Punto de Encuentro

Los lúmpenes que nos gobiernan

Pedro Castillo, su familia (la nombro por objetividad, y sólo una vez), y sus hombres son los lúmpenes que nos gobiernan. La primera hipótesis de este artículo es que el actual gobierno se define como lumpen, por una gran metamorfosis: por poco ha dejado de ser marxista, leninista, maoísta, progresista e izquierdista, para convertirse en “escoria social”. Simple y llano: casi ha perdido cualquier concepto de gobierno y sobre todo el esencialismo político iniciáticos, para definirse en cualquier desgobierno y sobre todo en el pragmatismo vulgar de los procedimientos políticos y judiciales. La segunda hipótesis es que el presidente de la República, sus ministros y sus camaradas funcionarios son lúmpenes. A la vez, la chusma del gobierno puede clasificarse, mínimamente, en el “lúmpenes ladrones” y el “lúmpenes figuretis”: los primeros, los ladrones, son aquellos que roban por el ejercicio del cargo público o por la pertenencia al entorno presidencial, y que pueden formar parte de alguna de las organizaciones criminales como son, por ejemplo, la que dirigiría el Presidente llamada “los chotanos”, la que encabezaría el vicepresidente desaforado Vladimir Cerrón conocida como “los dinámicos del centro”, o de la que habrían conformado los congresistas llamados “los niños”. Los segundos, los figuretis, son aquellos que ingresan al gobierno por la patología del ego, de la distinción social, y son capaces de experimentar transmutaciones ideológicas, casi biológicas, como la de Gregorio Samsa. Para los primeros, salvo el dinero todo es ilusión; para los segundos, salvo el fajín ministerial todo es ilusión. Marxianamente, puede decirse que ambas formas del lumpen sufren lo equivalente a cierto “desclasamiento”.

Por supuesto, con la diferencia de que el delincuente es desclasado “por abajo”, y el figureti es desclasado “por arriba”. En verdad, esta tipificación de las subclases que conforman este gobierno la formulo haciendo mía la crítica de Ernesto Laclau a Karl Marx, en el sentido de que la historia comparada ha mostrado que la existencia y efectividad del lumpemproletariado falsea el determinismo económico marxista. O sea que, aunque algunos ministros figuretis parezcan estúpidos, los lúmpenes de este gobierno son tales por teoría objetiva y por teoría subjetiva del valor.

Los lúmpenes están fichados por la teoría política, a través de la categoría lumpemproletariado. Marx fue el primero en operacionalizar dicho término, fundamentalmente en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. El filósofo dice que los lumpemproletarios son una subclase “enteramente indefinida”, por origen y por oficio, conformada por “degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, soldados licenciados, convictos licenciados, galeotes fugitivos, estafadores, charlatanes, lazzaroni, rateros, estafadores, jugadores, proxenetas, prostibularios, porteadores, literatos, organilleros, traperos, afiladores de cuchillos, caldereros, mendigos”. En cambio, los lúmpenes de este gobierno están fichados por el Ministerio Público, por la policía y por la prensa. Por la genealogía, la composición de sus diversos gabinetes de ministros, y de su funcionariado es más o menos la siguiente: ex presos e imputados por delitos comunes, perpetradores de mujeres, un vendedor de pollo, un chofer de combi, un vendedor de agüita arracimada, profesores universitarios oportunistas, exterroristas, y hasta un exguerrillero. Y, por el ejercicio lumpenesco del gobierno, la composición sería: ministros, exministros, funcionarios y alcaldes afines son investigados por corrupción de funcionarios, y otros delitos entre los que destacan terrorismo y acoso sexual, y algunos de ellos ya están como colaboradores eficaces o encarcelados. Mención aparte merece el prontuario del propio Presidente, ex ante y durante el ejercicio presidencial: exsecretario general del Setup Conare, que es un organismo generado por el Movadef, que a su vez pertenece a Sendero Luminoso; cinco investigaciones preliminares en el Ministerio Público por corrupción de funcionarios, y una acusación constitucional en el Congreso de la República por traición a la patria.

Es la primera vez que el Perú tiene un gobierno lumpen. Los clásicos del marxiano se dividen en su valoración del lumpemproletariado: ahí están Vladimir Ilich Lenin y Lev Trotsky que lo descalifica absolutamente, y Mao Zedong que creyó posible su reeducación. En tanto que los clásicos de las ciencias sociales lo han convertido en categoría sociológica: ahí están Frantz Fanon y Pierre Bourdieu. La teoría política y el análisis político también pueden redimir a la categoría lumpen, y por supuesto lumpemproletariado, pero la fatalidad seguirá siendo la definición por defecto: “Clase peligrosa”, “proletariado andrajoso”, “chusma impoluta”, “subproletariado”, “grupo esencialmente parasitario”, “soldados contratados”, “herramienta de destrucción y reacción”. Finalmente, Marx señaló a Napoleón III como el jefe del lumpenproletariado, como hoy a Pedro Castillo como el jefe de los lúmpenes que nos gobiernan.

NOTICIAS MAS LEIDAS