Punto de Encuentro

Globalización y Tercera Edad: el Caso Plácido Domingo.

El tenor de 74 años, se recursea según rubro o mercado.

El pasado 26 de agosto, celebramos en Perú el Día del Adulto Mayor. Y llevo tiempo queriendo escribir sobre el tema del envejecimiento poblacional, intentando aclarar ideas y desmitificar temores… Y me viene a la memoria, el ejemplo de José Plácido Domingo Embil, tenor de fama mundial, nacido en Madrid, España, un 21 de enero de 1941. En su juventud residió en México, su segunda patria, triunfando en EUA y la UE. Es uno de los más grandes tenores vivos, aunque actualmente, dada su avanzada edad (74 años), se ha retirado del bel canto en Occidente donde se dedica a dirigir  la Ópera Nacional de Washington y la Ópera de Los Ángeles (California). Pero Domingo canta con gran éxito en Oriente, tanto recitales líricos como Óperas completas.  Y es que Occidente suele vender la idea de que el envejecimiento es malo, decadente, etc. Mientras que en Oriente, desde Confucio y Lao Tse hasta nuestros días, la vejez es sinónimo de sabiduría, virtuosismo y respetabilidad. De ahí que Domingo, que sigue cantando bien, pueda hacerlo en China o Japón, habiéndose “retirado” fozosamente como Tenor en las más prejuiciosas plazas antienvejecimiento, como Nueva York, Londres o Paris, donde se ha recurseado como Director de Orquesta.

En Europa y USA hablamos del "envejecimiento" de la población como una amenaza socioeconómica, como una especie de "rara enfermedad" incurable... Lo cierto es que, según cifras del Banco Mundial, a 2014 el país de la OCDE con más ancianos (mayores de 65 años) es Japón, con un 26% de su población; frente al 21% de Alemania e Italia, el 20% de Finlandia,  Grecia y Suecia; el 19% de Portugal y Suiza; o el más usual 18% de Austria, Dinamarca, España, Francia, Países Bajos o el Reino Unido. En ninguno de estos países, el "adulto mayor" es el denominador común de sus propias crisis o auges económicos. Me parece que el tema se usa como cortina de humo, para problemas mucho más serios (competitividad, productividad, incapacidad para generar empleo nuevo, etc.).

Los actuales países emergentes, a los que se les suele denominar “ladrillos” en inglés por la sigla BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; tienen tasas muy moderadas de envejecimiento, siendo los mayores de 65 años menos del 10% de su población total: China un 9%, Brasil 8%, Sudáfrica 6%, India 5%... La excepción a la juvenil estructura poblacional de los BRICS es la República Federativa Rusa. El Banco Mundial no dispone de cifras oficiales para Rusia, que atraviesa una importante crisis demográfica. En Rusia cada minuto nacen tres personas y mueren cuatro. Para contrarrestar esta tendencia al despoblamiento, el gobierno ruso puso en marcha un programa que ofrece ayuda económica por tener dos o más hijos. Pero la natalidad sólo ha crecido (2013) hasta el  1,3 %, mientras que la tasa de mortalidad se ha reducido hasta un 2,4 %, siendo la diferencia entre ambas (1,1%), el ritmo de despoblamiento actual. Si dicha tendencia se mantuviera invariable, Rusia quedaría totalmente despoblada en menos de 90 años. Malthusianamente hablando, las tendencias al despoblamiento son como la descapitalización bursátil, cuando tocan suelo, las poblaciones recuperan espontáneamente su interés por procrear. No existe ningún caso histórico comprobado, de desaparición nacional por escasa o nula natalidad (autoexterminio demográfico). En países como Francia y Reino Unido, se ha constatado que las tendencias de despoblamiento, prácticamente se autorregulan solas, más allá de las políticas públicas al respecto.

Perú es uno de los países con estructura poblacional más joven de los socios del Acuerdo del Pacífico, siendo la tasa de envejecimiento de la población (mayores de 65 años) de un 10% en Chile, un 7% en México y un 6% e Colombia.

Para los que toman al adulto mayor peruano como "chivo expiatorio" de los problemas de sostenibilidad de la Seguridad Social, las Pensiones o el Estado del Bienestar en general, habría que recordarles que la tasa de ancianidad de Perú, es de las más bajas del mundo, siendo los mayores de 65 años, únicamente un 6-7% de la población. Para colmo, en nuestro país el alto nivel de informalidad económica, obliga a los ancianos a mantenerse activos hasta el día de su muerte, siendo la vida de pensionista tan sólo un eufemismo, ya que ni siquiera las AFP peruanas están diseñadas para un merecido descanso de los trabajadores peruanos cuando son adultos mayores. En nuestro país son muchos los casos paradigmáticos de ancianos en activo: Pedro Pablo Kuczynski con sus 77 años es  candidato a la Presidencia, Humberto Lay con 81 es un Congresista en activo que también tienta suerte para una precandidatura presidencial, o el politólogo Julio Cotler tan lúcido a sus 83 años… Mi madre, la poetisa y editora Dora Varona, viuda del escritor Ciro Alegría, sigue publicando libros a sus 84 años, manteniendo un envidiable estado de salud y un acogedor trato humano basado en la cordialidad, la risa y el optimismo.

El problema surge, cuando el adulto mayor no puede valerse por sí mismo, cuando por motivos de salud, se encuentra postrado o limitado en sus facultades físicas o mentales de forma irreversible, de manera que forma una pesada carga para sus familiares, incluso para la sociedad en su conjunto. En ese caso, muchos colectivos de mamíferos optan por separarse de la manada y dejarse morir (por ejemplo, los elefantes). Entre los humanos, la tradición japonesa de la muerte voluntaria del anciano rural a los 70 años (bellamente recogida en el film, La Balada de Narayama); o la “euthanasia” (“buena muerte”) de la Grecia Clásica, plasmada por Platón en La República cuando nos recomienda “…que se deje morir a quienes no sean sanos de cuerpo”, ejemplifican los mecanismos de autorregulación demográfica extrema -pero habituales- que en nada tienen que ver con la ancianidad misma, sino más bien, con el problema de la falta de salud.  De ahí que la cultura grecorromana también aplicara la cruel receta a los bebés, niños y jóvenes mediante la “eugenesia”, bajo el claro concepto de que una vida limitada por dolencias graves de salud, es una vida dura y cruel que no merece ser vivida.

En síntesis: los ancianos sanos, vitales y productivos, no tienen por qué separase de la vida activa socioeconómicamente hablando. Plácido Domingo, adulto mayor multimillonario y en activo con 74 años, nos recuerda con su ejemplo, que no es cierto que haya que “jubilarse”, echarse a un lado o apartarse, de la producción intelectual, profesional o laboral por una simple cuestión de edad… Al anciano en activo le caben dos recetas: cambiar de rubro (en Occidente Plácido Domingo optó por ser Director de Orquesta y ya no Tenor) o cambiar de mercado (Domingo es Tenor en activo en Oriente). En buen criollo, es lo que los peruanos llamamos “recursearse” y venimos aplicando desde siempre. Buena estrategia para un Mercado Global basado en una Sociedad del Conocimiento, en la cual, la experiencia (expertise) y el virtuosismo, son un activo nada despreciable.  Chambear mantiene sano y lúcido, ya sea de futbolista o de entrenador (como Teófilo Cubillas a sus 67 años), o de joven alumno a longevo maestro universitario (como Cotler con sus 83). Mientras la salud lo permita, el ser humano debe vivir activo, desempeñando un rol integrado y útil en su sociedad. Las mejoras en la medicina y la calidad de vida nos están acostumbrando a ver con normalidad, incluso a ancianos pícaros y pizpiretos, que no renuncian a las aventuras extramatrimoniales o a volverse a casar con 79 años y un Premio Nobel a cuestas, como nuestro inefable Mario. Como dicen en España: “hay marcha mientras el cuerpo aguante”.  Los elefantes buscan el cementerio, cuando la salud y las fuerzas les abandonan, nunca antes... La edad, para el chambeador virtuoso, es una simple anécdota. Debemos cambiar las normas socioeconómicas, de obligatorias a voluntarias, para que jubilarse no sea una absurda condena cronológica.

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