Punto de Encuentro

El Perú y la República son posibles

10 Noviembre, 2020

Punto de Encuentro

«Quienes únicamente se solazan con el pasado,

ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema.

Quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto,

ignoran que el Perú es aún una posibilidad».

Jorge Basadre

¿Qué significa para la República la vacancia por incapacidad moral del Sr. Vizcarra?

Principalmente significa dos cosas:

  1. El retorno a una institucionalidad republicana básica de respeto y cumplimiento de la Ley y la Constitución.
  2. Es el mayor golpe político a la coalición de la corrupción que tomó el poder en el Perú.

Respeto a la Ley y lucha contra la corrupción de la cosa pública.

Si la promesa de República significa construir una sociedad de ciudadanos iguales, donde prime la búsqueda del bien común, donde se respete la Ley, y donde el equilibrio democrático de poderes sea una realidad, la vacancia del Sr. Vizcarra es un paso en el camino correcto.

¿Y qué significó Vizcarra para la política peruana?

El nivel de lodo, de podredumbre moral al que ha sido llevado el país por el Gobierno de Vizcarra no tiene comparación en nuestra historia Republicana. No descendimos a estos niveles, ni siquiera tras la guerra con Chile.

Aprovechando para su interés personal los odios políticos existentes en el país, Vizcarra no dudó en utilizarlos y profundizarlos, con tal de mantenerse en el poder y evitar dar cuentas a la Justicia por sus casi probados delitos.

Vizcarra representa la cultura de la coima normalizada en un cargo público, la continua traición de aliados y amigos como estrategia de sobrevivencia política, el cinismo frio en la comunicación con la ciudadanía, el despilfarro de los recursos públicos para mantener popularidad, y la incapacidad de conseguir resultados en la gestión del Estado. Vizcarra resume en su persona, todas las taras morales e ineptitudes que no debe tener un político.

Entonces, ¿el problema es sólo la persona de Vizcarra?

Lamentablemente no. Hagamos el esfuerzo de ver la verdadera estructura de poder en el Perú.

Vizcarra ha sido sólo un peón de los intereses de una mega coalición política, empresarial y mediática, que ha logrado tomar el poder en el Perú desde el Gobierno de Ollanta Humala. Esa coalición tiene como base a las empresas del “Club de la Construcción” con GyM a la cabeza y el grupo El Comercio, a la que se suman –por motivos más ideológicos y políticos- una vasta red de ONGs “progresistas” con una gran capacidad de lobby en las decisiones y contrataciones del Estado, y el grupo de medios de comunicación del grupo El Comercio.

Esta colación de la corrupción, es funcional y servil a los intereses de Odebrecht y demás empresas brasileras, y en conjunto han logrado influir directamente en la política nacional para defender sus intereses, controlando directamente, por ejemplo, las designaciones y decisiones de la Fiscalía.

La estrategia utilizada por ésta coalición, fue manipular los odios y enfrentamientos políticos existentes en la comunidad política peruana, que –hay que decirlo- llegan a niveles irracionales y enfermizos. El manto encubridor utilizado para tapar todos los actos de corrupción que viene sufriendo el Perú, han sido el atizamiento irresponsable del antiaprismo y del antifujimorismo. La coalición de la corrupción uso el “discurso contra la corrupción” para tapar sus fechorías y destruir a sus adversarios políticos.

¿Qué hacer?

Para comenzar, sugerimos tomar de inmediato tres medidas:

  • Iniciar el desmontaje del tinglado armado en la estructura del Estado que obedece los interese de Odebrecht: Eso significa que el Parlamento debe nombrar de inmediato a los nuevos miembros del TC y a partir de allí, hacer los cambios necesarios en el Ministerio Público y órganos electorales.
  • Revelar el Acuerdo con Odebrecht, y dar los pasos iniciales para que deje de contratar con el Estado, pague todas las reparaciones, y salga del país.
  • Cesar de inmediato las ingentes transferencias de recursos públicos a los medios de comunicación.

Se puede hacer mucho más, pero nos concentramos en sugerir medidas que apuntan a lo estructural del poder de la corrupción política en el Perú.

Sólo con medidas de este tipo, el Perú podrá tener unas elecciones transparentes y democráticas. El Perú es aún una maravillosa posibilidad. Estaremos vigilantes.

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