Punto de Encuentro

¿Hay credibilidad en los gobernantes?

Por Roberto Rendón Vásquez.

Estando a la experiencia vivida en los últimos lustros, los peruanos hemos perdido la fe y confianza en los gobernantes. De todos los Presidentes sólo señalemos a los últimos: Francisco Morales Bermúdez, acusado de la desaparición de italianos en el Plan Cóndor en 1980, sistema represivo de Latinoamérica. Fernando Belaunde Terry responsable de la pérdida de la página 11 del “Acta de Talara”. El suicida Alan García Pérez investigado por lavado de activos y colusión agravada derivados del caso de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht. Alberto Fujimori condenado por usurpación de funciones y autor mediato de homicidio calificado con alevosía, lesiones graves y secuestro agravado en las matanzas de Barrios Altos, La Cantuta y los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer Ampudia. Alejandro Toledo Manrique por tráfico de influencias, colusión y lavado de activos acusado de recibir una coima de U$ s31 millones de dólares para favorecer a Odebrech. Ollanta Humala Tasso y su esposa Nadine Heredia acusados por presuntos delitos de corrupción en el marco de la trama vinculada a la constructora brasileña Odebrecht. Pedro Pablo Kuczynski, por el presunto delito de lavado de activos y de Corrupción de Funcionarios. Martín Vizcarra le atribuyen delitos de tráfico de influencias agravado y obstrucción a la justicia.  Ahora, Pedro Castillo, pese a estar protegido por la inmunidad presidencial (artículo 117 de la Constitución), se le atribuye la presunta comisión de los delitos de organización criminal, tráfico de influencias agravado y colusión agravada. En acciones ilícitas penales también son investigados y/o juzgados ministros de Estado, altos funcionarios públicos, gobernadores regionales, alcaldes y hasta magistrados. Todos involucrados en actos de corrupción. Los procesados pertenecen a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

En los altos niveles gubernamentales han sembrado deshonestidad, inmoralidad, indignidad, desaprensión, iniquidad, corrupción, indecencia, inmoralidad, injusticia, ¿Cómo el pueblo puede tener confianza en los altos niveles gobernantes? El pueblo está defraudado, ha perdido la fe y la confianza en ellos por su falta honestidad, ética e integridad. Ellos cosechan lo que han sembrado con sus actos.

A este tiempo, donde se piden elecciones generales inmediatas, el pueblo, en especial la nueva generación, debe luchar por gobernantes realmente honestos y los electos deben resolver los problemas nacionales. Debe mejorarse y consolidarse la economía nacional, detener la inflación, garantizar las inversiones de empresarios extranjeros y nacionales que generen centros productivos con trabajadores permanentes con racionales remuneraciones, servicios sanitarios eficientes, combatir la pobreza y la delincuencia. Necesitamos políticos y gobernantes realmente honestos y no demagogos electos que desean sacar provecho personal. 

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