Punto de Encuentro

Elecciones 2016: La debacle de los Partidos Tradicionales Peruanos

Este enero 2016 empieza con la vista puesta en las elecciones presidenciales del 10 de abril. Quedan escasas 17 semanas para decidir quién liderará el futuro de todos los peruanos en el próximo quinquenio. Permítanme, como economista y sociólogo, hacer unas reflexiones lo más “técnicas” y objetivas posibles. Ojo: no pienso expresar mis preferencias personales por ningún candidato ni partido. Simplemente deseo reflexionar sobre las actuales tendencias, con el fin de que el lector analice y tome las decisiones y acciones que considere oportunas, a conciencia, respecto al panorama que afecta a los Partidos Tradicionales en el Perú, es decir, aquellos  debidamente institucionalizados, ya sea por su larga data, por el ejercicio del Gobierno o por su empaque ideológico relativamente sólido: Nacionalistas (en el poder), APRA, PPC, Solidaridad, UPP, AP y siglas de izquierda agrupadas en Frente Amplio y MAS.

Frente a dichos partidos, han surgido otros de corte “pragmático” que sustituyen lo ideológico y confrontacional por meras propuestas de reforma y mejoras paulatinas, en el marco de una cierta capacidad de gestión pública comprobada (eficiencia o Gobernanza), tipo Fuerza Popular, PPK y APP, que representan en las actuales encuestas, cerca del 50% de la intención de voto.

A mi entender, hay dos tipos de factores que justifican este giro copernicano de la política partidaria en el Perú.

1°) Factores Estructurales: A la desideologización que se ha consolidado desde la Caída del Muro de Berlín en el mundo entero, se ha sumado recientemente, una ola de corrupción y escándalos que ha terminado judicializando la política y desacreditando a las instituciones en los principales países democráticos, siendo Latinoamérica una de las más afectadas.

En el Perú, el bajísimo nivel de aprobación de los políticos tradicionales y de las propias instituciones políticas del país (empezando por el Congreso de la República), llevan a C y D a castigar mayoritariamente con su voto a los que ya han gobernado y no lograron grandes éxitos en ninguna de las dos prioridades que demanda el pueblo con urgencia: seguridad y trabajo.

Esta situación beneficia principalmente a la candidatura de la “K” de Keiko, porque la campaña se ha “desidiologizado”, “desmoralizado” y “desinstintucionalizado” por completo. Lo que premia el electorado es la efectividad de gestión en las dos variables mencionadas (seguridad y chamba) que el pueblo vincula con los logros del primer gobierno de Alberto Fujimori (lucha antiterrorista y saneamiento de la economía). Por ende: los partidos de antes (APRA, 1930; AP, 1956; PPC, 1966), ya no logran vertebrar  a la sociedad peruana, cohesionándola en torno a ideales o programas, con la mística que compartieron nuestros padres y abuelos. La aglutinación política actual es de bingo, rifa, fiesta y publicidad abundante en conos y asentamientos humanos. Ahora, la política peruana tiene una articulación populista, en vez de ideológica.

Para colmo, la debilidad intrínseca de los Partidos Políticos tradicionales, carentes de toda financiación por culpa de la “no aplicación” de la Ley de Partidos Políticos en vigor, los ha llevado a subastar “escaños” al mejor postor, o a realizar “fichajes” estrellas (“jales” les llaman), ya sea de rostros conocidos (comentaristas y presentadores televisivos) o de algunos tecnócratas de renombre o políticos carismáticos que van cambiando de chaqueta en función de las encuestas y sus propios intereses personales.

En resumen: no hay mensaje, no hay proyecto, no hay propuesta. Sólo rostros sonrientes, “frases hechas” (“clichés”) y posturas fugaces.

La política peruana es incapaz de vender esperanza, que es lo único para lo que realmente sirve un político. Resultado: desastre moral total. Ya no hay políticos buenos y malos. Para el electorado peruano todos suenan a lo mismo: simple calaña, gente interesada en sí misma, sin proyecto ni propuestas.

2°) Factores Coyunturales.

Además de una realidad estructuralmente adversa, la mayor parte de los Partidos Tradicionales atraviesan graves crisis coyunturales por culpa de la división interna, la carencia de liderazgos sólidos, la escasa financiación y serios errores de marketing político de sus propias estrategias. Veamos caso a caso.

  1. Urresti-Villarán (Partrido Nacionalista): Urresti podría haber aglomerado el “voto pragmático” de los que quieren eficiencia de gestión contra la delincuencia, y no están interesados en los “derechos humanos”. Pero como ha sumado a la Villarán como Vicepresidenta,  la contradicción está servida: han mezclado un acusado de vulnerar los Derechos Humanos con una ex defensora de los mismos que ha corrido a decir que su compañero de lista es inocente, pese a que el juicio recién comienza. Así, los de izquierda no van a sumar su voto a Urresti porque se sienten traicionados por Susana. Y los pragmáticos, que podían votar por Urresti suelen ser los que en Lima (que representa un 30% del electorado peruano), querían vacar a la Villarán por “inútil”. Es como mezclar el agua y el aceite. En vez de sumar votos, los autodestruyen conjuntamente… Pesa a estar en el Gobierno y contar con Nadine como valedora, intuyo que Urresti, por más mediático y confrontacional que sea, no superará un 3,5% a 6% de los votos, es decir que con las justas pasa, o lo que es peor, no pasa, y entonces muere el Partido en el Poder (Nacionalistas) ipso facto el próximo 10 de abril.

  2. Alan-Lourdes (Apra-PPC): Por otro lado, con el Gobierno actual y la maquinaria mediática totalmente en contra, la Alianza por el Perú también lo tiene muy difícil. La Unión del APRA-PPC ha sido presentada como un esfuerzo histórico de responsabilidad política, pero con Megacomisiones, Lava Jato  y otros casos en proceso (Alan), y el inacabable Caso Cataño (Lourdes) pendiente de sentencia, ambos líderes sufrirán un duro desgaste. A lo que hay que sumar que  si no remontan su actual cifra del 5%, aunque superen la valla quedarán como una exigua bancada de oposición. Y ya se sabe, un matrimonio de “conveniencia” dura poco cuando no hay nada conveniente que repartir… En síntesis: en la oposición, poco futuro tendrían ambos como bancada única. La “magia” de Alan para remontar en las campañas más adversas, es la única esperanza que les queda, pero no olviden que Lourdes puede contrarrestar dicha magia con su fama de “salada” o “gafe”. Sin duda, esta campaña es especialmente difícil para los dos grandes partidos tradicionales del Perú, que por primera vez en su historia, acuden aliados a las urnas.

  3. Alejandro Toledo (Perú Posible): el caso Ecoteva se ha  alargado hasta la exasperación, y la “condena mediática” hunde la candidatura del “cholo sano y sagrado” que ante la Opinión Pública, ya está embarrado del todo. Sigue estancado en el 3% con lo cual, otro partido tradicional que hizo las cosas bastante bien en la transición política, Perú Posible, ni siquiera pueda superar la valla electoral (<5%). Además, el ex presidente del Congreso Marcial Ayaipoma (como primer vicepresidente) y la ex ministra de la mujer del actual gobierno, la congresista Carmen Omonte (como segunda vicepresidenta), no son capaces de  captar voto nuevo fuera de sus propios círculos de militantes, por lo cual, la “plancha” no tendrá el necesario efecto de arrastre.

  4. Nano Guerra (Solidaridad Nacional): Sorprende cómo “Solidaridad Nacional” se ha embarcado en una aventura totalmente a la deriva. El Partido del Alcalde de Lima, Dn. Luis Castañeda Lossio, parte con un exiguo 0,6%  que debe multiplicar por diez si quiere salvar su agrupación, que tantas veces ha gobernado en Lima. Demasiado reto para tan corto tiempo disponible. Además, el candidato (Nano Guerra) ha desgastado su imagen con tantos cambios: de Director de El Peruano en tiempos de Fuji, a fallido precandidato presidencial de izquierda con la Villarán en las Elecciones 2011, y nuevamente fallido precandidato Presidencial con el Partido Humanista de Yehude Simon en las actuales… Hace menos de dos meses, Nano despreció una oferta anterior para ir como Precandidato a las Presidenciales con Solidaridad, alegando un supuesto “progresismo” que le vinculaba más con los Humanistas. Ahora que los Humanistas iban a someterle a una derrota en las internas, para reforzar la imagen de su líder fundador (Yehude Simon), huye de la encerrona y acepta tostarse al “Sol” de “Solidaridad Nacional”. En resumen: lo han quemado al pobre dos veces (Villarán y Simon) con falsas promesas en la izquierda, y ahora que intenta con el centroderecha, llega tarde al reparto de votos. No le va a dar margen para relanzar su imagen a tiempo… Agravante: sus dos vicepresidentes son endogámicos y no aportan voto fuera de las filas Solidarias (José Luna Gálvez y Gustavo Rondón). No nos sorprenda que pese a contar con dos políticos duchos y con recursos económicos detrás (José Luna Gálvez, Vicepresidente del Congreso en dos ocasiones y dueño de la Universidad Telesup) y José Vega Antonio (Presidente de UPP); además de una fuerte red partidaria en Lima (Solidaridad Nacional), y un publicista avezado (el ex fujimorista Carlos Raffo), en esta ocasión, por culpa del “voto útil” y los errores estratégicos ya mencionados, Solidaridad no superará la valla electoral del 5% o pase con las justas.

  5. Verónika Mendoza (Frente Amplio): Se trata del enésimo esfuerzo de unidad de izquierda, que lleva en su plancha de Primer Vicepresidente a un Magister en Economía de la PUC, el Econ. Alan Fairlie (actual Decano de Ciencias Sociales) y al polémico ex sacerdote Marco Arana, con fama de incendiario y antiminero. Por más que Verónika se muestra moderada (estudió en la Universidad de La Soborna en París), su negativa a condenar a los chavistas en Venezuela, sumada a una serie de contradicciones estratégicas y la propia debilidad interna de su agrupación -que combina la “izquierda caviar” con la “chicotera” de los ronderos cajamarquinos-, no le permitirá llegar a segunda vuelta. Con mucha suerte, conseguirá un 6% ó 7%, sino desaparece. La cuchillada mortal, en su caso, sería el no lograr aglutinar ni el voto caviar ni el  voto de la extrema izquierda. Cosa que puede ocurrir, si tenemos en cuenta que parte del voto de Arana se irá con el MAS que presentará a Gregorio Santos, pese a estar en prisión previsional hace meses.

  6. Acción Popular (Alfredo Barrenechea): Hombre preparado y con tablas, Barrenechea tiene una actitud fría y excesivamente distinguida ante las cámaras. Poco mitinero, poco “canchero”, no le veo capaz de conquistar el voto de C y D, tan necesario para remontar en estas elecciones. Para colmo, ha sufrido un serio desgaste en las internas de Acción Popular al ser acusado de filoaprista. Sin duda, la debilidad institucional intrínseca de AP no le permitía al “partido de la lampa” ir en solitario tampoco en estas elecciones. Lamentablemente, el partido del Arquitecto Belaúnde ha optado por bailar solo, y puede desaparecer en estos comicios.

 

En conclusión: si nadie lo remedia, en estos escasos 100 días pueden desaparecer de muerte súbita el grueso de lo que llamamos Partidos Tradicionales en el Perú: Solidaridad, UPP, AP, Nacionalismo y Frente Amplio (desapareciendo la ficha de Tierra y Libertad). En cambio, el APRA y el PPC, de salvarse, pasarían por una muerte lenta, ejerciendo una oposición conjunta muy parecida al enrarecido período APRA-UNO (Unión Nacional Odriísta) de los años 1963-1968.

Confiemos que de esta especie de “hoguera de las vanidades” surja, renovado, un panorama político nacional que incorpore nuevos rostros, jóvenes líderes, gente preparada y motivada, que nos propongan proyectos de calidad para el Perú.

En el siguiente artículo, analizaremos los Partidos Políticos de nuevo cuño, y a sus tres candidatos, que son los favoritos para las Presidenciales en las encuestas  hasta la fecha: Keiko, PPK y Acuña.

 

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