Claire Viricel
Y llegó el día. El 4 de setiembre fue un domingo primaveral en la capital, y de gran movilización ciudadana. El Servicio Electoral había dispuesto votar en centros cerca de casa para ir caminando. Un voto obligatorio —nonagenarios saludables incluidos— y que la gratuidad del transporte público y el cierre de los malls volvió un éxito de participación.
El resultado cogió a todos de sorpresa. Ninguna encuestadora previó tal victoria del Rechazo: 61,86%. “Siete millones 881 mil votos alcanza el Rechazo al texto constitucional, que se impone en todas las regiones del país. Ese caudal de sufragios supera al total de las personas que participaron en el plebiscito de entrada y al respaldo récord del Presidente en diciembre” titula El Mercurio del día 5. Para La Tercera, “un shock electoral”. El Rechazo ganó en todas las regiones siendo mayor en Ñuble (74,2%), La Araucanía (73,7%) y Maule (71%). El mismo El Mercurio resalta: “Región metropolitana da sorpresivo giro entre el plebiscito de entrada y el de salida”. En efecto, de las 52 comunas de Santiago, solo ganó el Apruebo en cinco (Puente Alto, 50,97%; Ñuñoa, 50,41%; Maipú, 51,15%; San Joaquín, 53,88%; Pedro Aguirre Cerda, 54,85%). El Rechazo ganó en la capital con un 55,26%. Votaron 13’021’063 de electores, 85,82% de participación. Solo 7’562’173 habían sufragado el 25/10/20 para el plebiscito de entrada con voto voluntario. La derrota resulta proporcionalmente dura para el gobierno que empezó enseguida las conversaciones para “definir un rayado de cancha adecuado para un nuevo proceso” (El Mercurio), y rearmar su gabinete. ¿Qué sucedió?
Desmesura e ideología
En su editorial, El Mercurio califica a la Convención Constitucional de “epicentro de la intolerancia, el revanchismo y las prácticas cancelatorias, promovidas por quienes creyeron que su elección como convencionales los situaba automáticamente del “lado correcto de la historia” y les daba el absurdo derecho de usar un texto constitucional para imponer su particular proyecto político.” La abogada y exconvencional, Marcela Cubillos, da luego su opinión. “La propuesta que la ciudadanía rechazó de manera tan contundente tenía un eje claro y refundacional, que sus mismos partidarios elevaron a la categoría de esencial en las discusiones y votaciones de la Convención, así como en la campaña que precedió el plebiscito. Entre otras y solo a vía de ejemplo: la noción de Chile como un Estado Plurinacional; el desconocimiento a la igualdad ante la ley estableciendo discriminaciones arbitrarias en beneficio de los pueblos indígenas; la supresión del Senado, al que se veía como el órgano de una “casta”, al decir de una expresidenta de la Convención; una Presidencia de la República a la que se cercenaban sus atribuciones legislativas; un Congreso de diputados que concentraba el poder total sin contrapesos adecuados; la eliminación del Poder Judicial, que se rebajaba al nivel de un mero servicio y que lo equiparaba a los que crearan los pueblos originarios; una concepción de la regionalización altamente burocrática, con una reverberación de órganos, sin ningún incentivo a la disciplina fiscal; y un Estado proveedor, exclusivo y excluyente, de bienes públicos”.
Consultados por el diario, los académicos dijeron que los “resultados evidencian fracaso de experimento refundacional” pues “consideran que la elección de ayer se vio influida por falta de acuerdos transversales en la Convención, la soberbia de algunos exconstituyentes y la aprobación de normas con poco debate ciudadano como las de pueblos originarios”. El filósofo Carlos Peña enfatiza: “hoy se ha abierto camino la convicción de que la democracia demanda que sean las mayorías las que gobiernen”. El sociólogo y exdiputado, Pepe Auth: “Nunca se había perdido un plebiscito constitucional, que yo sepa, en la historia universal. La propuesta no sintonizaba con el sentido común de los chilenos”. “El punto clave que rechazó la gente puede ser la plurinacionalidad. Pero la convención se echó encima a la mitad de Chile que estaba contra el aborto libre y lo pusieron en la Constitución, cuando en todos los países donde hay aborto libre es una ley que se discute”. “Este rechazo no significa un rechazo al cambio”. La cientista progresista Pía Mundaca en Las Últimas Noticias (LUN) se fija en el nivel de participación, “un punto muy notable” ya que el voto es voluntario desde hace una década. “Nuestra democracia se ha fortalecido. Partimos en una crisis muy profunda y el proceso se terminó de la misma manera que se planificó el 15 de noviembre de 2019.” El politólogo Gabriel Negretto, en Twitter: “Estaremos un tiempo debatiendo las distintas motivaciones del Rechazo y su peso relativo. Pero no cabe duda el impacto que tuvo tener una Convención más a la izquierda que el votante promedio, la desprolijidad del proceso, y la ausencia de partidos organizados que lo respaldaran.”
El senador socialista, José Miguel Insulza, admite que lo de la plurinacionalidad afectó el Apruebo (LUN del 5/9). “Hay que reconocer que esta es una nación mestiza y un pueblo orgulloso de su carga genética exterior como originaria. Es el triunfo de una ciudadanía a la que no le gustó el texto.” Pues a esas alturas huelga precisar que el Rechazo no significa un “rechazo al cambio” como se comenta fuera de Chile o desde la amargura interna. Fue rechazo a un texto. “El país quiere una nueva constitución, pero no cualquiera, sino una que nos una”, resaltó Leonidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos. Los empresarios y gremios concuerdan en que “el resultado aminora la incertidumbre, pero se ve urgente un consenso para una nueva Constitución que incluya a todos los sectores de la sociedad” (El Mercurio). La constitución actual tiene los días contados. “Las figuras del Rechazo y los dirigentes de Chile Vamos ratificaron su disposición a impulsar una nueva Constitución”. El Rechazo tampoco significa que los chilenos entraron en contradicción con ellos mismos pidiendo una nueva carta magna para rechazarla, como se comenta en el extranjero. “No existe contradicción entre el triunfo del Apruebo en el plebiscito de entrada y lo ocurrido el domingo: si en octubre de 2020 casi seis millones de electores expresaron sus anhelos de cambio apostando a que una Nueva Constitución sería la forma de encauzarlos, ahora fueron casi ocho millones los que rechazaron una propuesta que traiciona esas expectativas” (editorial El Mercurio).
Sanción al gobierno
Era inevitable. Según El Mercurio, también “hubo ayer en algún grado evaluación al Gobierno y su gestión, en temas tan críticos como la seguridad, la economía y otros”. Es un análisis compartido por varios. “Es imposible no vincular el proceso constituyente con el gobierno. Boric se vinculó voluntariamente al proceso constituyente. Personalmente hizo campaña por el Apruebo, y le permitió a varios de sus ministros hacer lo mismo. Por lo mismo, tiene sentido interpretar la elección como un referéndum sobre la gestión del Presidente. Y por eso el costo será tremendo. Boric deberá admitir su error mediante un gran cambio de gabinete” escribe el cientista político Kenneth Bunker en LUN. Opinión también de la izquierdista Pamela Giles, diputada, en un tuit del 4/9: “Graves errores del gobierno: negarles el quinto y sexto retiro a los dueños de los ahorros AFP, dedicarse a hacer campaña y no gobernar, convertir el proceso en plebiscito sobre su gestión”.
Una mayoría silenciosa enmendó el rumbo, a dos semanas de las fiestas patrias.