Punto de Encuentro

¿Qué aprender? V

Sobre la ciudadanía y la corrupción

Francisco Basili Domínguez

¿Qué hace falta para sentirse y actuar como ciudadano?

Muchas educadoras de inicial y directores de escuelas primarias dicen: Las bases son la autoestima, la empatía, la autorregulación, la responsabilidad y la capacidad de adaptarse y participar en una organización.

Quien no se siente con derechos y no busca su realización, acepta una ciudadanía disminuida.  Quien no se pone en lugar de los demás y no es solidario, no le interesa el bien común, casi no es ciudadano.

Quien quiere hacer lo que le da la gana, sin ocuparse de las consecuencias que tenga para los demás, atropella los derechos de otros, desconoce que es ciudadano, su escasa inteligencia cívica dificulta convivir pacíficamente. 

Quien no cumple sus deberes -sea escolar o Presidente- no es ciudadano, es parásito. Esto incluye el deber de participar en el manejo del colectivo y de vigilar cómo cumplen sus tareas quienes han recibido poder.

Quien no ha aprendido a trabajar con otros, a reconocer y asumir roles, a buscar, dar y compartir información, crea problemas a su empresa, su organización, su sociedad que son más que un agregado de individuos.

Quien no tiene experiencia de su propio poder, como poder para afirmar la vida, crear bienestar y tener logros, no cree en su impacto en la vida política ni se responsabiliza.  Tiene un poder vacío o negativo.

Hay normas, dice un docente tacneño:

Uno vive en un colectivo que reconoce normas que protegen a las personas individuales, normas sobre el gobierno del colectivo y normas sobre lo que todos tienen el deber de hacer para el bien común.

Otra docente dice: Hay normas para delegar, recibir y utilizar el poder.  Y normas para recogerlo de quien no merece tenerlo. El sentido general de esas normas es facilitar el bien común y proteger a los individuos. 

Ese es el sentido general de dar el poder. Dar autoridad para realizar y proteger el bien común.  No es dar licencia para delinquir. 

Soy director para servir, no para aprovecharme de la escuela, dice otro colega.

Todos tenemos derechos, todos tenemos deberes.

Realizar unos y cumplir los otros es vivir la ciudadanía.

Los deberes fundamentales para realizar la ciudadanía son:

  • protegernos unos a otros, defender la vida
  • proteger y mantener los bienes comunes, naturaleza y culturas
  • desarrollar nuestros talentos para ser personas mejores, que produzcan mejores bienes y servicios en beneficio de todos

Una sociedad donde una alta proporción de personas no ha desarrollado sus capacidades para la ciudadanía, es una sociedad donde la corrupción y la mediocridad campean.

Una sociedad donde aprovechar la oportunidad significa tomar ventaja sobre otros, incluso si esas ventajas son de dudosa legitimidad, fomenta una ciudadanía de engaños y atarantamientos. 

Niñas y niños deben aprovechar cada oportunidad de hacer el bien, porque si no aprenden a querer y hacer eso se deteriora la calidad de la convivencia.

Una sociedad que permite el saqueo y la arbitrariedad a quienes tienen el poder, se autodegrada, padecerá pobreza y perderá libertad. Hace falta en ella vigilancia y control social con decisión y valentía.

Los adolescentes y jóvenes deben aprender que el poder corrompe y siempre debe ser vigilado. Por eso se separan los poderes en el Estado.

Una sociedad cuyas autoridades se interesan menos por los buenos  resultados que por la ganancia egoísta y las apariencias de éxito, tiene políticos parásitos. Tendrá sobrecostos y servicios deficientes.

No hay riqueza ni progreso si la gestión pública es mediocre o torcida.

 ¿Será que hemos llegado a ser sociedad que ha normalizado el incumplimiento del deber, la mediocridad, el abuso, la impunidad, la astucia ratonil que medra con lo público y lo ajeno?

Una sociedad así… ¿Hallará formas exitosas y oportunas para deshacerse de sus corruptores y corruptos?  

No bastará que la mayoría sienta “ya no se puede aguantar todo esto”.

Ya hay varias sociedades que han demorado mucho en reaccionar organizada y exitosamente frente a sus manipuladores y permitieron la consolidación del poder corrupto y empobrecedor.

Si no se ven caminos de liberación, mucha gente se va, incluso en duras condiciones.  No aguantan no tener futuro en su país  y se refugian en otro. Se producen millones de refugiados.  Pero no hay cambio.

Loa países que producen esas migraciones son, sin lugar a duda, países con un poder corrupto y arbitrario, que empobrece a todos y les roba el futuro. Donde no se consigue aun el cambio.

Hay que aprender que toda demora en el rechazo organizado y exitoso al poder manipulador lo fortalece.  Si “ya no se puede aguantar todo esto” es hora de dejar las mezquindades y actuar unidos y valientemente.

Francisco Basili Domínguez.  Chorrillos, Noviembre 2022

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