En el Editorial anterior señalábamos la arista del origen social como componente no explícito de la estrategia política que busca deslegitimizar a la PNP:
“Y ¿Quiénes están detrás de éstas medidas contra la PNP?
Detrás de éstas medidas está el “infantilismo pequeño burgués” que Lenin denunciaba con todas sus fuerzas. Son los hijitos de papá jugando al “socialismo”. Para Lenin, éste pseudo radicalismo tenía por característica central no reconocer los datos básicos de la realidad, y cuyas medidas y programas terminaban afectando gravemente los intereses del pueblo en su conjunto como de los trabajadores”.
En el mismo Editorial afirmábamos que, por el contrario,
Detrás de éstas medidas no están los trabajadores del Perú, ni los emprendedores, ni las amas de casa populares, ni los campesinos productores, ni los desempleados, ni los jóvenes sin trabajo.
Es decir, por un lado, un pequeño y activo sector de la clase media pudiente radicalizada políticamente, y por el otro, el conjunto de la sociedad.
La primera, con el apoyo de los medios de comunicación masivos tanto del Estado como del monopolio vinculado a las empresas constructoras socias de Odebrecht, así como al lobby de la academia y la vasta red de ONGs, en una estrategia sostenida para construir una post verdad necesaria para deslegitimar a la PNP: que las “pacíficas” protestas sociales fueron reprimidas a “sangre y fuego”, cuyo producto fue la “masacre” de los “estudiantes” y los dos jóvenes muertos por perdigones de plomo. En esta línea de imposición del Ministerio de la Verdad Orweliana de un “relato” falso de los hechos, las “revelaciones” de Gorriti sobre las intenciones del Presidente Merino de “sacar los tanques a las calles” llegan al delirio.
Ninguna prueba, ninguna evidencia, ningún hecho, ningún testigo: nada. Por el contrario, mirando los hechos, todo el tinglado se desmorona:
Tal es la fuerza de la realidad, que ha sido el propio Ministro del Interior de Sagasti, Cluber Aliaga, quien informó que:
“Un comunicado oficial de la Defensoría del Pueblo refirió que no existían personas por ubicar a causa de las manifestaciones. Existen indicios razonables de tratarse de una falsa denuncia de desaparición en el caso de la única persona que no registra DNI”.
Evidentemente que el Ministro Aliaga renunció de inmediato en un acto que lo honra como persona, como ciudadano y como miembro de la PNP. Y justamente éste es el hilo de la madeja que queremos contrastar y desarrollar.
La inmensa demostración de honor, de decencia, de dignidad, de valores, de sentido de institucionalidad que han mostrado todos los oficiales en actividad y en retiro de la PNP frente al irresponsable atropello que viene sufriendo la PNP. La sociedad peruana ha sido testigo de una muestra de entereza moral, de capital ético pocas veces vista en la política nacional.
La sucesiva renuncia a los cargos de Oficiales de la PNP mirando más allá de los intereses personales y beneficios materiales, es una lección de decencia a una sociedad donde como decía Gonzales Prada “donde pones el dedo salta el pus”. Hoy podemos decir que la PNP se constituye en un institución tutelar de respeto a las leyes del país y a la Constitución.
Nuestra Policía Nacional, es el “pueblo uniformado”. Sus miembros provienen de todas provincias del Perú, una gran mayoría han estudiado en colegios públicos. La PNP expresa “todas las sangres” de nuestro maravilloso país diverso y complejo. Los miembros de la PNP no son miembros de una elite ni de una resentida casta social. Todo lo contrario.
Como dice Camille Paglia -sobre el origen social para explicar la mentalidad caviar en todo el mundo-, un sector de hijos de la clase media acomodada, se han criado en familias nucleares, solos llenos de empleadas, con gran ausencia de sus padres, sin vida de barrio ni comunidad, sin lazos reales con su demás familia, sin conocer siquiera los nombres de sus vecinos, cambiando de casas en la mejora social. Ello explica su radicalismo, su narcicismo idiota, su infantilismo político, su irresponsabilidad en temas institucionales y sociales.
Por el otro lado, Camille relata la vida de los hijos de los trabajadores que provienen de vivir intensamente dentro de su familia extendida (primos, sobrinos, tíos, nietos, entenados), el desarrollo de una vida de barrio con connotaciones juveniles épicas, con fiestas familiares llenas de una larga parentela como de vecinos amigos de toda la vida. Tanto el Central Park de Nueva York como nuestros Parques Zonales en los Conos de Lima por ejemplo, son tomados todos los domingos por las familias extendidas que disfrutan horas de horas de juegos, bailes, comidas y alegrías. Ello explica su realismo, sus valores, su lealtad a las tradiciones, su amor al Perú, su vocación de servicio a la comunidad.
Desde PdE rendimos nuestro reconocimiento y homenaje a todos los miembros de la PNP: nuestro “Pueblo Uniformado”.