Hay quienes aprovechan la lucha contra la pandemia para alcanzar objetivos políticos y evadir sus propias responsabilidades.
Por WANG LEI*
Los rumores en torno a la pandemia del COVID-19 son hoy en día de una gran variedad. Algunos países y politicastros han hecho de este tema un asunto político al cual estigmatizan para propalar una cacareada propaganda. Mientras las naciones y la Organización Mundial de la Salud (OMS) luchan contra el nuevo coronavirus, el mundo enfrenta un desafío más: la infodemia.
Rumores y falsedades
Los rumores y las falsedades nacen del miedo que produce el carácter desconocido del COVID-19 y del hecho de que algunos países y politicastros busquen echar más leña al fuego.
El COVID-19 es un nuevo virus que la humanidad enfrenta y sobre el que la medicina tiene aún poco conocimiento, por lo que se generan rumores y expresiones erróneas. De ahí que sea urgente que el sector médico explique su origen, el huésped animal intermediario, su carácter y su tendencia global. La incapacidad del ser humano frente al virus hace que este se vuelva misterioso, lo que alimenta los rumores y las falsedades.
En poco tiempo, el nuevo coronavirus se ha propagado por todo el mundo. En algunos países el índice de mortalidad ha superado incluso el 10 %, lo que ha dado lugar a que muchas personas que antes consideraban al COVID-19 como un asunto lejano, sientan ahora un gran temor y no sepan qué hacer.
El nuevo coronavirus es una enorme amenaza para la vida y la salud de todos en el mundo. Sus perniciosas consecuencias afectan muchos otros campos, como el económico, el comercial, el social e, incluso, el de la política internacional. Tras fallar en sus esfuerzos contra la pandemia, algunos países y politicastros enfrentan una gran presión por parte de su pueblo y la comunidad internacional, por lo que buscan especular políticamente con el tema y eludir así sus obligaciones. Al “pescar en río revuelto” intentan trasladar a otros sus responsabilidades y alcanzar objetivos políticos.
El avance de las telecomunicaciones, sobre todo de Internet y las nuevas plataformas, facilita la rápida transmisión de rumores y falsedades. De algún modo, todos nos hemos vuelto medios de comunicación. La gente transmite una gran cantidad de información sin analizar su veracidad, lo que contribuye a acelerar los rumores.
Crisis de confianza
Los rumores y las falsedades traen efectos negativos en la lucha contra el nuevo coronavirus y la cooperación internacional. Incluso, hoy en día hay una infodemia de ámbito mundial, la cual indudablemente afecta la estabilidad de la comunidad internacional, por lo que se ha generado una crisis de confianza de escala global.
En primer lugar, estos rumores y falsedades han perjudicado los trabajos de prevención y control de la pandemia. Sobre todo algunas personas, afectadas por estos rumores, han mostrado su insatisfacción con las medidas sociales y de higiene en sus respectivos países.
En segundo lugar, estos rumores y falsedades han servido para que algunos países y politicastros eludan sus responsabilidades al no haber tomado medidas eficaces contra el virus. Frente a la gran presión por su actitud negligente, aprovechan la difusión de estos rumores para absolverse a sí mismos, lo cual ha afectado la base social de la lucha contra el nuevo coronavirus.
En tercer lugar, estos rumores han dado alas al populismo y al hegemonismo, cuya nocividad es más peligrosa que la del nuevo coronavirus. Ambos no solo han fomentado un déficit de confianza en la comunidad internacional, sino que han deteriorado también la gestión de la salud pública mundial bajo el marco de la OMS.
En cuarto lugar, lejos de esforzarse en controlar la pandemia, algunos gobiernos y politicastros de algunos países se meten en luchas partidarias y de poder en busca de objetivos políticos e individuales, utilizando para ello una cacareada propaganda en el tema del nuevo coronavirus. Emplean informaciones carentes de veracidad, denigran a China y la OMS, y estigmatizan injustamente a nuestro país expresando así su vocación hegemonista y unilateral, lo cual ha perjudicado gravemente el principio del multilateralismo en la gobernanza global.
Una cooperación contra la infodemia
Los prejuicios generados por el nuevo coronavirus afectan a todos los países del mundo. Las naciones y los políticos responsables, los organismos internacionales y el sector de Internet tienen la misión de contrarrestar la negativa influencia de los rumores y evitar los desprecios y prejuicios.
Tanto la pandemia del nuevo coronavirus como la infodemia son retos que afronta la humanidad, por lo que los países deben aunar esfuerzos para fomentar la prevención y el control del COVID-19, a fin de ganar esta lucha.
Primero, se debe respetar plenamente la autoridad y el profesionalismo de la OMS en la gestión de la salud pública mundial y fortalecer el intercambio de información sobre el nuevo coronavirus. Del mismo modo, se debe transmitir a la gente toda la información verdadera sobre la pandemia, así como las medidas de protección sugeridas por la OMS.
Segundo, a través del fomento de la administración de Internet y de la gobernación social, los diversos gobiernos deben aplicar medios legales para contrarrestar el accionar de los rumores. Deben garantizar la transparencia en el trabajo de prevención y control del virus, informar oportuna, objetiva y científicamente sobre el estado de la pandemia en sus respectivos países y difundir información científica que permita que el pueblo tenga un adecuado conocimiento del nuevo coronavirus. Este es un método que brinda una solución radical contra el “terror sicológico” y la infodemia.
Tercero, en medio de la globalización económica y la informatización social, los diversos sectores de la sociedad deben unirse y los medios de comunicación y de telecomunicación deben también asumir su responsabilidad social, distinguir la información real de la falsa y evitar los rumores malintencionados. Asimismo, deben estar más vigilantes contra la información que tenga un carácter racista, populista y estigmatizada y evitar así su desenfrenada divulgación.
*Wang Lei es profesor adjunto del Instituto de Administración Gubernamental de la Universidad Normal de Beijing y director del Centro de Cooperación del BRICS.