Punto de Encuentro

América Latina: El nuevo epicentro de la batalla geopolítica

En noviembre de 2024, el potencial retorno de Trump a la presidencia podría representar un giro significativo para la política de Estados Unidos, con implicaciones profundas para América Latina y el contexto mundial.

Además del escenario político, la inauguración del megapuerto de Chancay representa un hito significativo para Perú y América Latina. Sin embargo, siguiendo el historial de inversiones asiáticas, es probable que China obtenga los beneficios estratégicos más importantes de este proyecto.

En los próximos años, es previsible que aumenten las disputas entre China y Estados Unidos por lograr mayor influencia estratégica en América Latina. China ha venido instalando inversiones en países clave como México, Perú y potencialmente Nicaragua. Por su parte, el nuevo gobierno estadounidense busca competir estratégicamente, planteando inversiones en la región, comenzando por Chile, siguiendo un enfoque pragmático similar al de China.

Además de la relación entre Argentina y su actual gobierno, sumado a las potenciales inversiones en puertos chilenos que mencionamos previamente, se configuraría un mensaje geopolítico claro para China sobre la reconfiguración de influencias en la región.

Sin embargo, considero que los latinoamericanos seríamos los más beneficiados si sabemos interpretar estas oportunidades. El epicentro de inversiones y la lucha comercial en nuestras tierras podría generar un incremento del empleo, diversificación industrial, introducción de nuevos productos y una mejora integral del ecosistema económico regional.

Estos nuevos escenarios que involucran a nuestros países probablemente se materialicen en los próximos años. Las potencias económicas China y Estados Unidos prometen prosperidad y desarrollo para nuestros pueblos; sin embargo, debemos ser cautelosos y establecer límites claros sobre hasta qué punto cedemos nuestros activos estratégicos.

Es necesario reconocer que América Latina se ha convertido en el nuevo epicentro de la batalla geopolítica. Este escenario admite múltiples interpretaciones, tanto positivas como negativas, y puede analizarse desde diversas dimensiones, generando grandes expectativas ciudadanas.

Sin embargo, surge una interrogante crucial: ¿Qué sucedería si la prosperidad prometida no llega a materializarse? El caso de Perú en las primeras dos décadas del siglo XXI ilustra este riesgo. Se habló de un crecimiento que nunca existió, limitándose el desarrollo a una expansión burocrática sin mejoras reales en los servicios públicos ni en las condiciones de vida de los ciudadanos.

En esta nueva versión, ya a nivel del Sur y el norte de la región, en la cual las dos potencias buscan tener posiciones estratégicas y con esto lograr la explotación de los recursos de esta zona del mundo, podría ser solo un beneficio parcial, ya que su objetivo es lograr para ellos al explotar que nuestros recursos puedan ser llevados a su población, podríamos decir que  ese podría ser un primer escenario, un segundo escenario es que si se busque un progreso y un desarrollo de los paises de este lado del globo, sin embargo, hasta el día de hoy la institucionalidad de nuestros paises, esta rajada, casi a punto de caer por diversos problemas, lo que si se va a dar es la otra batalla y quizás será la más feroz, y nos referimos a  la de la economía paralela, la de las organizaciones criminales que también buscaran imponer su ley y sus condiciones.

En esta nueva configuración geopolítica, tanto en el sur como en el norte de la región, las dos potencias buscan posiciones estratégicas para explotar recursos. Este escenario podría ofrecer beneficios parciales, ya que su objetivo principal es llevar estos recursos a su población.

Podemos identificar dos posibles escenarios: primero, una explotación unilateral de recursos; segundo, una búsqueda de progreso y desarrollo para los países de esta parte del globo. Sin embargo, la realidad actual muestra instituciones nacionales resquebrajadas por múltiples problemas.

Lo más preocupante será la batalla paralela: el avance de economías criminales que buscarán imponer sus propias reglas y condiciones.

Esperemos que nuestra región se convierta en un nuevo epicentro mundial del desarrollo. Para lograr beneficios para todos, será indispensable mejorar las condiciones del Estado. El actual deterioro institucional y el desgaste de la percepción ciudadana representan obstáculos significativos, una problemática que no solo atañe a Perú, sino a toda la región latinoamericana.

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