Punto de Encuentro

El círculo de los escritores koalas

La literatura siempre estuvo llena de marginales, antihéroes o antisistemas. El marginal es un tipo que se sale del sistema o que trata de estar al margen. El mundo de las letras está poblado de estos personajes, pero también de los llamados “escritores koalas”. Desde aquel huracán intelectual que rompió contra el fariseísmo de su época (me estoy refiriendo a Nietzsche, pero también a Camus, Bukowski y el mismo Oswaldo Reynoso, quien optó por la automarginación al negarse a escribir novelas por encargo para un público europeo, muy inclinado a idealizar a los países tercermundistas) la literatura está llena de estos rebeldes, pero también de escritores koalas, quienes viven holgadamente, de espaldas a la realidad, colgados a un sueldo fijo, pero con cero producción crítica.   

A lo largo de la historia, hemos visto el surgimiento y caída de imperios, y si antes gobernó la derecha capitalista, actualmente, en nuestros días, esta hegemonía ha pasado a manos de la llamada “izquierda progre” o liberal, por lo menos en occidente.

No tengo ninguna duda de que vivimos bajo una dictadura verde, un totalitarismo ecológico mundial que quiere reducir la población para reducir las emisiones de carbono en el planeta, apostando por una suerte de Estado Profundo con un ecologismo radical. Curiosamente, los que levantan la bandera de este sistema opresor, son los oprimidos de antaño, las feministas, los LGTBI, los migrantes, los indígenas y otros grupos minoritarios.

Bajo este sistema ecologista que se disfraza de “osito panda en peligro de extinción”, se esconde una bestia colosal, un murciélago vampiro sediento de sangre, un chacal vestido de traje de seda que expone en las Naciones Unidas, que financia golpes de Estado y primaveras árabes, atentando contra la soberanía de los países.

Es difícil ver a un lobo estepario colgado de un árbol, mendigando pan, parasitando del Estado, de la ONU o de la imagen de un escritor ya reconocido. Por lo general, un lobo cazador se abre paso con su propio músculo, y no necesita convertirse en una suerte de burócrata asalariado o esbirro del gobierno mundial, bajo el rótulo de “hombre de mundo” o ciudadano del mundo”.

Era inconcebible para un viejo lobo como Dostoievski o Tolstói, renegar de sus orígenes eslavos o de su patria, frente a la arremetida francoimperialista de la época y su colonización cultural. De hecho, muchos de estos escritores patriotas, fueron acusados por sus pares de izquierda, de reaccionarios, fachos, pronazis, etnonacionalistas y ultra conservadores, y muchos de ellos terminaron en manicomios, en el exilio o en la cárcel, purgando condena, solo por no aliarse al poder del sistema global. 

En estos tiempos de poca lectura y abundante información visual, es necesario separar la paja del trigo, a los koalas de los lobos, por el bien de la literatura y, por qué no, por el bien del país y de la humanidad.

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