Keiko sin poder y Fuerza Popular sin Keiko no iban a mantener intacta una agrupación acostumbrada a trabajar con directivas procedentes desde una jefatura indubitable.
Los representantes fujimoristas del Congreso se iban acostumbrando a repetir “Alberto es nuestro líder histórico; Keiko es la líder de Fuerza Popular”, en un intento de nuevo evangelio que comprendiera que en adelante la marca política del fujimorismo era la K.
Quienes alguna vez tuvieron una mayoría absoluta en el Parlamento, ahora perciben que a su líder y a ellos mismo les seguirá costando caro no haber rendido todos sus esfuerzos por realizar una labor verdaderamente política partidaria. Fuerza Popular fue más ilusión que propuesta.
Entonces, ¿qué es Fuerza Popular? El partido de Keiko Fujimori fue descrito con acierto como “una federación de independientes”. Lamentablemente, no ha mostrado más intereses que los meros personales.
Fueron tres los perfiles más preciados por Keiko para convertir a algún peruano en potencial candidato naranja. Según los perfiles de la inmensa mayoría sus congresistas, podemos encontrar que se buscó 1) empresarios con liquidez, 2) mujeres u hombres impulsados por intereses de sectores específicos y 3) ciudadanos neófitos en el manejo parlamentario (que aseguraba el manejo de la grey).
Con estas características se llega a conseguir un carburador súper eficiente para metas concretas, como fuera el caso de la elección de sus iniciales 73 congresistas; factor que aun prima en el promedio de los 56 parlamentarios que permanecen fieles. Pero difícilmente logras concretar una idea matriz que sirva como eje de esquemas doctrinarios o programáticos que inspiren a los simpatizantes, ni logras diseñar un organigrama tal que se ajuste el flujo y reflujo de los militantes.
Ningún peruano con el apellido Fujimori, menos un hijo o una hija del ex dictador, se iba a salvar de mochila tan pesada -en palabras de la propia Keiko Sofía- caracterizada por las viejas glorias al grado de lograr una emancipación total, pero figuras como las de Úrsula Letona, Miguel Torres al parecer, rendían en contienda y respondían al keikismo más duro. Hoy, sin embargo, hasta estas lealtades están en suspenso.
¿Se hizo un real intento con modernizar al fujimorismo? Fuerza Popular quiso significar un “fujimorismo sin Alberto”. Pero su mayor problema jamás radicó en las reminiscencias albertistas entre sus “bases” o sus “cuadros” partidarios (ya que FP contó con un masivo apoyo debido, justamente, al recuerdo de un fujimorato afín al espíritu autoritario de gran porcentaje de la ciudadanía peruana), sino, precisamente, en que nunca llegó a formar reales bases ni cuadros políticos que respondieran a la lógica de una institucionalidad partidaria.