Punto de Encuentro

Se busca la letra R: Análisis de la situación del PRI y el Partido Aprista Peruano

El objetivo de este artículo es analizar comparativamente las crisis de popularidad por la que están pasando dos partidos políticos hermanos como lo son el Partido Revolucionario Institucional de México y el Partido Aprista Peruano (PAP).

Como se puede apreciar desde los libros de historia política tanto el PRI como el PAP tienen un origen político similar. Por un lado, el PRI fue fundado en 1929, el cual en un inicio se llamó Partido Nacional Revolucionario (PNR), posteriormente cambió de nombre a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y, finalmente cambió de nombre a Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el año 1946. Este movimiento o corriente política surge tras la Revolución mexicana y tiene como uno de sus principales motores el aglutinar distintas clases políticas (de izquierda y de derecha o revolucionarios e institucionales) que aglutinados en un mismo movimiento puedan hacer frente a la oligarquía mexicana generando un gobierno que represente los intereses de las mayorías. Como se puede apreciar de los anales de la historia del PRI se ha apreciado que han tenido presidentes electos de tendencias que podrían ser entendidos tanto de derecha como de izquierda; no obstante, mientras mas nos acercamos a los tiempos actuales la derecha o la tendencia institucional/tecnócrata del PRI se ha consolidado en dicho movimiento. Producto de esta consolidación se escindieron dos movimientos de tendencia revolucionaria del PRI como son los casos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el caso de Movimiento de la Regeneración Nacional (Morena). Hoy Morena ostenta una gran popularidad a nivel de México, teniendo la gobernatura de mas de la mitad de los estados federados mexicanos y teniendo la presidencia de México.

Por otro lado, el Partido Aprista Peruano fue fundado el año 1930, inspirado en la Revolución Mexicana, la Reforma Universitaria de Córdoba, la cual es reivindicada por la ideología aprista o Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), partido que se planteó como un movimiento que conglomera distintas clases sociales y de distintas perspectivas políticas para hacer contraposición a la oligarquía en el Perú y gobernar conforme a los intereses de las mayorías. El reconocido político Víctor Raúl Haya de la Torre funda la APRA en un acto político en el año 1924 en México. Es importante destacar que esta ideología se presenta como una tercera vía ya que considera que a la realidad latinoamericana no le es aplicable lo propuesto por el capitalismo promovido por EEUU ni por el Comunismo ya que desde una perspectiva materialista la realidad de Latinoamérica no era la de un país industrializado que pueda tener una clase proletaria mayoritaria que pueda liderar una revolución. Ahora bien, el Partido Aprista Peruano también contó con alas de derecha y de izquierda que llevó a que en algunos casos se escindan también nuevos partidos políticos como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) o el Movimiento de Bases Hayistas (MBH); los cuales, a diferencia de Morena en el caso mexicano, no tuvieron mayor relevancia en la coyuntura político-electoral. Un ejemplo relativamente reciente de que en el PAP existieron alas de derecha e izquierda fue la confrontación interna que existió tras el fallecimiento de Haya de la Torre, en el cual Armando Villanueva del Campo (de tendencia de Izquierda) reivindicaba como libro fundamental del PAP “El Antiimperialismo y el APRA” confrontando  con Andrés Townsend Ezcurra quien reivindicaba como libro fundamental “30 años de aprismo”; o, se puede recordar también a un joven Alan García en su primer gobierno con un discurso muy de izquierda, versus un Alan en su segundo gobierno adoptando políticas más de derecha y promoviendo las inversiones.

Es preciso recalcar que el PAP a diferencia del PRI, solo logró gobernar en dos ocasiones; no obstante, considero que en ambos partidos políticos lo que ha sucedido es que se han alejado de sus tendencias revolucionarias, lo cual no les ha permitido como movimiento conectar adecuadamente con la población en las últimas elecciones.   

Ambos partidos presentan usualmente muchos tecnócratas, con títulos en las mejores universidades y reivindican constantemente las buenas cosas que hicieron y como lograron que sus economías crezcan, así como las obras que realizaron, pretendiendo persuadir a la población de que saben como gobernar. Y es curioso ver que en ambos países gobiernan partidos nuevos, sin políticas claras con una tendencia principalmente populista, autodenominadas de izquierda y que tienen como característica similar el criticar el sistema por el cual se ha gobernado durante años y a los grandes sectores de poder a quienes culpan de perpetuar los problemas del sistema. ¿Le faltará algo de esto a ambos partidos? Me parece que sí. Es necesario que pongan en el escenario a candidatos con estas características para reconectar con el pueblo, es decir, darle un espacio a su tendencia revolucionaria y hablar en el idioma de las mayorías necesitadas que perciben diariamente que las cosas están funcionando mal y planteando soluciones innovadoras y que ataquen a la raíz del problema.

Pero, por qué deberían hacerlo, primero claro está que si quieren ganar elecciones deben tratar con nuevos caminos en donde no se privilegie tanto la tecnocracia, pero principalmente porque es necesario rescatar la clase política y el sistema de partidos políticos para no continuar con democracias endebles que llevan a políticos o movimientos improvisados al poder con discursos como el de “Había una vez un pollo…”.

Finalmente, debo señalar, como lo hago siempre en mis artículos, que no planteo esta perspectiva como unívoca, sino como necesaria dentro del debate que tengan las clases dirigenciales de estos movimientos, ya que de no estar presente dicha perspectiva al momento de realizar el planeamiento estratégico de su quehacer político, seguirán alimentando el riesgo de seguir debilitándose o de ser una opción más de derecha, perdiendo así la esencia de sus movimientos desde su fundación y en gran medida uno de los factores más relevantes para su éxito como movimientos: conglomerar perspectivas de izquierda/revolucionarias con otras de derecha/institucionales/tecnócratas.

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