Punto de Encuentro

Siria y el drama de la “Guerra del Gas” entre la ONU, USA y Rusia.

El control sobre los 6000 kms. del gasoducto Iran-Irak-Siria desangra Oriente Medio

La Guerra Civil siria  lleva casi cinco años, con ataques por todo el territorio, en un país de 19 millones de habitantes donde 12,6 milones necesitan ayuda: 7,6 millones de desplazados internos y  5 millones en el extranjero. La economía se encuentra paralizada y las ciudades destrozadas (sin agua potable en las ¾ partes de ellas, sin más de 2 ó 4 horas de luz eléctrica, sin gasolina, sin colegios desde el 2014...), con casi la tercera parte del patrimonio inmobiliario en ruinas,el país ha decrecido un -40% del PBI y la libra siria ha perdido durante el conflicto el 90% de su valor. A todo ello, hay que sumar cerca de un cuarto de millón de muertos que oficialmente nadie cuenta (250.000 fallecidos), muchos de ellos civiles.

Según cifras de la propia ACNUR (organismo de la ONU para los refugiados), los sirios se agolpan en países fronterizos, en campamento s improvisados montados por ellos mismos, de la siguiente manera:

+ 1.938.999   en Turquía,
   1.113.941    en Líbano,
      629.266   en Jordania,
      249.463   en Irak,   
      132.375   en Egipto y
         24.055   en otros países del norte de África.

4.088.099 refugiados sirios registrados en los países fronterizos o vecinos con Siria.

Llama la atención que el Secetario General de Naciones Unidas, el surcoreano BanKi-moon, no haya hecho una Declaración Pública sobre esta enconada Guerra Civil que empezó con la Primavera Árabe (allá por diciembre de 2000) ni haya sometido con insistencia al Consejo de la ONU una intervención pacificadora internacional. Para colmo, Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se limita a decir que “no tiene fondos” para los desplazados de esta guerra y sus campos de refugiados en las ciudades de frontera sólo alojan a 275.000 personas de cerca de los 5’1 millones de desplazados. Es decir, que la ONU solamente ayuda al  5,4%  del total de refugiados sirios (aunque ACNUR  infle esta cifra hasta un 12%, sin base estadística alguna que lo justifique).

 

Izquierda: Mapa de los Refugiados Sirios. Derecha: Mapa del gasoducto Irán-Irak-Siria y su posible trazado competidor, el Proyecto del Gasoducto de Haifa.

 

La “Guerra del Gas” tiene tres culpables: ONU, USA y Rusia.

Siria es una Dictadura Socialista de Partido Único (Partido Baath Árabe Socialista), que gobierna de forma autocrática desde hace 45 años, cuando  el  13.11.1970  un golpe de Estado llevó al poder a Hafed al-Asad, que gobernó 29 años ininterrumpidamente, hasta fallecer dejando  el mando a su hijo, el actual Presidente de Siria, Bashar al-Asad,  en diciembre del 2000. Bashar es médico, con postgrado en Londres en oftalmotología, donde por cierto se enamoró de una chica británica hija de exiliados sirios: Asma al-Asad, una financista de gran prestigio en la City londinense, con la que se casó también en diciembre del 2000, al acceder a la Presidencia (en el más puro estilo monárquico, “no podía reinar sin reina”).  Ambos forman una pareja bastante pro-occidental. ¿Dónde está el problema? Aparentemente las potencias occidentales (EUA, Canadá, la UE), Japón y destacados países de la Liga Árabe (Turquía, Arabia Saudi, Qatar, etc), han pedido reiteradas veces en la ONU se destituya el régimen dictatorial sirio.  Tanto es su afán democrático que incluso arman a los opositores moderados: Ejército Libre de Siria y Coalición Nacional Siria. Lo cierto es que, eixsten otros importantes regímenes dictatoriales en la región (sin ir muy lejos, la misma Arabia Saudita) y nadie le hace la guerra... Además, cuando se han derrocado autócratas muslmanes, el resultado final no ha sido nada bueno: recuerden lo que pasó con el Sha de Persia y el Ayatolá Ruhollah Jomeini, o el reciente derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto y la inestabilidad que generó el gobierno sucesor de Mohamed Morsi (“Hermanos Musulmanes”).

China y Rusia han vetado cualquier intervención contra Siria en la ONU y se dice que arman y sostienen económicamente (especialmente Rusia e Irán) al Gobierno de Bashar al-Asad. ¿Por qué?

Las explotaciones petroleras (un 22% del PBI sirio) se encuentran abandonadas o boicoteadas. Las reservas de gas sirias no son tan abundantes. La causa real de esta guerra, es geoestratégica: el gasoducto Irán-Irak-Siria, el más grande del mundo en construcción (6000 kms) está paralizado por la guerra desde el 2012, proponiendo Occidente uno alternativo, el Proyecto del Gasoducto de Haifa, con una ruta bajo el control de los Emiratos Árabes e Israel.

Ahora que Rusia hizo frente con éxito, en la reciente guerra de Crimea, a una posible pérdida de sus Reservas de Gas,  es obvio que no se va a dejar arrebatar el control del único gasoducto que puede competir con el suyo: el gasoducto de sus aliados mesopotámicos,  Irán-Irak-Siria.

En este berenjenal de intereses  contrapuestos, ha entrado de refilón, un elemento perverso más: el Estado Islámico (EI), movimiento terrorista antioccidental que busca unificar todos los países musulmanes en una especie de gran califato fanático y beligerante. Financiado por Rusia e Irán -y algunas malas lenguas dicen que por familias aristocráticas de Qatar y Arabia Saudita-, amenazan con hacer un sólo estado antioccidental en el Golfo Pérsico. Por lo tanto, una intervención directa de Occidente en la región, podría derivar en otro Vietnam o Afganistán...

Urge que la ONU funcione y en cooperación con tropas de países de la Liga Árabe, realice la intervención militar de pacificación en Siria lo antes posible, con la financiación occidental que fuere necesaria. Dicha intervención deberá analizar, el difícil equilibrio de la ocupación Siria del Líbano, para evitar expandir el problema hacia Israel...

Siria ha sido históricamente  tierra de paso y por ello, durante más de 2200 años, fue parte del antiguo Imperio Egipcio. Después, por más de 400 años perteneció a Irak (el antiguo Imperio Persa) y finalmente, por más de 1200 años fue turca en sus diversas versiones (desde el Imperio Bizantino pasando por el Otomano). En resumen: Siria es profundamente árabe, se encuentra, por su historia, su lengua y su religión (musulmana), totalmente vinculada al mundo árabe. Los países de la ONU en coordinación con las tropas de la Liga Árabe de Naciones deben intervenir de forma decidida y organizada en este conflicto bélico. A EUA y Rusia les queda, el ponerse de acuerdo política y civilizadamente, en las reglas mínimas a adoptar, para acabar con este innecesario drama que amenaza la paz y estabilidad de todo el mundo.

 

 

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