Punto de Encuentro

La rueda de las generaciones

Por Roberto Rendón Vásquez

Nuestras vidas vienen de ancestros; muchos no tenemos recuerdos o referencias de porque estamos aquí, aunque por conversaciones con nuestros inolvidables progenitores sabemos algo de nuestros abuelos a quien hemos conocido desde nuestra niñez, pero más halla no siempre sabemos de los bisabuelos y tatarabuelos, etc. Muchas veces probablemente hemos soñado de ¿dónde venimos?

Cuando era niño, mis padres y unas veces mi abuela paterna o la materna compartían nuestra vivienda y como todo nieto no solamente tenía de ellas el amor y sus cuidados, sino que me contaban historias de la familia. Por ese medio comencé a tener referencias de sus padres y abuelos, pero como no llegue a conocer a ninguno de mis abuelos paterno y materno porque ya habían fallecido, por ende, tampoco conocí de sus antecesores. Ya mayor indague sobre mis abuelos y bisabuelos y los de antes de ellos.

Mis padres llegaron al mundo a principios del siglo XX (1902) en Viraco, pueblo al pie del nevado Coropuna. Por ende, mi abuelo José (papá del mío) nació a la mitad del siglo XIX y conoció a mi abuela Raquel con quien tuvo 5 hijos, pero él ya había procreado otros 2 en Craveli. Mi abuelo César también nació en el siglo XIX en Viraco y era compueblano de mi abuela Elena con quien, ambos trajeron al mundo 5 hijos. Sus familias se dedicaban fundamentalmente a la agricultura porque Viraco en un hermoso y productivo valle donde además se cría ganado vacuno. Eran familias que con otras del mismo lugar hicieron de su pueblo uno importante en la zona. Sus hijos, que son mis progenitores y sus hermanos  mis tíos  hicieron la primaria en ese pueblo, y cada uno siguió su camino de vida.

Mi padre, Roberto Alejandrino, desde niño era excelente trabajador y compartía tareas con sus padres en las chacras. Estando adolescente fue llevado por un hermano de doña Raquel a trabajar en Puerto Maldonado, localidad entonces muy atrasada y donde mayormente la gente era agricultora o dedicado a la minera (ahora conocido como ilegal); allí se ganó la vida y ya saliendo de la adolescencia decidió irse a trabajar a Arequipa, donde consiguió trabajo en una barraca importante y se sostenía sólo. Entrando a la juventud, como ocurría en ese tiempo, fue enrolado al Ejercito y cumpliendo su servicio militar fue a Lima e ingreso a la Escuela de Policía (en la Av. De Los incas) y egreso el 1928.

Mi madre, Serafina, aun terminando su adolescencia decidió dejar Viracho y en 1925 se vino a Lima donde  como excelente y creadora costurera  trabajaba en la Casa Oechsle, importante en esa época.

En Lima, como don Roberto y doña Serafina eran paisanos, por ello probablemente se conocieron, se enamoraron, ennoviaron y terminaron casados. A mi padre lo destacaron en la Guardia Civil a trabajar a Puno donde en 1931 nació su primogénito, Jorge. Luego se trasladó a Arequipa donde nació Edmundo (1933) y luego estuvo en el Cuzco donde nací (1935) pero a los meses la familia, por trabajo del papá, fue a Arequipa. En esta ciudad ambos trabajaban incansable y sacrificada; fundamentalmente se dedicaban a la educación de sus tres hijos. No querían que simplemente fueran artesanos; deseaban otro mundo para los tres que terminaron sus estudios primarios al pie del Misti.

Jorge, estando en secundaria en Arequipa gano una beca para estudiar en el Colegio Militar Leoncio Prado en Lima; Edmundo estudio toda la Secundaria en el Colegio Nacional de la Independía Americana y el chico Roberto termino primaria e hizo un año de secundaria en la Independencia América pero fue expulsado por haber participado como delegado del Primer Año en la Huelga del Colegio reclamado por la discriminación del Director del Colegio, huelga que concluyó en la Revolución de junio de 1950 en Arequipa. Esto determino que don Roberto y doña Serafina decidieran que la familia se traslade a Lima para que sus hijos continúen estudiando. Jorge  ya universitario en Arequipa  continuo sus estudios de Derecho en San Marcos y Edmundo ingreso a la Universidad de Ingeniería; Roberto hijo concluyo secundaria en a Gran Unidad Escolar Tomas Marsano y en 1955 ingreso a San Marcos. Los tres hermanos tenían que trabajar y estudiar.

Los tres hermanos han tenido desde estudiantes en Arequipa y Lima, destacadas actividades en cultura, gestión social y docencia universitaria. Han recorrido el mundo incansablemente actuando como docentes universitarios. Jamás olvidaron que sus ancestros eran agricultores en Viraco, al pie del volcán Corpuna.

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