Voy buscando mi ser y no lo encuentro
he caído hacia arriba en un azul celeste delirio
y las aves se encogieron tanto.
Me faltan las palabras,
leñador
has venido a cortar sombríos pedazos de mi corteza
para quemar tus prisas
para verme caer ceniza
pero te digo
que soy de esos robles que mueren de pie
aunque le falten todas sus ramas,
aunque ya no vengan pájaros cantores,
aunque el sol queme mi última entraña,
y se haya extinguido la fotosíntesis
para siempre.
Leñador,
te digo
que soy viejo árbol
pero, cómo hubiera querido ser acaso
un rebrote,
una ardiente yema,
una flor,
para arrancarme y poder seguirte, en mi última vida
cómo pudiera levantar las raíces
que tanto duelen
arrancar la incolora tierra
hasta escuchar el grito sepultado del tiempo.
Leñador
te veré circundar mi bosque con tus manos
lloveré todo el rocío de mis hojas
al verte cortar la madera fresca
de otros árboles
tendré que aguantar las noches sin luna
cuando les cortes el alma con tu carne
mientras, yo albergo oquedad
y soy la oquedad misma
dentro de la O del silencio
pero no sabes
que mi sedienta madera
puede levantar tu cabaña
cobijar tu lecho
encender todo tu rojosangrante fuego
hasta astillar tu piel
pero me duele
ensombrecer tus días
porque estoy sufriendo mi propia muerte
al intentar seguirte
mi leñador
ahora sólo soy adusta madera
y no quiero quedarme aquí
sin haber, acaso alguna vez,
cobijado tu dulce corazón.
Roxana Angelats Mori