Cuatro lecciones de la socialdemocracia alemana
Dr. José Mario Azalde León
Reformista, radicalizado (aquel partido revolucionario de Rosa Luxemburgo anterior a su afiliación al comunismo), opositores al nazismo (sus representantes en el Reichstag fueron los únicos en votar en contra de la famosa Ley Habilitante que entregaba todo el poder a Hitler), motor de la integración europea, aperturista: la socialdemocracia alemana (SPD) es quizá, uno de los partidos políticos más antiguos del mundo. Lo interesante es que la vejez no lo anquiloso, tampoco lo puso achacoso o senil. Desde su fundación hasta el día de hoy, mantiene una vigorosa actualidad programática y esencial presencia en el espacio político europeo.
En una época en que las formas tradicionales de la acción política son atacadas y los políticos no encuentran la forma de reinventarse (o jubilarse, respondiendo a la demanda de la población de un necesario recambio generacional), creo importante mirar brevemente la experiencia de la socialdemocracia alemana. Sobre todo, ante la notable confusión ideológica o programática que experimentan muchos partidos pertenecientes a esa tradición en América Latina.
Deseo mencionar, haciendo una lectura desde Latinoamérica (distante del acontecer diario de la política europea) cinco lecciones que nos deja la socialdemocracia alemana y que pueden representar un desafío importante para los políticos en este grave periodo de violencia antipolítica:
Siendo optimista con el desarrollo y futuro del SDP, esbozo la hipótesis que el límite de la reinvención de la socialdemocracia es la estatalidad y el estallido de corrientes políticas nacionalistas. El problema de la política contemporánea es la crisis del estado, en tanto que el mismo es muy grande para ser generador de bienestar hacia abajo (nivel subnacional, aunque es necesario precisar que la estructura federal alemana es una de las que mejor funciona a nivel global) y muy pequeño hacia arriba (con actores globales competitivos, el SDP, Alemania como país singular e incluso la Unión Europea como bloque están dejando de tener un peso en la política internacional frente a otros actores. La (¿nueva?) irrupción de los nacionalismos en Europa por parte de ciertos sectores que cuestionan el globalismo y prefieren la cerrazón de la tribu, puede traer, sin dudas, efectos dramáticos para Europa. También veo con mucho escepticismo de qué forma tanto el SDP como los otros partidos teutones podrán superar los problemas migratorios (el peso político de Alemania dentro de la Unión Europea es gravitante) y la redefinición del rol de Alemania con respecto a la política en medio oriente.
Finalmente, creo firmemente que lo último que queda de lo mejor de la política occidental tal como la conocemos todos aquellos que hemos nacido el siglo pasado, se encuentra encarnado en la socialdemocracia alemana[4]. Su grado de desarrollo, sofisticación, así como su relativo éxito (tiempo en el poder, tiempo de participar en alianzas en el poder, todo ello dividido entre el mejoramiento de la calidad de vida de un país con dos guerras mundiales encima, dividido casi toda la segunda parte del siglo XX, etc.) Por ello, no es inexacto afirmar que la nueva política[5] tendrá que ajustar cuentas frente a esta forma civilizada de hacer política.
[1] Con el actual presidente francés Macron, Scholz acordaron siete objetivos estratégicos para dotar de una mayor proyección a la Unión Europea en un escenario global con gran dinamismo de los grandes actores. Luego del Brexit, Alemania y Francia pretenden liderar un relanzamiento de la eurozona.
[2] Desde la ficción (o la autoficción), recomiendo el interesante libro de Roberto Ampuero llamado Detrás del Muro, novela ambientada en los duros años de la República Democrática Alemana. También se pueden encontrar muchas películas que retratan las dinámicas sociales (familiares, culturales) que se presentan tras la edificación del muro.
[3] Partido Socialista Obrero Español, actualmente en el poder en España.
[4] Haciendo una precisión: la política en Estados Unidos y quizás en Inglaterra es distinta a la política de Europa continental. En otro artículo elaboraré razones al respecto.
[5] La política de la derecha alternativa que en muchos casos enarbola las banderas de la antipolítica, la misma que en ultima instancia es el fascismo puro y duro.