Claire Viricel
El 19 es un número símbolo de Pachacuti (cambio) en Chile. Un 18 de octubre del 2019 fue el estallido social, y un 19 de diciembre del 2021, a las 19:21 horas exactamente, el SERVEL proclamaba al joven Gabriel Boric ganador de unos comicios no solo los más polarizados desde que retornó la democracia sino también los más seguidos en el mundo. Es que Chile hoy en día se ha vuelto «el laboratorio de los retos de la política» (Manuel Alcántara, desde Salamanca). Acaso por ello se movilizaron 1,2 millón de electores que no lo hicieron en la primera vuelta. La clase media —enojada con Piñera— y el voto femenino de los grandes centros urbanos, optaron por Boric, lamentó la secretaria general de la UDI (derecha pinochetista). Obtuvo 4'620'419 sufragios, un 55,87% del total, un récord nacional. Esto puso fin al gran cambio ocurrido en las últimas dos décadas en materia electoral: la abstención. Una perversa reforma constitucional de 2005, que culminaba la Transición, añadió un candado más de estabilidad que se tornó una aversión a las urnas, pues mediante el voto no se podía cambiar nunca el sistema electoral binominal ni las caras. Lo imposible sin embargo ocurrió. Tiene 35 años, justo la edad mínima requerida, una ya larga vida pública pese a su corta edad y una legitimidad histórica.
Nace en Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, el 11-02-1986. Ingresa en el 2004 a la Universidad Nacional de Chile, la decana, en Derecho, volviéndose el 21° primer mandatario egresado de esta institución y el 17° de la Facultad de Derecho. Todos, dicho sea de paso, de izquierda o centro izquierda, la cantera de presidentes de derecha siendo la Pontificia Universidad Católica. Empezarían pronto las protestas estudiantiles universitarias y será uno de los líderes en el 2011. Terminará elegido Presidente de la FECH, sucediendo a Camila Vallejo, luego de haber sido elegido Consejero en el 2008. Candidatea a la diputación nacional por su región natal, Magallanes y Antártica Chilena, y es elegido por dos periodos sucesivos: 2014-2018 y 2018-2022. Cabe resaltar que había postulado en tanto que independiente, o sea fuera del aborrecido sistema binominal que impide la emergencia de nuevas figuras políticas, una suerte de jaula de hierro. Respaldó naturalmente el proceso constituyente que derivó del 18-O. Provinciano, bien formado, múltiples veces elegido en nombre del cambio, Boric llega a La Moneda por el joven partido Convergencia Social fundado en el 2018, luego de haber llamado «a trabajar por la unidad de los demócratas». En plena crisis del modelo económico y de la política. Supo atraer el electorado anti-establishment, como lo vio claro Carlos Meléndez de la Universidad Diego Portales, en noviembre. Para otro politólogo, la docente de la Universidad de Chile, Claudia Heiss, el eje izquierda-derecha ha sido superado por el eje nosotros-ellos, la ruptura elites-ciudadanía, que abre paso al populismo. Y no deja de resaltar que es el propio neoliberalismo, con la digitalización, que ha abierto la horizontalidad —el no deberle nada a nadie, la interpelación mediata vía redes sociales—, esa actitud que se tumba la verticalidad tan necesaria en las instituciones cualesquiera y para el poder. Y eso pasó en los partidos políticos de Chile, ya no hay militancia. En otras palabras, el neoliberalismo chileno, mucho más dogmático que en otras regiones del mundo, va sucumbiendo por sus propios excesos.
La renuencia a invertir en el gasto público que toda sociedad que progresa pide en mayor cantidad, como tener servicios públicos de calidad y de cobertura nacional, es un ejemplo. Pese a ser el país latinoamericano más rico en ingreso per cápita, la población no se siente parte de una sociedad cohesionada sino «de castas» (Isabel Allende, dixit). Hasta los privilegiados lo admiten, como el economista exministro de Bachelet, Nicolás Eyzaguirre Guzmán, en el 2014: «Yo fui a un colegio cuico. Fui al Verbo Divino, y les puedo decir que muchos alumnos de mi clase eran completamente idiotas. Hoy, son gerentes de empresas. Lógico, si tenían redes. En esta sociedad no hay meritocracia de ninguna especie».
Entonces, la victoria de Boric se vuelve simbólo de liberación, de ruptura irreversible para muchos de los que festejaron su holgado triunfo, y de dura sanción a los que pusieron economía y productividad por encima del bienestar, sin miramientos para quienes nunca se sentirían parte del desarrollo. ¿Puede tener éxito su gobierno con una constitución que es adversa a su plan de transformaciones? ¿Con tan solo 37/155 diputados de su coalición y solo 5/50 senadores? Tendrá que tener «una política de acuerdos» que la izquierda misma aborrece. Aprender a componer. Su contrincante, José Antonio Kast, el perdedor con honores, le está enseñando el camino: «Lo primero que quiero hacer es felicitar a Gabriel Boric, él se merece todo nuestro respeto. Ganó en muy buena lid. Muchos chilenos confiaron en él. Y esperamos que tenga un muy buen gobierno. Y en lo que podamos, con nuestras legítimas diferencias, queremos ser un aporte para la patria. Tenemos que entre todos volver a unir a los chilenos, tenemos que volver a crecer, recuperar la fe en nuestro extraordinario país» (Kast, asumiendo rápido su derrota). Ex UDI, candidateó dos veces en tanto que independiente (Partido Republicano) pero sigue siendo un conservador ultracatólico guardián del dogma neoliberal. Para muchos observadores, la actual constitución no hace compatibles las libertades individuales y económicas con los derechos sociales y políticos que no cesan de ampliarse en el mundo. Por una nueva distribución del poder se movilizó la gente. ¿Cómo vivir juntos y tan distintos? La nueva Constitución, cuyo rechazo se ve improbable, lo dirá.
A propósito, el diario satírico The Clinic recordaba el año pasado la calidad humana de los fundadores del Chile actual. «Reconocida por su lucha por los derechos humanos, la madre de la expresidenta Bachelet, fue torturada por el exagente de la DINA, Marcelo Moren Brito, durante la dictadura, periodo por el que pasó por el centro de detención Villa Grimaldi. En entrevista con CNN Chile, Angela Jeria recordó el encuentro que tuvo con quien fue uno de sus torturadores y con el cual coincidió al vivir en el mismo edificio años más tarde. Un día se encontró con Moren Brito en el ascensor y en el momento en que se dio cuenta de quien era, relata: "Yo no pude aguantar ser descortés, por decirlo así, y le dije: - Yo a usted lo conozco, pero hace mucho tiempo. Él me dice: - Sí, ¿dónde? - En Villa Grimaldi, le digo yo. Se paró en seco, se dio una palmada en la frente y me dice: - ¿Quién es usted? - Soy la viuda del general Bachelet, y desapareció de mi vista. Desde entonces, cuando me veía, se iba por otro lugar. Y un día que veníamos los dos del estacionamiento, yo entro primero al ascensor y él viene corriendo y se mete sin darse cuenta que yo estaba ahí, me mira y se corta entero. Entonces, yo lo miré un rato y le digo: - A usted yo no lo odio, yo pienso que fue terrible lo que tuvo que hacer, y me dijo: - Gracias señora. Después de eso me buscaba para saludarme”.
Entonces, ¿Chile comunista o Chile humanista?