¿La Historia es cíclica y se repite a intervalos? ¿O solo en el Perú reaparecen personajes de ultratumba revestidos de nuevo maquillaje, pero con los mismos cargos y mañas?
Zoraida Ávalos es la Blanca Nélida Colán de la Fiscalía de la Nación de los últimos tres años. Protegió (y protege, al parecer) a Martín Vizcarra y mantuvo en letargo las incalculables denuncias que este ex mandante había acumulado desde su gobernatura en la región Moquegua. Decenas y decenas de acusaciones por jugar en pared con el delictivo Club de la Construcción. ¿Algo de eso le importó? En absoluto.
Tampoco pareció alarmarse cuando, ya en el poder, Vizcarra (más conocido como El Lagarto) despedazaba el ex Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) para instalar la actual Junta Nacional de Justicia (JNJ), cerraba el Congreso de la República, tomaba las instituciones tutelares del Estado como el Tribunal Constitucional (TC), el Jurado Nacional de Elecciones (JNE, pocos días antes de su aparatosa caída) y otras más de la mano de una Fiscalía que, a través de una triangulación mafiosa con ONGs metida en prensa (como IDL-Reporteros), lograba acorralar a los más punzante opositores de dicho régimen pútrido.
Todas estas acciones ocurrieron poco antes y poco después de la entrada en escena de Zoraida Ávalos, reconocida ya en estos días por el imaginario popular como Zoraida Nélida Colán, debido al recuerdo que suscita su pasividad ante la caterva irregular en la conducta de varios presidentes e indicios más que preocupantes de redes completas al margen de la ley. Todo indica que debe más que un nombramiento.
Lo cierto es que regímenes como los de Vizcarra, Sagasti y, ahora, Castillo son tratados con guantes de seda, pero no tan blancos, al parecer, ante tanta cochinada junta.
LAS INTERROGANTES
¿En el supuesto de que Ávalos haya reemplazado a Chávarri en la Fiscalía con el único propósito de blindar al Lagarto, por qué a diciembre de 2021 esta alta funcionaria sigue atornillada al puesto? Dicho de otra manera, ¿Qué eficaces tareas sigue cumpliendo bajo el estrepitoso régimen de Pedro Castillo para que desde los más altos poderes ejecutivos sigan viendo en ella un bálsamo que alivia en momentos de mayor incertidumbre?
Léase, la muy discutible reunión sostenida con Castillo hace pocos días, con la única intención de cumplir el petitorio de dilatar las fechas programadas que requieren las investigaciones por otra investigación relacionada a Bruno Pacheco y las presiones desde el Ejecutivo para concretar ascensos irregulares en el Ejército.
¿Zoraida Nélida Colán continuará mostrándose tan solícita a reordenar calendarios en servicio del inquilino de Palacio de Gobierno en las demás investigaciones que empezarán a abrirse como consecuencia de muy presumibles actos de corrupción, a través del lobbismo, para favorecer a dedo a empresarios en ministerios clave como el de Transportes y Comunicación (MTC) o en PetroPerú? ¿Qué garantías tiene nuestro país de transparentar hechos de este calibre ante la presencia de una fiscal de la nación que nos hace recordar las faenas cumplidoras que su predecesora Colán se desvivía por cumplir bajo los encargos de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos?
ESTRATEGAS AL DESCUBIERTO
Lo que no comprenden las actuales autoridades del Ejecutivo es que lo que para anteriores gobernantes fue una ecuación sencilla de resolver ahora tiene una correlación más peliaguda ante la suspicacia encendida de la población. Las peruanas y los peruanos ya se han percatado que el poco entendimiento del “sombrero sin cabeza” no lo limita en absoluto cuando se trata de tomar decisiones favorables a para su entorno más cercano.
La población peruana ahora entiende que todo eso de la lucha anticorrupción era solo un guion de política de ficción. No podía ser de otra manera si el regalo venía envuelto en el partido de un delincuente sentenciado por corrupción como Vladimir Cerrón. Quizás los desvelos de Zoraida Nélida Colán ya no correspondan al beneficio de Cerrón (sentenciado, al fin y al cabo), pero sí para innumerables actores de primera línea de Perú Libre, Movadef y sus tentáculos sindicales, amiguísimos empresarios a los que tendrían que devolver favores de campaña y cercanísimos políticos en ideología, que podrían ayudar en cuanto a relacionamiento e influencias.
Recordemos que una mafia se sostiene en el poder de dicha manera. Recordemos que comunismo y corrupción no solo comparten la primera sílaba, sino también acepción y significado en la praxis.
LAPIZCALÍA
Con documentación detallista se ha dado a conocer, a través de un conocido programa de Willax, que el ex secretario de Castillo, Bruno Pacheco, ronda y otea sin mayor sigilo por la Fiscalía consultando por determinadas carpetas aún en ejercicio indagatorio.
De acuerdo al reportaje, el exsecretario general del despacho presidencial y el abogado Julián Palacín solicitaron información sobre la exalcaldesa Susana Villarán y la periodista Paola Ugaz en el caso Lava Jato. Según indicó el programa, la información solicitada era a través de oficios en donde Pacheco pedía las carpetas fiscales en calidad de funcionario de Pedro Castillo. Todo extremadamente raro.
Ávalos habría sido advertida a tiempo de estos desarreglos procedimentales, pero se sabe que ella solo indicó que hablaría con el presidente, sin dejar notar mayor preocupación por el caso. ¿En la conversación del 21 de diciembre último se hablaron de estos temas?
No debería sorprendernos el incumplimiento de las funciones que verdaderamente corresponde desempeñar a Zoraida Ávalos; puesto que, como es de público conocimiento, la ciudadanía aguarda aborta por el nulo proceder de esta fiscal ya cerca de un mes -desde la denuncia de Cuarto Poder-, peor aun teniendo en sus manos también la denuncia del procurador Daniel Soria, con respecto a las dudosas reuniones de Castillo en el pasaje Sarratea, en el distrito de Breña.
¿Qué ha hecho, hasta ahora, Zoraida Nélida Colán? No ha hecho nada.