Punto de Encuentro

La marcha hacia Lima

De la indignación a la protesta. Muchos hemos considerado que la desatención del estado en el sur es la consecuencia de la escalada de violencia que se vive en regiones como Puno, Cuzco y Arequipa. Creo que la respuesta, viendo retrospectivamente lo ocurrido las últimas semanas, exige un esfuerzo mayor de análisis. Hemos llegado a un momento en que la rapidez de los hechos supera el tiempo necesario que cualquier analista debería tener para realizar un diagnóstico objetivo (o que trate de serlo). Por otro lado, la historia nos enseña que no podemos cometer, nuevamente, la torpeza de considerar, como en los 80, que son los actos de violencia y las muertes producto de simples abigeos.

En el Perú contaminado con el virus maoísta, cualquier reclamo (justo o injusto) puede ser canalizado políticamente por el radicalismo político. En ese sentido, Sendero Luminoso está más presente que nunca en estas protestas: los senderistas son aquellos encapuchados que, micrófono en mano, azuzan a la turba y la dirigen, con fines vandálicos, a objetivos estratégicos.

El factor de movilización explícito es el supuesto “derrocamiento” de Castillo. La manipulación de información y la ignorancia pretender vender al golpista y delincuente Castillo, en el profesor campesino que fue víctima de racismo y fue sacado del poder por defender sus derechos. Para esta perversa narrativa, Castillo “es como nosotros”.

Repudiable la injerencia externa del masismo (Evo morales y el partido de gobierno boliviano, el MAS). No se entiende la pasividad de la Cancillería y la falta de pronunciamiento de las FFAA denunciando la estrategia de penetración de los militantes de Morales por la frontera con Bolivia.

Consideramos que una posible salida debe tener una inevitable dimensión social, atendiendo una agenda social que dé prioridad (ante la constatación de la actual situación) al tema de la informalidad. La economía del sur el predominantemente informal. La informalidad es el motor que mueve el comercio en el corredor sur andino. Y este no es un problema que se solucione con represión, decomisos, sanciones o denuncias. 500 mil familias, como mencionaba Enrique Valderrama en su columna de Expreso, dependen de esta actividad. Por otro lado, hay que diferenciar del minero artesanal y el pequeño productor de los que realizan esta actividad ilegalmente. No metamos a todos en la misma bolsa.

A corto plazo es necesario dar una respuesta sin miedo, contundente. De manera coordinada, la PNP y las FFAA deben intervenir en la frontera con Bolivia. Se debe llamar al embajador boliviano en consulta. Boluarte debe encarar a Arce, presidente de Bolivia. Perú no es una republiqueta y lo que viene haciendo Morales con el silencio cómplice de Arce, puede llevarnos a una escalada de violencia muy peligrosa. En ese sentido, consideramos que el Perú debe defenderse de la violencia generada por el radicalismo de Sendero Luminoso en lo interno y de Evo Morales y el MAS en lo externo.

El gobierno tiene que actuar políticamente. Primero controlar el orden interno. Segundo, partir (quebrar, dividir) al sector con mayor capacidad de movilización y de recursos que tienen las huelguitas: los mineros informales. Es momento de darles una solución para que evitar que se decanten hacia el extremismo radical de Sendero Luminoso. Boluarte y Otárola deben actuar inteligentemente, promoviendo un conjunto de políticas dirigidas al sur peruano. Solo los sectores ideologizados continuarán con su delirio maoísta, su lucha milenaria. El resto de la población que se adhiere a la protesta buscando una solución a sus problemas, desertará cuando vea que existe una alternativa distinta a la que plantean los enemigos de la patria.

No queremos dejar de mencionar lo planteado por el abogado y analista político boliviano Carlos Sánchez Berzaín. Existen coincidencias entre lo que ocurre actualmente en el Perú y los procesos que llevaron al poder a tiranos como Morales y Chávez. Viene la marcha a Lima. Tenemos que estar atentos.

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