Punto de Encuentro

Hashtag: No Me Representa

Jimena Guevara

Las últimas semanas una de las frases más escuchadas ha sido “No me representa”. El eslogan, o hashtag en redes sociales, #MerinoNoMeRepresenta, se impulsó con la ascensión del tumbesino como Presidente de la República. A la cual se contrapuso el argumento o la pregunta de si Vizcarra sí representaba a quienes usaban tal nómina. Asimismo, en las últimas horas, tras las palabras de Sagasti, que sin vocación de diálogo habría que usar la fuerza, empiezan a surgir corrientes que impulsan también la frase “Sagasti no me representa”. Sin embargo, ¿Qué hay detrás de la representación?

La palabra representar es interesante pues etimológicamente incluye el prefijo re que alude a la reiteración, hacia atrás, de nuevo, como por ejemplo re-petir, que significa realizar nuevamente algo, y el prefijo pre que refiere adelantarse o antes, como pre-ocupación, que es cuando uno se ocupa anticipadamente. Finalmente la palabra se compone por presentar que implica al verbo esse, es decir ser, estar o existir.

Como resultado, representar significa hacer presente algo mediante una figura, imagen o palabra. Y aunque en definición no se mencione, considero que en la representación de una persona a otra -o de las personas en el presidente- hay un proceso de identificación. Pues los logos pueden representar marcas, los eslogans a campañas y algunos colores a partidos o ideologías. Pero, que una persona represente a otra es un fenómeno distinto.

Es diferente primero porque la persona que representa a otras eventualmente debe convertirse en casi un símbolo, no lo es de entrada, y por más que siga siendo un mortal como cualquier otro, debe poseer cualidades que le permitan dar vida a luchas o ideales. Segundo porque la persona para dejarse representar por alguien más, debe abstraerse un poco de sí. Es decir, debe asumir que un otro posee ciertas cualidades que tiene o que quisiera tener. Uno de los problemas en el Perú tal vez es que justamente la abismal brecha de condiciones de vida no permiten que un sector mayoritario de la población se perciba perteneciente o representada en otro sector mínimo que finalmente es encargado de gobernar. Obligando a que se identifiquen en aspectos intrascendentes como si es vivaz, chacotero, entusiasta, etc. O arrinconando ante la falta de identificación a creer en promesas que muchas veces caen en el populismo.

Por otra parte, un tercer factor que considero vuelve distinta esta representación persona a persona es que una marca o empresa, a diferencia de las personas, no tienen defectos particulares o estos no suelen atribuirse a personas específicas. De hecho, cuando una empresa comete faltas comúnmente se critica a la empresa misma, no a las personas que conforman el directorio, y eso puede apañar a quienes con nombre y apellido están detrás. En cambio al presidente, que es un funcionario público, se le puede fácilmente adjudicar la responsabilidad directa de errores, incluso si no son su culpa, lo que conflictúa la “representación” que es necesaria para la legitimidad y adquiere mayor importancia en estos tiempos que las personas designadas al mando del ejecutivo no son elegidas por elecciones generales presidenciales.

Considero que el valor adquirido de la palabra representar debe derivar en una toma de conciencia sobre la importancia del voto responsable. A la par de un involucramiento activo en la política. El voto es el método predilecto de representación y la renovación de la oferta política la opción para salir de la argolla desgastada que hay.

 

NOTICIAS MAS LEIDAS