Punto de Encuentro

De 1984 a 2020

La novela distópica como género literario tiene dos libros referentes, 1984 de George Orwell y Un Mundo Feliz de Aldous Huxley. Ambos describen sociedades controladas por una ideología totalitaria y, desde hace unos años, se pone en cuestión a cuál de ambas se asemeja el mundo.

En condiciones sin pandemia, considero que nuestro medio se asemeja a lo descrito por Huxley. No por ser felices necesariamente, o el mundo ser un lugar feliz. Sino por la bandeja de ansiolíticos que la sociedad tiene a disposición para obtener un sentimiento felicidad. Así sea etérea, líquida o momentánea. De hecho, Huxley tuvo gran prospectiva al señalar que las personas estarían concentradas en las sensaciones placenteras. Una característica de las nuevas generaciones.

Sin embargo, en un mundo de voluntades coactadas y limitado a la periferia doméstica, las vías para mantenernos felices y distraídos se ven reducidas. Lo que obliga a mantenernos alejados de los hechos mediante medidas similares a las del Gran Hermano. Tal como brindar falsa información, la manipulación parcial de medios, la geolocalización, y principalmente el uso del miedo para el control de masas.

La suma de un virus letal y una pésima gestión pública inevitablemente es el miedo. Una emoción primaria que nos acompaña desde siempre y es bien conocida por nosotros como especie. Pues, sentirlo indica que hay un peligro y nos obliga a salvaguardarnos. La teoría explica por qué en la praxis uno responde huyendo o peleando del contrincante. Depende de si se puede dar batalla. Pero, ante la pandemia nuestra mejor pelea es huir. El enemigo es in-visible para nosotros, y aún desconocemos su talón de aquiles determinante.

Lo riesgoso de una sociedad con miedo es lo manipulable y condescendiente que puede volverse. La seguridad e integridad sanitaria se prestan para usarse como excusa de protección. Y parte de la población podría acatar sin mayor protesta decisiones antidemocráticas en un futuro.

 

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