Punto de Encuentro

Crisis Universitaria: Urge un Cambio en el Ministerio de Educación

El sistema de educación superior peruano enfrenta una grave crisis marcada por un crecimiento desordenado y decisiones políticas enfocadas en intereses a corto plazo. La creación de universidades públicas, muchas veces sin estudios técnicos que respalden su viabilidad, está diluyendo recursos y perpetuando condiciones precarias, en lugar de resolver problemas estructurales como el acceso, la calidad educativa y la sostenibilidad de las instituciones existentes.

En los últimos años, el Congreso ha impulsado 257 proyectos de ley para la creación de nuevas universidades, de los cuales 58 ya han sido aprobados. Sin embargo, menos del 25% de estas instituciones cuentan con financiamiento inicial asegurado, y muchas operan en condiciones extremadamente limitadas. En lugar de reforzar las universidades ya establecidas, los fondos se dispersan en iniciativas que carecen de sustento técnico, priorizando logros políticos antes que soluciones educativas efectivas.

El impacto de estas decisiones es evidente. Las universidades creadas sin planificación adecuada a menudo carecen de infraestructura, personal capacitado y un plan claro de sostenibilidad. En muchas regiones, estas instituciones se presentan como promesas políticas, alimentando expectativas que difícilmente se cumplen. Mientras tanto, los problemas de las universidades existentes —como la gestión ineficiente, la infraestructura insuficiente y los programas desactualizados— continúan sin resolverse.

Para el presupuesto público de 2025, se han asignado S/924 millones a las universidades públicas, principalmente a través de transferencias de canon y regalías. Sin embargo, estos fondos no son suficientes para sostener las instituciones existentes ni para garantizar la calidad en las nuevas. Este uso desmedido de los recursos compromete la capacidad del sistema de educación superior para mejorar, relegando la calidad educativa a un segundo plano.

El problema de fondo no radica en la cantidad de universidades, sino en la calidad de la educación que ofrecen. La solución no es abrir más instituciones, sino fortalecer las ya existentes. Esto incluye mejorar la gestión institucional, capacitar al personal docente, modernizar los programas académicos y garantizar la infraestructura adecuada. Un enfoque técnico y estratégico podría generar un impacto duradero y positivo, a diferencia de las medidas actuales que responden más a intereses políticos que educativos.

La falta de planificación y el populismo legislativo también perpetúan un ciclo de promesas incumplidas y desilusión social. La creación de una universidad debería ser el resultado de estudios rigurosos que aseguren su viabilidad técnica, económica y social. En cambio, el sistema actual se basa en decisiones apresuradas que no responden a las verdaderas necesidades de los estudiantes ni de las regiones donde se ubican estas instituciones.

El país necesita un cambio de enfoque y liderazgo en el sector educativo. Es fundamental priorizar políticas públicas orientadas al fortalecimiento de las universidades existentes, garantizando que puedan ofrecer educación de calidad y responder a las demandas del mercado laboral. Además, el Ministerio de Educación debe tomar un rol más activo para enfrentar el populismo legislativo y proponer medidas basadas en datos y análisis técnico.

El futuro de la educación superior en el Perú no puede seguir dependiendo de decisiones improvisadas ni de intereses políticos. Es momento de apostar por un sistema educativo que priorice la calidad y el desarrollo sostenible, ofreciendo mejores oportunidades para los jóvenes y garantizando que la educación sea un pilar estratégico para el progreso del país.

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