Punto de Encuentro

La política penitenciaria y la auténtica reinserción social.

A puertas de su último mensaje a la nación, el Presidente del Gobierno peruano como Presidente del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CONASEC) sólo convocó en una ocasión al Consejo de Seguridad, para constituirlo y punto. Después, nunca más llamó Ollanta a los técnicos y autoridades para intentar hacer algo por la Seguridad Ciudadana en nuestro país.  

A la fecha no contamos con los nuevos datos censales de reclusos, que están retrasados (debieron publicarse en mayo). Seguramente se han considerado tan escalofriantes que se ha resuelto publicarlas después del discurso presidencial de 28 de julio. Pero según el gráfico de elaboración propia que adjunto, confeccionado a partir de las cifras oficiales disponibles en el INEI, tomando como base el año 2006 (índice 100), a 2013, la población total peruana sólo se había incrementado un 8% (Índice 108), mientras que la población reclusa en nuestras cárceles, en igual período (8 años) había subido un 81%, es decir que los reclusos en el Perú crecen a una tasa 10 veces superior al propio crecimiento de la población peruana. Sólo en los tres primeros años de Humala (del 2011 al 2013 incluidos), el crecimiento de los reclusos fue superior al 32% (es decir, uno de cada tres presos en cárcel peruana actuales, ha entrado en prisión en los tres primeros años del actual Gobierno). 

El actual Ministro del Interior,  José Luis Pérez Guadalupe, fue el responsable del INPE desde agosto de 2011 y su previsión era tener 35.000 presos en el 2015, cuando a mayo de 2013, ya existían 66.027 presos.

Teniendo en cuenta que la capacidad de albergue en las 68 cárceles  peruanas es, a la fecha, oficialmente, de tan solo 28,000 presos, podemos concluir que ya a comienzos del 2013 nos sobraban  37.027 reclusos,  o lo que es lo mismo, las cárceles estaban a un  232% de su capacidad real. ¿Cuál será la triste situación ahora, que el ritmo carcelario no ha hecho más que crecer en 2014, incorporando como reos hasta a varios Presidentes Regionales?

En síntesis: el hacinamiento humano es una de las principales causas de la ineficacia del propio sistema carcelario peruano, incapaz de reinsertar a nadie, ya que los talleres, servicios, incluso la seguridad de los propios penales, se encuentra totalmente colapsada. El personal del INEI y la policía, son desbordados diariamente por esta ingente población reclusa, sus visitas de familiares y amigos, y sus continuas irregularidades e ilegalidades (celulares, droga, prostitución, sicariato, violaciones, etc.). De forma que las cárceles peruanas son una Escuela del Delito más que Centros de Rehabilitación Social.

Según el propio Presidente de los Estados Unidos de América, Barac Obama, el sistema carcelario norteamericano es uno de los peores del mundo, ya que su población reclusa no para de crecer, alcanzando las más altas cotas de Población Reclusa sobre la Población Total (un 0,68% del total de los ciudadanos norteamericanos son reos).  Obama ha declarado sus cárceles en emergencia, porque se encuentran superpobladas (se supone están a  un 131% de su capacidad).  Pobre Barac, si visitara Lurigancho se moriría del susto…

Si bien la cota peruana de reos sobre la población total equivale a  la tercera parte de la norteamericana (el 0,21% de los peruanos son reos), lo cierto es que la escasa capacidad instalada, convierte a nuestra población reclusa en una de las más hacinadas del mundo.

 

POLÍTICA DE EMERGENCIA CARCELARIA.

Para parar nuestro grave deterioro carcelario se deben tomar medidas de emergencia. Por ejemplo, que los presos extranjeros cumplan condena en sus países de origen. De esta forma, reduciríamos al menos unos 1,604 reos, en su mayoría, españoles, colombianos y mexicanos. Con los 3 países contamos con Tratados de Extradición que se podrían modificar (adendas) en aras de quedarnos sin presos de origen extranjero.

Además, es indispensable dar la libertad efectiva a todo aquel que está a la espera de juicio en la cárcel. Resulta absurdo que muchas personas superen con creces el máximo de 18 meses de prisión preventiva y sigan en la cárcel. Se dice que aproximadamente un 20% de los reos peruanos han excedido con creces el amplísimo plazo que permite nuestra ley (año y medio) y siguen a la espera de juicio. También habilitar los grilletes electrónicos con GPS para hacer seguimiento de los reinsertados. Sale más barato que darles cama y comida en la prisión.

También a los reincidentes hay que obligarlos a cumplir condena lejos de sus localidades de origen para evitar que formen mafias o dirijan delitos desde la prisión. Además, debería todo reincidente ser sometido a trabajos forzados, enmarrocados o engrilletados, y debidamente vigilados, trabajando en carreteras

Finalmente, se deberían habilitar correccionales que permitieran a los presos por faltas leves, cumplir condena mediante trabajos en talleres y actividades reeducativas y de reinserción social, dejando las cárceles sólo y exclusivamente para los que han cometido delitos graves o son reincidentes.

Estas son sólo algunas de las muchas medidas a implementar (inhibidores de frecuencia, cubículos de visitas con teléfono de charla, etc.) para que nuestro sistema carcelario funcione mejor y se corte por lo sano, con la reicidencia y las mafias carcelarias. Pero el tema da para mucho y habrá que entre todos, seguir planteando salidas en un país con un mercado laboral volátil y sueldos de hambre, que arroja a su propia población a las garras de la picaresca, sino del crimen.

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