Punto de Encuentro

Derechas e izquierdas

Se suponía superadas las ubicaciones políticas en derechas e izquierdas, cuando en este mundo globalizado en que nos ha tocado vivir, las agrupaciones políticas en general migran hacia el centro del universo político.

Cuando se desmoronó el Muro de Berlín, cayó la Cortina de Hierro           e incluso la China post Maoista asumió prácticas económicas occidentales con su teoría un solo país con dos sistemas diferentes, se fue dejando la práctica de ubicar a las agrupaciones políticas desde la perspectiva del guardia de tránsito que define quienes van por la derecha y quienes por la izquierda.

Más aun, como lo hemos señalado más de una y mil veces, las ideologías políticas han ido perdiendo el peso que tuvieron, y las diferencias abismales de antaño mutaron a simples matices en que ya se hace difícil señalar diferencias, más cuando el ciudadano común y corriente lo que le exige a los gobernantes es eficiencia, cualquiera sea el color político que los distinga.

A lo señalado, indiscutiblemente ha contribuido el sistema económico que por lo general rige al mundo y que han adoptado la gran mayoría de los países, cual es la economía de mercado, que en ciertos Estados ha aliviado con componente social y que el Perú ha definido en sus Constituciones desde la de 1979, como “Economía Social de Mercado”.

No podemos olvidar, sin que necesariamente coincidamos con ello, el conocido dicho que quien a los veinte no era de izquierda se debía a que no tenía corazón, pero si a los cuarenta no había variado el motivo era por la carencia de intelecto.

En nuestra patria el discurso del hoy Presidente Humala, tanto de la campaña electoral del 2006 como de la primera vuelta del 2011, fue con las ideas trasnochadas de una izquierda cavernaria, discurso no compartido por muchos de sus seguidores visibles, lo que lo obligó a ser objetivo y práctico y adoptar la llamada hoja de ruta para no estar a contracorriente del mundo occidental. Sin ése cambio no hubiera logrado llegar al Palacio de Pizarro ni de visitante, como tampoco haber incorporado a su gabinete gente valiosa como Oscar Valdez, Juan Jiménez Mayor, Pedro Cateriano, José Luis Pérez Guadalupe, Ana María Sánchez, Luis Miguel Castilla o Milton Von Hesse, entre tantos otros.

Lo que es sorprendente, es que pese a la direccionalidad del mundo, así como al hecho que las teorías y prácticas de la izquierda primitiva no han logrado ni reducir la pobreza ni menos desarrollar adecuadamente a los países en que se cobijó, todavía existan personas que militen en el marxismo y que quieran cambios que no podrán lograr con acciones violentas e irreflexivas, a la vez que contrarias a la realidad.

Ahora, para quienes no han variado de mentalidad y siguen en el paleolítico político, pensando todavía en la semaforización de seguir por la izquierda o por la derecha, habría que indicarles que si por izquierda se entiende buscar la elevación del nivel de vida de los ciudadanos, no nos molestará el calificativo de izquierdista; al igual que si por propugnar el desarrollo a través de la inversión generadora de puestos de trabajo, tampoco nos quitará el sueño el calificativo de derechista.  Como vemos todo va hacia el centro. 

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