No podemos dejar de prestar atención a lo que viene sucediendo en México. Los demócratas tenemos la obligación de alzar la voz frente a los atropellos del populista y autoritario AMLO, quien, como alumno aplicado en las malas artes de la política regional, aprendió que el derecho puede ser una herramienta “soft” para perseguir a sus enemigos políticos.
La indebida retención de Alejandro Moreno, presidente del PRI, de la COPPAL y vicepresidente de la Internacional Socialista, en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, es un hecho repudiable que mancha la (todavía) democracia mexicana y latinoamericana. No es casual que este hecho se produzca luego de la gira del líder mexicano denunciando ante diversos organismos internacionales, la persecución política que se produce en México y que empieza a generar mucha preocupación en la comunidad política internacional.
El también diputado Alejandro Moreno representa la institucionalidad en un país que se esfuerza por mejorar sus niveles de democratización pero que, desde el gobierno de AMLO, viene padeciendo una involución política mediante la aparición de prácticas que nos recuerdan a las dictaduras militares que gobernaron en América Latina hasta hace unas décadas.
Los partidos progresistas, dirigentes y aliados de la sociedad civil, debemos estar atentos sobre lo que sucede en México. Nuestras democracias están en peligro por el populismo como forma perniciosa de hacer política, por el clientelismo asistencialista, las flagrantes violaciones al estado de derecho y la terrible desafección política de una parte importante de la ciudadanía después de tantos años de antipolítica impuesta por el discurso tecnocrático neoliberal. Que lo sucedido al compañero Moreno sea una advertencia de que nadie, en ningún país de la región, está libre de ser víctima de la persecución política mediante la utilización de la justicia.
Reafirmamos, una vez más, nuestro amor por México y su gente.