Punto de Encuentro

EL SONIDO DE MANCHESTER: THE STONE ROSES

Como la mayoría de bandas británicas influyentes (Joy Division, The Smiths), The Stone Roses nació en Manchester. Lo hizo con un núcleo conformado por el vocalista Ian Brown y su amigo de la escuela, John Squire en la guitarra, a los que se sumaron luego otros músicos y luego de algunos cambios, lo hicieron Gary  Mounfield al bajo y Alan John Wren en la batería con la que cuajaron su mejor lineup. Fueron la piedra angular que dio origen a la corriente denominada Madchester (junto con Happy Mondays y James) que luego cedería posiciones ante el sonido Britpop de los 90 donde destacaron Oasis, Blur, Suede y Pulp, a los que influenciaron y además le pusieron la valla alta.

Sus primeros singles dieron la pauta de la calidad musical, la cual fue coronada gracias a su primer disco, titulado con el mismo nombre The Stone Roses (1989). Fue tal su éxito que la crítica incluso llegó a considerarlo como uno de los mejores álbumes británicos jamás grabados. Quizás a muchos les parezca exagerado, pero personalmente me inclino por considerarlo como tal, pues era la mezcla perfecta entre el indie y de la psicodelia, la desenfadada armonía entre guitarra y bajo ambos respaldados por un sólido sonido rítmico de fondo y una total ausencia de teclados, tan presentes en la música de entonces, por tanto, por decantación tenían que encajar con el sonido beat de los 90 que se alejaba del sonido synthpop y new romantic tan de moda en los 80.

I Wanna Be Adored

 

 

Y es que la música de los Roses no sonaba a nada parecido. Podría tener un cierto tufillo beatlemaniaco e incluso hay quien encuentra ciertas reminiscencias al Pink Floyd de sus inicios. A mí particularmente me parece que Bye Bye Badman o la brevísima y de aire trovador Elizabeth My Dear podrían haber sido parte del Something Else by The Kinks, obra maestra de The Kinks o de algún disco de Simon & Gardfunkel, sin embargo, esto no abonaría más que en el reconocimiento de las influencias musicales de los Roses.  

Made Of Stone

 

 

Debo admitir que rara vez estoy concuerdo con la crítica musical, pero esta vez me encuentro ante una excepción, pues el álbum, cuya totalidad de canciones fueron compuestas por Brown y Squire, es realmente una de las joyas de la música británica donde todos los astros se conjugaron en el cuadrante perfecto para su grabación, con cada una de sus canciones reluciendo como una pequeña obra de arte, tan independiente una de otra pero a la vez tan necesitadas entre sí para darle coherencia a un álbum cuyo concepto resulta tan único e íntegro como difícilmente repetible.

She Bangs the Drums

 

 

Suele ocurrir que con el éxito lleguen los excesos. El pack de músicos exitosos, jóvenes y ricos, por lo general no viene solo. En el caso de los Roses lo hizo acompañado de drogas, mujeres, peleas y cuestiones legales. La banda entró en conflictos internos lo que motivó que el segundo disco demorase cinco años en ver la luz, pues no fue hasta 1994 cuando se editó Second Coming, un disco sin duda bueno, pero que no podía competir con su predecesor, lo que decepcionó a sus fans, además, seamos claros, cuando fue editado, el sonido Madchester ya había sucumbido ante el Britpop que se había apoderado de la escena.

 

Con solo dos discos en su haber, la banda se disolvió en 1996 y fue hasta 15 años después, en el 2011, que se reunieron para dar una serie de conciertos y debido a su éxito, retornaron de manera oficial y en el 2016 incluso editaron un par de canciones, sin embargo en el 2017 anunciaron su ruptura, esta vez quizás definitiva.

 

Será difícil que los Stones Roses vuelvan a grabar o que salgan nuevamente al ruedo, pese a ello, nos queda su música y un disco brillante que lo quisiera tener en caso me quede por un largo tiempo en alguna isla desierta.

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