Durante la campaña electoral regional pasada, ninguno de los candidatos que entraron a la segunda vuelta -Rosa Vásquez y Carlos Bautista- mencionaron o dedicaron tiempo a explicar de qué manera (de ganar alguno de ellos) aprovechar el inmenso impacto positivo que tendría el Terminal Portuario o simplemente el Puerto de Chancay, acaso una de las grandes obras de infraestructura nacional de talla mundial.
La construcción del Puerto de Chancay, no obstante de tener semejante impacto que transformará las relaciones geopoliticas del Perú en el subcontinente americano, parece estar lejos pero también cerca.
La discusión y el debate público sobre su impacto en la región Lima Provincias y sobre todo en las provincias del norte pasa absolutamente desapercibida. La política regional y sus políticos apenas entienden la magnitud de la mega obra, que como decimos definirá las estrategias geopolíticas del siglo XXI.
Vale decir primero que el Puerto de Chancay no es una obra pública. No hay concesiones públicas ni alianzas públicas - privadas. El Estado no interviene en su financiamiento ni en su construcción, ni lo hará de manera directa. Es una obra enteramente privada. En su máxima capacidad el Puerto de Chancay podrá recibir embarcaciones con 18 mil containers. Solo para hacer una comparación: ningún puerto en la costa del Pacífico sudamericano tiene semejante capacidad. Solo México y California podrían competir en capacidad de recepción, sin embargo no compiten se ubican en el norte americano.
El Perú entonces será un "hub" marítimo, un eje-pivote del comercio entre Sudamérica y el Asia, sobre todo con la China -ese inmenso pueblo continente que espera ansioso las materias primas para su industria- y que necesita cerrar las brechas entre el este pujante y el oeste pobre.
Se estima que la inversión para la construcción del Puerto de Chancay es de más de US$3,600 millones en todas sus etapas. Si consideramos que cada punto porcentual del producto bruto interno nacional es de US$2,000,este proyecto equivale a cerca de 2% del PBI. Si seguimos comparando, la construcción de este terminal es casi 2 veces la operación minera Las Bambas que otorga el 1% del PBI.
A diferencia de los puertos sureños en Arequipa o Moquegua que son de características mineras, Chancay es multipropósito. Es decir, trasladará mercancías de la agro industria costeña y del interior, además de otros países atlánticos.
La parte geopolítica de todo este asunto es que el Puerto de Chancay parece ser más una necesidad de China que del Perú. Lo explico.
Como se sabe China es ya una potencia que rivaliza con los Estados Unidos en búsqueda de un nuevo orden mundial alternativo. En ese sentido, China ya empezó a diseñar el mundo del futuro de acuerdo a sus propios intereses. La ascensión de China como nueva potencia en el siglo XXI requiere de una estrategia comercial; para ello ha creado nuevas rutas de la seda a semejanza de las viejas rutas de la seda que China abrió entre el siglo I. A.C hasta el siglo XVI, más o menos.
Esta nueva ruta se trata entonces de una serie de “troncales” marítimas y terrestres que incluye Sudamérica y sobre todo el Perú, por su ubicación geográfica. Somos por tanto parte de un juego mayor donde se reparten las áreas de influencia.
La parte débil de la gran noticia es que así como habrá un impacto positivo para la economía nacional, habrán impactos negativos. ¿Cuáles serán estos entonces? Además, surge otra pregunta: ¿cómo se cambiará en las próximas décadas el paisaje social y económico en las provincias norteñas?
La otra parte débil, si cabe la palabra es saber ¿cuáles serán las políticas públicas a nivel regional para aprovechar la oportunidad y mitigar los riesgos sociales que conlleva la construcción de un puerto. ¿Chancay será el Callao del siglo XXI, con sus luces, sombras, inseguridad y delincuencia?
Un tercer punto sensible es el impacto ambiental. Por ejemplo, pobladores han denunciado afectación a la fauna y flora de los humedales y ONGs especializadas han enviado más de 50 observaciones al Estudio de Impacto Ambiental del Puerto y apenas se han respondido la mitad alrededor. Amén de algunos infortunados accidentes mortales de trabajadores que la obra deja.
Otro tema aparte y un tanto espinoso es la relación con China y sobre todo con el Partido Comunista. Si una empresa norteamericana hubiese construido un puerto privado en el Perú, la izquierda local y sus operadores habrían iniciado paros y protestas contra el "imperialismo yanqui". ¿Y contra el el "social imperialismo chino"? Solo un detalle: en Chancay ya flamea la bandera china y nadie dijo absolutamente nada. ¿Atentado a la soberanía nacional?
Por tanto la política regional y nacional deben conjugarse para empezar a “discutir” algunas interrogantes sobre una obra monumental que nos dará competitividad, presencia e importancia en el Pacífico sur, ese inmenso “mar del sur” como se llamó cuando Vasco Nuñez de Balboa y el propio Francisco Pizarro la miraron por primera vez.