Punto de Encuentro

¿Por qué voto ud por Bedoya?

17 Enero, 2025

Dennis Falvy

Por: Dennis Falvy

Mediados del año 1,998. Era sábado y se me ocurrió ir con mi esposa Norma y mi hijita Denise Mayele, de un poco más de un año a Cieneguilla, en donde yo había tenido con mi primer matrimonio tres hijos que gozaron de una extensa propiedad  de campo con todo lo que se necesitaba para deporte y relax, fruto de mi trabajo, en directorios diversos y gerenciando compañías de transporte naviero y de abastecimiento de insumos, entre otros. Esto antes de que se me ocurriera allá por el lejano año de 1987, entrar al ámbito del periodismo y de la política escribiendo en la Revista Oiga con el seudónimo de Smith& Ricardo, en la TV de Buenos Días Perú con mi computadora en el programa que llamamos “Sentido Común” ,luego en “A Titulo personal en 24 horas” y, finalmente, como diputado de la nación.

LLEGANDO A CIENEGUILLA

La verdad que eran ya varios años que no transitaba por esa pendiente que da al valle, peligrosa si vienes o vas en un automóvil . Pero extrañamente no tenía en aquel entonces un record de muchos asaltos o accidentes de tránsito, tal vez por su peligrosidad y falta de iluminación.

Di entonces la vuelta a la rotonda que comunicaba al municipio y la parte 2da y 3ra de la zona y al pasar por la casa ocupada por la policía que había sido de Reynaldo Rodríguez López, alias “ el Padrino”, me vino a la mente el tema de la cocaína, lo del Mantaro y Pachitea que quebró a la Compañía Peruana de Vapores y como el mal llamado Fenómeno del Niño, destrozo económicamente al gobierno de Belaúnde Terry e hizo que se emitieran bonos de reconstrucción que fueron luego usados por varios empresarios para evadir impuestos ; entre ellos un oscuro hombrecito de la Cooperativa Santo Domingo que se hizo cargo del Club Universitario de Deportes y que no entiendo el por qué aún no lo han enjuiciado.

NO TE DISTRAIGAS

Pero estaba manejando, la nena se estaba despertando, mi esposa me decía que entráramos a un restaurante campestre con juegos y animales vivos y por supuesto accedí. Pague entonces el ticket de entrada y estacione el auto; hicimos las fotos de ley y nos apersonamos a ver las jaulas de animales, que yo ya había visto en circos y en algunos zoológicos de los Estados Unidos, pero jamás tan cerca. Me dio cosa (como decían los chicos en aquel entonces) ver el tamaño inmenso de los tigres de bengala, que eran dos. Así que convencí a Normy de irnos a los juegos, a los cuales me dirigí y ella me pidió la llavede mi hermoso Mustang full equipo  para sacar de la maletera la leche y cosas de mi hijita.

LA MIRADA PENETRANTE

Puse entonces a mi hijita a jugar en el tobogán, estaba feliz y además el sol estaba radiante. Cuando ya estaba en la segunda o tercera bajada, sentí a lo lejos y en diagonal, una mirada penetrante. Por una milésima de segundo entre en shock. Creí que estaba viendo a mi propio padre, quien ya llevaba de fallecido unos 6 años. Pero no, quien me miraba era nada menos que Fernando Belaunde Terry, ex presidente del Perú por 2 veces. Uno cuando yo era un mocoso. Y es que mi papá, un médico cirujano que era más alto que yo, me decía que de no ser por su 1.85 cms, la confusión que algunos le tenían con Belaunde Terry hubiera sido aún mayor. Y vaya que tenía razón. El parecido a lo lejos era asombroso. El caso es que el Arquitecto me espetaba con su característica voz; Señor Economista, qué tal. Así que aproveche que Normy venía con el biberón y le di a la bebe  quien tenía su ama y le dije que iría a hablar con Belaunde.

Y EMPEZO LA CONVERSACION

Creo que charlamos algo así como una hora, pero a mí me parecieron escasos minutos. El hombre era impresionante. De una cultura y experiencia enorme. Así que no era sólo la memoria que lo hacía dar su discurso del 28 de julio sin papel alguno. Sabía de todo, menos de economía como si conocían PPK y Ulloa al decir de él. Me conto el tema devaluatorio, los intríngulis de la página 11, la compra de los Mirage, y tantas cosas que eran lugar común, pero muchas veces tergiversados por la prensa. Aproveche una interrupción breve de su esposa Violeta, quien le señalo que en 40 minutos estaría listo el almuerzo, y a quien salude efusivamente ( toda una maravilla de Primera Dama) para preguntarle a boca de jarro al personaje sobre el tema de Piérola y la milicia chilena en la ocupación de Chorrillos. Y es que muchos no entendíamos el por qué no diezmar a esa tropa que la verdad hizo horribles estragos en la población. La explicación fue pausada y clara. Recuerdo que señaló que hubiera sido una victoria pírrica, pues la logística del Perú ya era prácticamente escasa y la “retaliación”, es decir la venganza hubiera sido horrorosa para un país ya prácticamente desarmado a pesar de las hazañas de Avelino Cáceres. Es difícil narrar aquí lo impactado que me quede de este caballero, así que como ya había trascurrido el tiempo señalado por la Sra. Violeta me paré y despedí, no sin agradecerle su tiempo. Cuando ya me estaba yendo me dijo. “Dennis, usted escribió en una columna que su voto presidencial fue por Bedoya y obviamente no por mí”. Sentí que el corazón se me subía a la boca, pero respondí afirmativamente y casi sin respirar. Le aclare que no conocía a Bedoya, sino de vista, que Lourdes me ofreció entrar al Congreso Constituyente Democrático con el Número 3 una vez que estuvimos almorzando en casa de Máximo San Román, luego del auto golpe y que la verdad es que el Tucán, me parecía súper ejecutivo y no sólo por su zanjón. Me encanto la sorpresa a mi respuesta y la consiguiente sonrisa de Belaunde. Nuevamente me trajo a la memoria la figura de mi adorado y extrañado papá. Ambos hombres sencillos y de bien, pese a su profesión y cultura.

ESA MISMA NOCHE

Escribí una columna (estoy casi seguro que era para La República) en la cual ensalzaba a este caballero y le daba su lado. Me habían dicho que cada vez que hablaban de economía en el Consejo de Ministro él no hacía mucho caso, pero no me importo. En la balanza, el hombre era una maravilla. Al día siguiente recibí una llamada de Valentín Paniagua agradeciéndome el haber escrito sobre su jefe. Le dije que no había nada que agradecer. Eso era lo que se merecía y tenía que quedar por escrito, sin imaginarme que tiempo después Valentín como presidente nos invitaría a Palacio a almorzar con su asesor Adrianzen y Hernán Garrido Lecca y en el cual conté los pormenores de la reunión en Cieneguilla para asombro de los presentes y tome nota que Valentin le encargóo a Silva Ruete que me de el ministerio de CX y por supuesto el tipo este no lo hizo y le dijo al presidente que no quería el puesto .

Y PASARON MUCHOS AÑOS Y: LEI LO DE HILDEBRANDT

La verdad que con el correo, el twiter y el Whatsapp ya es difícil hacer lugar para tanta información. Pero como era domingo tuve un poco más de tiempo y como extrañamente en Panamericana a las 10 am no habían salido los urracos insufribles y paporreteros de Rey y Barba y asimismo la Milagros Leiva estaba renunciada ; puse la Tv que tengo al lado de mi oficinita para ver Sin Medias Tintas y me topé con una columna del “chato”. Me pareció extraordinaria. Era casualmente sobre Belaunde. El título:” Recordando a Belaunde“.En ella Hildebrandt con su excelente prosa releva la honestidad, honradez y la incapacidad para la rapiña de este caballero. Su ida de este planeta con casi nada de bienes materiales, incluso para dejar en herencia. Y acota, eso que ya había tenido un inmueble en Inca Ripac y un departamento en las playas del sur. Hildebrandt entonces hace su recorrido, señalando algo sobre los políticos que lo acompañaban y a la tautología de bandera que podría ser eso de la conquista del Perú por los peruanos, a lo que yo tal vez le añadiría eso del Turismo tarea de todos, que le encantaba al señor Miranda Nieto, muy amigo del ex presidente, que presidió asimismo el FOPTUR y con quien trabajamos hace ya tantos años y como asesores mi buen amigo y desaparecido Genaro Matute y Heighes de ESAN. César, en su artículo, acierta de cabo a rabo cuando sentencia que Belaunde Terry, tuvo en la mesura su gran pasión y que jamás toco un centavo del erario público. Y tal vez lo que más me gusto, fue que al término señale que extrañaba a rabiar, esa perseverancia en el decoro que hoy agiganta su figura.

ESO ME LLEVO A REFLEXIONAR

De hecho este chato al que no veo hace como 10 años, me llevo a reflexionar. Y como era domingo, le pase un mail a Richard Webb contándole algo de lo que aquí he escrito y adjuntándole el artículo. Para mi sorpresa, porque Richard afortunadamente está reponiéndose muy bien de una delicada operación, me contesto al toque. Así que le pedí que me autorizara a reproducirlo porque había decidido hacer un artículo para La Mula, quien generosamente me había dado cabida en su portal y sin restricción alguna, como no ha sido el caso de casi todos los medios de comunicación escrita que hay en el país, a excepción de mi querida Revista Vela Verde, que tiene un editor valiente y de primera clase como Luis Torrico y un grupo aguerrido de jóvenes que están haciendo periodismo. Pues bien Richard accedió, con el solo tamiz de ignorar el nombre del ex senador que le hizo un furibundo ataque en la TV. Me pareció maravilloso, pues quién podría dudar de la clara inteligencia, profesionalismo y honradez de Richard Webb. Y más que nada en su sentir sobre Belaunde.

AQUÍ LO DE RICHARD

“Me tocó vivir lo de Belaunde de cerca en sus dos presidencias, y de combatir- con cortesía y aprecio- sus desafortunadas prioridades y omisiones. Incluso cuando me llamó Ulloa en 1980 para volver al BCR desde mi comando de trabajo en el Banco Mundial, trabajo que me permitía además estar cerca de mis hijos después de mis separación matrimonial y de cubrir los gastos de una familia grande dividida en dos, el recuerdo que me persuadió para volver fue el de un Belaunde que, en reunión en palacio desviaba nuestras exposiciones sobre la creciente amenaza de una crisis financiera para hablarnos más bien de sus proyectos de carretera. Sentí que era mi deber regresar para ayudar a controlarlo. Y en esos años ochenta llegó a pedir mi renuncia y sus ministros a acusarme de todo. Mi negativa a renunciar le costó la vida a mi padre, quien sufrió un infarto mientras escuchaba un furibundo ataque que me hizo en la televisión un personaje que luego sería senador por el Fredemo.Pero nunca sentí odio ni perdí el respeto ni la admiración. La última vez que lo vi, fue en la Calle Libertadores en San isidro, saliendo del super mercado a la espalda de su edificio, cargando las bolsas de las verduras que había comprado. Coincidentemente otro recuerdo que tengo de su humildad data del año 1969, cuando él ya era profesor en Harvard y yo llegue allí para retomar mis estudios doctorales. Convenimos en encontrarnos para almorzar en el Faculty Club de la universidad (donde yo había sido mozo durante mis años de estudiante).Cuando llegue al Club encontré al ex presidente de mi país parado, esperando pacientemente en la cola con su azafate en la mano.

COROLARIO

La verdad es que ya no hay más que decir. Tan sólo relevar que el Perú si ha tenido y estoy seguro que tiene un potencial de gente de bien e ilustrada que debería entrar a la política, pues el país los necesita. Y tal vez, si lo creen conveniente y son creyentes, una oración por el alma del Arquitecto Fernando Belaunde Terry, quien con sus errores y aciertos es un claro ejemplo del Código Inca,para algún os falso en su origen pero convincente  es decir: “Ama llulla, Ama Sua y Ama Kella”. Pero que en su caso él no fue jamás ni por asomo ladrón, ni ocioso y menos mentiroso, como parece ser el causal de lo contrario; es decir un espantoso y pernicioso virus que observan e internalizan, muchos de la hoy denominada Clase Política y otros tantos que se arrogan representar y querer al Perú. Y que la verdad como al menos veo las cosas y por mi experiencia nada grata en la política, veo in de crescendo en el transcurrir de los años. Espero equivocarme, pero yo no volveré a ella. Me quede curado. Seguiré con mi profesión y sin duda el periodismo .

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