El domingo 07 de mayo se llevó a cabo la Elección del Consejo Constitucional en Chile. En este proceso los chilenos eligieron a las 51 personas encargadas de redactar la propuesta de nueva Constitución que deberá ser aprobada el próximo 17 de diciembre. Cabe precisar que en esta oportunidad, a diferencia de lo ocurrido en 2021 en la Elección de la Convención Constituyente, el voto fue obligatorio y la participación alcanzó el 84%.
Los resultados
Según el reporte al 99% del Servicio Electoral de Chile (SERVEL), el bloque de la derecha obtuvo el 56,5% (sumando el 35,5% de la extrema derecha del “Partido Republicano”, y un 21% de la derecha tradicional de “Chile Seguro”). Por su parte, las listas de izquierda y de centro alcanzaron el 37,5% (sumando el 28,5% de la coalición oficialista de la “Unidad para Chile”, y un 9% de la ex concertación de “Todo por Chile”). A ellos se suma el Partido de la Gente -de corte populista- que logró el 5,5%.
La conformación del Consejo Constitucional
Así, tenemos una conformación para el Consejo Constitucional en la que el “Partido Republicano” logró elegir a 22 representantes. Luego, con 17 consejeros, quedó la “Unidad para Chile”, lejos de los 21 necesarios para tener el control en el proceso de redacción de la nueva Constitución. Asimismo, “Chile Seguro” contará con 11 escaños. En tanto “Todo por Chile” y el “Partido de la Gente”, no obtuvieron escaños. A todos ellos se sumó Alihuén Antileo, representante mapuche, con lo cual el Consejo ya no estará compuesto por 50 personas en paridad (25 hombres y 25 mujeres) sino por 51.
El elector premia y castiga al poder de turno
Ahora bien, frente a este escenario cabría preguntarnos lo siguiente. ¿Por qué arrasó la extrema derecha? Sobre este punto, además de la torpe decisión de las izquierdas de ir divididas y no en un solo bloque, especialistas como Antonia Laborde señalan que “el resultado de esta elección no es sorprendente, ya que es el fruto de una tormenta perfecta”. En palabras del politólogo Alfredo Joignant: “En esta elección convergieron una crisis de la seguridad pública, una crisis económica con efectos inflacionarios, una crisis migratoria en el norte de Chile y un escenario de violencia en el sur del país con actores radicalizados del pueblo originario mapuche. No puede entonces sorprender la irrupción de una derecha radical, todavía en el umbral del extremismo, la que pudo capitalizar el descontento ante un Gobierno titubeante para enfrentar estas cuatro crisis simultáneas”.
La palabra del vencedor
Una vez conocidos los resultados oficiales por parte del SERVEL, que marcaban una tendencia irreversible, Antonio Kast, líder del Partido Republicano y ex candidato presidencial, celebró la victoria de su agrupación y se dirigió al país diciendo: "Hoy día no hay nada que celebrar, porque Chile no está bien, los chilenos no están bien. Para unos pocos esta elección parece muy importante, pero para la inmensa mayoría de los chilenos no. No es tiempo de dividir al país. Es tiempo de trabajar en unidad por el bien de Chile". Asimismo, indicó que muchos se preguntan qué harán los consejeros republicanos en Chile, “a ellos les digo que van a hacer lo mismo de siempre: amar profundamente a la patria y ser humildes. Chile ha derrotado a un gobierno fracasado”, afirmó Kast en una declaración que llegó como un misil a la Moneda.
La palabra del presidente Boric
Por su parte, el mandatario chileno, además de reconocer los resultados y la derrota de las fuerzas que apoyan su gobierno, comenzó su discurso resaltando que el proceso para elaborar una nueva Constitución sigue avanzando. Así, dijo con claridad: “Es importante que Chile una vez más utilice el diálogo para resolver sus diferencias, porque hemos entendido todos que la democracia se defiende y fortalece siempre con más democracia". Además, dirigiéndose a los republicanos, les dijo: “no cometan los errores que cometimos nosotros. El proceso anterior fracasó, entre otras cosas, porque no supimos escucharnos entre quienes pensábamos distinto”. Por último, el presidente indicó que el éxito del presente proceso depende de la voluntad de diálogo de todas las fuerzas democráticas chilenas, y por ello llamó a la unidad a las fuerzas progresistas.
La derecha (tradicional)
Como ya lo señalamos, la derecha tradicional de “Chile Seguro”, conformada por Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente y Evolución Política, fue superada por la extrema derecha del “Partido Republicano”. Ahora bien, teniendo en cuenta que el bloque de la derecha contará con 33 escaños -más de los 3/5 necesarios para aprobar el proyecto de nueva Constitución- algunas voces como la de Juan Antonio Coloma, diputado por la Unidad Demócrata Independiente, han señalado que no pretenden caer en el radicalismo de la pasada Convención Constitucional, mayoritariamente de izquierda. Por ello, “esperamos dialogar con el Partido Republicano, y con todas las fuerzas que de buena fe quieran redactar una nueva y mejor Constitución”, afirmó el parlamentario.
Las izquierdas
La otra cara de la moneda, está representada por la centroizquierda tradicional de “Todo por Chile”, que agrupó a la Democracia Cristiana, al Partido por la Democracia y al Partido Radical, que tuvo que reconocer, luego de no lograr elegir a ninguno de sus candidatos, el fracaso de su estrategia de ir en una lista separada con el resto de la izquierda que marchó en el pacto “Unidad para Chile”.
Por su parte, la izquierda oficialista, conformada por el Frente Amplio, el Partido Comunista y el Partido Socialista, ha hecho un primer balance sobre su desempeño en este proceso electoral, donde se convirtió en la segunda fuerza política más votada. En esa línea, la presidenta socialista, Paulina Vodanovic señaló: “como fuerzas democráticas reconocemos los resultados. El objetivo central de la lista será reafirmar que Chile necesita una Nueva Constitución”.
Lo que se viene
¿Qué harán los consejeros republicanos? Es la interrogante que muchos tienen ya que fue el Partido Republicano el que se opuso siempre al proceso constituyente. Es decir, resulta paradójico que la agrupación que boicoteaba la propuesta de cambio de Constitución en Chile, hoy tenga la posibilidad de liderar el proceso constituyente definiendo el contenido y alcances de la misma.
Sobre este punto, el consejero Luis Silva, el más voto de los republicanos, ha indicado que la propuesta constitucional que votará la ciudadanía el próximo 17 de diciembre será “bastante similar” a la Constitución vigente, herencia de la dictadura pinochetista y que ha sido reformada 60 veces en democracia. Es decir, para Silva, el próximo 17 de diciembre los chilenos tendrán la posibilidad de legitimar democráticamente el legado político de su último dictador.
No obstante ello, más allá del número de escaños obtenidos por el Partido Republicano lo cierto es que existe un amplio consenso sobre la necesidad de contar con una nueva y mejor Constitución que represente a todas las voces de este nuevo Chile. Además, como bien lo ha indicado Aldo Mascareño, académico del Centro de Estudios Públicos de Chile: “Kast está obligado a jugársela por un proceso constitucional exitoso, ya que un nuevo proyecto constitucional rechazado en el plebiscito de diciembre de este año, lo golpearía directamente. Por tanto, su partido tiene incentivos a que este proceso llegue a buen puerto, pues ya no será un mero espectador, y eso lo sabe también la izquierda”.
Apunte final
El próximo 07 de junio se instalará el Consejo Constitucional. Si lo que se busca es no cometer los errores del proceso pasado las 50 personas que lo conforman deberían tener presente lo siguiente: a) No se puede aprobar un nuevo texto constitucional desconociendo el peso histórico que la centroderecha y la centroizquierda tienen en la sociedad chilena, como lo señaló Max Colodro; y b) Chile tiene un centro electoral que no se identifica con un solo partido, que tiene ciudadanos que buscan cambios, pero no a la rápida, ni a tontas ni a locas. Que exige claridad, liderazgos responsables, con tonos amigables y no combativos. Un centro que pide que no lo ignoren, como lo apuntó Paula Walker.
Dicho ello, personalmente, siguiendo lo expuesto por Roberto Gargarella cuando se inició el primer proceso constituyente en 2020, confío en que el próximo 17 de diciembre Chile pueda optar por una nueva Constitución que consagre una declaración de derechos liberal, social y democrática, y lo haga ajustando de modo acorde toda su organización del poder para convertirla en una organización, también, al servicio de ideales liberales, sociales y democráticos, un paso que el poder (político y económico) concentrado en América Latina ha buscado impedir siempre.