.

Los dos creadores genuinos que he mencionado intentaron ser grandes escritores y trataron de comportarse como tales. Lo más relevante en este  extremo es que a su manera, lo lograron. Sin duda, palidecen si los comparamos con los grandes genios de la Literatura de todos los tiempos pero sabemos que, en términos de boxeo, podrían “fajarse “con cualquiera o con el que sea, por lo menos durante un par de rounds sin importar que sus contendientes sean individuos tan inmensos como Thomas Mann, William Faulkner, Herman Melville, Honoré de Balzac o Miguel de Cervantes.

Eran unos tipos duros. Hasta matones parecen al lado de los escritores actuales. Inclusive, en el plano de las ideas políticas demostraron una fortaleza rara entre los escritores nacionales.

MVLL batiéndose en cada oportunidad que tenía sin importarle el odio que su honesta libertad de pensamiento provocaba a su paso, hasta la fecha cuando hay no pocos enajenados que son capaces de decir que el hombre odia al Perú y a los peruanos, así lo demuestra.

MG, para no desentonar con su rival formal, hizo algo, todavía, más espectacular, pues abiertamente confesó su simpatía por Sendero Luminoso y su admiración por Abimael Guzmán, acción, sin duda, reprochable y despreciable, pero que lo pinta de cuerpo entero como un individuo pleno aunque plenamente equivocado, reitero, pero enorme si lo comparamos con tantos otros artistas que pensando lo mismo que él nunca se atrevieron ni se atreverán a hacer una pública confesión o exhibición de su errático y malhadado credo.

Lo expuesto no quiere decir que no haya algunas estructuras y formas que privilegien a los burgueses blancos en desmedro de los cholos pobres, por decir o describir de una manera sintética y caricaturesca, una oposición más virtual que material pero que representa bien el estado actual de la “sociedad cultural” peruana. Sin embargo, no cabe tener ninguna reserva respecto de los medios de prensa tradicionales. Discutir, en este orden de cosas, por el contenido de una publicación cultural de cualquier diario nacional no tiene ningún sentido.

Ahora, habiendo la posibilidad de escribir en un medio alternativo es injustificable lloriquear por lo que se hace o deja de hacerse en un medio tradicional.

Finalmente, si insistes en dártela de violento, simplemente, destruye a tu enemigo. Ergo, si eres escritor, escribe. Si, de verdad, eres un artista, tus textos permanecerán en la Historia y los de tu rival no servirán, ni siquiera, para cubrir los cuerpos de los indigentes ni para tapizar las paredes del silencio y el olvido. De todos modos, al final, con mayor o menor justicia o injusticia, y pese a cualquier triunfo pasajero, todos seremos olvidados.

P. S

Vargas Llosa tuvo y tiene casi todo lo que un escritor puede tener en el curso de una vida. Gutiérrez no logró casi nada de lo que aquel obtuvo tal cual acabamos de referir pese a estar en el mismo nivel de escritura. Sin embargo, pese a sus diferencias, son los dos novelistas más cabales que hemos tenido y ambos no tienen rivales en este momento. Este  hecho es un tremendo perjuicio para el presente y el futuro inmediato de la  literatura peruana.

25 de Julio de 2020.

PERCY VILCHEZ SALVATIERRA

Escritor 

Abogado

Analista Político

Comunicador 

Director y Conductor de Libertad Bajo Palabra

https://m.facebook.com/LibertadBajoPalabraPeru/

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