“Usted puede quitarle al hombre sus dioses, sólo dándole otros”.
A finales del siglo XIX Nietzsche criticó de forma brutal la cristiandad dogmática, la cristiandad que se implementaba en las instituciones religiosas, pero Nietzsche paradójicamente, no creía que la revolución científica hubiera surgido de no ser por la cristiandad y su búsqueda de la verdad. Nietzsche dijo: “Dios ha muerto”[1], sin embargo, con esto no quiso decir literalmente que “Dios estaba efectivamente muerto”; sino que la idea de Dios ya no era capaz de actuar como fuente de código moral, reconociendo la crisis que representa la muerte de Dios para las consideraciones morales existentes, porque “cuando uno desecha la fe cristiana, se olvida de la moralidad cristiana. Esta moralidad de ninguna manera es evidente en sí misma. Rompiendo un concepto principal del cristianismo, la fe en Dios, uno rompe el esquema: nada necesario se mantiene en las manos de uno”.[2]
Según Nietzsche, al derribarse los pilares de la civilización occidental, destruyendo el ideal de Dios y matándolo, es la manera de expresar que los humanos ya no son capaces de creer en un orden divino canónico trascendente, desde que ellos mismos no lo reconocen. El problema radica en conservar cualquier sistema de valores en ausencia de un orden divino. “Dios ha muerto” no quiere decir literalmente que “Dios está efectivamente muerto”; sino que, es la manera de Nietzsche de decir que la idea de Dios no es capaz de actuar como fuente del código moral o teleológico.
Nietzsche reconoce la crisis que la muerte de Dios representa para las consideraciones morales existentes. La muerte de Dios conduce no sólo al rechazo de la creencia en un orden divino o físico, sino también al rechazo de los valores absolutos, al rechazo de la creencia en una objetividad y una ley moral universal, que se ejerce sobre todos los individuos. De esta manera, la pérdida de esta base absoluta de moralidad conduce al nihilismo.
Esta forma de ver el mundo produce inestabilidad emocional y sicológica en los individuos y provoca que los individuos oscilen violentamente entre el nihilismo y las ideologías extremas, sobre todo las ideologías de extrema izquierda (feminismo, ecologismo, ideologías de género, animalismo, veganismo, grupos identitarios de raza, sexo, etnia, etc.), esto lo predijo Nietzsche a finales del siglo XIX, increíble proeza intelectual. Las sociedades tradicionales que tienen principios trascienden al individuo, lo que prevalece en la actualidad en el mundo post moderno es la antítesis del tipo tradicional de civilización, porque los valores tradicionales son independientes de todo fin inmediato. En la actualidad hay una desacralización de la existencia, toda referencia real a la trascendencia a desaparecido de la vida humana.
“Moral autónoma” independiente de la teología y metafísica. Se perdió el nivel de lo sagrado. Lo absoluto desciende a la moral puramente humana. Se perdió las raíces de la moral, el lazo efectivo y original del hombre con el mundo superior, la moral cesa de tener una base invulnerable. La moral ya no se opone a los impulsos naturales. Se renuncia a fundamentos absolutos por interés personal y búsqueda de tranquilad material en la vida social. [3] Nietzsche y Dostoievski[4] hablan de una fase trágica, inicio de la miseria del hombre sin Dios, porque la existencia parece perder todo significado. Nihilismo cuyo tema dominante es el sentido de lo absurdo, de la irracionalidad pura de la condición humana. Todo es posible y todo es lícito. La ruptura se extiende del plano moral al plano existencial ontológico.
Buena parte de la humanidad encuentra normal que la existencia esté desprovista de todo verdadero significado y que no deba ser ligada a ningún principio superior, aunque se las ha arreglado para vivir de la forma más soportable posible, y más agradable. La vida interior es reducida, desaparece, es inconforme, precaria, inestable, con rectitud y fuerza moral huidiza.
La incapacidad de discernir entre el bien y el mal excepto como convenciones vacías, es usada como "prueba" de que toda ley moral es una convención vacía de sustento, y la deformidad de su psique será erigida en un estándar de medida moral para toda la humanidad. Sin embargo, el hombre no vive mucho tiempo en un estado de abstinencia moral. Después de haber socavado los fundamentos de cada criterio moral objetivo, continuará por tener odios, pasiones, afectos, disgustos y deseos, que, en la esfera intelectual, harán brotar otros tantos juicios morales elaborados racionalmente.
Al no poder soportar indefinidamente la inseguridad de admitir que estos juicios son simplemente preferencias subjetivas, ni mejores ni peores que otros, el caerá en la tentación de argumentar a favor de ellos, de darles una expresión y fundamento intelectual; y al hacerlo, creará un nuevo criterio de moralidad, que no consistirá en otra cosa que en la ampliación universalizante de los gustos perversos de un individuo. El lenguaje abstracto de la filosofía moral se convierte en un arma al servicio de fines egoístas, de un ego inflado que cambiará el mundo a su imagen y semejanza. [5]
Jacques Derrida habla de la deconstrucción, él sostiene que no somos políticos, sino filósofos, reconociendo sus raíces marxistas. Según los neo marxistas postmodernos (progresistas) el liberalismo clásico con sus promesas optimistas no ha logrado sus resultados, ellos son escépticos y sospechan acerca de la ciencia, de la revolución industrial, del progreso, de la búsqueda de la felicidad y la aplicación general de este desarrollo. La idea general de que en realidad estamos progresando es rechazada por los neo marxistas post modernos. Sin embargo, la evidencia demuestra que estos últimos 200 años el hombre ha mejorado significativamente su calidad de vida.
Los pensadores izquierdistas post modernos están empeñados en demoler la fundamental subestructura de la civilización occidental (judeocristiana), objetivo que admiten desde Derrida, el cual formuló fuertemente la filosofía antioccidental. Según Derrida se debe batallar contra el Logos, porque el occidente “falogocéntrico” necesita ser deconstruido hasta su esencia, entonces el rechazo a participar del lenguaje preciso, el rechazo constante al debate (porque no creen en él), y al poder redentor del diálogo. Porque principalmente creen en el PODER, y tienen una tendencia a ocultarse detrás de lo que es vago y nubiloso, en vez de ser precisos, claros, cristalinos, esto es parte de la degeneración de la civilización occidental.
Derrida era marxista y la crítica principal en la que se enfocó, y que también fue descubierta en otras disciplinas, es la idea de que cualquier conjunto de fenómenos puede ser visto en una gran cantidad de maneras. Sin embargo, cuando analizamos un objeto, la función del objeto restringe nuestra interpretación (funcionalidad). Pero es cierto que hay un sinfín de interpretaciones, porque el mundo es excepcionalmente complejo, pero no todas las interpretaciones son viables. Por ejemplo, en la literatura los progresistas se dieron cuenta que, si tomas un libro complejo como la Biblia, hay un sinfín de potenciales interpretaciones que se pueden derivar, porque son obras complejas y sofisticadas. Se Pueden interpretar las palabras, las oraciones, los capítulos, los versículos, en sus confines, en la tradición, en el contexto y sistemáticamente, todo eso afecta en cómo se va a interpretar.
Entonces existe una cantidad infinita de formas de interpretar un texto y una cantidad infinita de formas de interpretar el mundo, hay verdad en esa afirmación. Pero no debemos concluir que no hay una forma correcta de interpretar el mundo, ni los textos, ni los fenómenos, porque entonces podrías interpretarlo de cualquier forma, y eso se convierte en un caos. Los progresistas concluyen que las personas interpretan el mundo de una forma que facilita su adquisición de PODER, ahí está esta maldita teoría, se vuelve corrupta, porque esta afirmación es cierta en algún sentido, pero no del todo, porque el mundo es complicado más allá de nuestra habilidad de comprender, entonces hay una gran cantidad de maneras de interpretarlo, pero tienes que extraer de tu interpretación del mundo un juego que puedas jugar.
Si interpretas el arte barroco andino en el virreinato peruano como una expresión de la dominación española sobre los indios, yo como mestizo hijo de españoles y de indios ¿Dónde me sitúo? ¿Cómo juego? ¿Debo rechazarlo todo por ser producto de una dominación de los españoles hacia los indios? En el post modernismo/progresismo hay un número infinito de maneras de interpretar un conjunto complejo de fenómenos, sin embargo, según esta perspectiva, no se puede argumentar que alguna de esas interpretaciones es canónica, trascendente o que pertenece a un orden divino. Entonces si no son canónicas, y si ese elemento canónico no está basado en algún tipo de realidad, entonces sirven a algún otro amo, y el único amo en el que creen y al que sirven los progresistas es al PODER.
Los neo marxistas post modernos no creen en las aptitudes, ni en la competencia (capacidades humanas), ni en la cooperación entre distintos para producir valor. No creen en la autoridad, en las jerarquías, tampoco en la autoridad divina, parecen no creer en un mundo objetivo, consideran que todo está mediado por el lenguaje como simple instrumento de dominación. Es una perspectiva cínica, esto de que hay una infinidad de interpretaciones y que ninguna de ellas se ajusta a un orden divino, o por lo menos afirmar que alguna sea mejor, atribuyendo toda jerarquía y posición de autoridad al PODER, a la dominación y al control, esto no es correcto y es autodestructivo.
El relativismo moral afecta a las personas comunes y corrientes en el sentido de que aparece una sensación de que no hay nada que hacer más allá de la perspectiva de los individuos, no hay perspectivas desde las cuales puedan ser juzgados, medidos, porque solo pueden serlo desde sus propias perspectivas, en términos de sus propios deseos, ambiciones, propósitos, placeres, etc. El juicio se vuelve impertinente, y como resultado se pierde la idea de que todos compartimos una empresa común en esta humanidad.
Según los relativistas los juicios morales solo son la expresión de una opinión particular, porque cada juicio es relativo a los intereses y posición de poder de quien lo emite. No existiendo posición alguna fuera del individuo desde donde se le pueda juzgar. Una visión que contrasta es la religiosa, porque habla de una posición externa a los individuos – Dios – desde la cual son juzgados los hombres – Dios de alguna forma otorga una perspectiva sistemática de nuestros deseos, propósitos y prioridades.[6]
Cuando los relativistas adoptan esa visión de que todos los juicios morales son relativos o subjetivos, eso mismo se convierte en una moral objetiva, convirtiéndose en una suerte de pecado ser otra cosa que no ser un relativista. El relativismo moral implica el rechazo a toda la obra de Carl Jung[7], pensadores fundacionales y que señalan la existencia de grandes narrativas encarnadas, arquetipos, un inconsciente colectivo. Así la gran narrativa es rechazada. Sin embargo, hay un neo marxismo estrechamente vinculado con el post modernismo que parece fundirse con las extrañas políticas identitarias. ¿Cómo se puede despreciar toda gran narrativa y a la vez sumergirse en esta narrativa identitaria? Es una gran contradicción.
Según Stephen Hicks[8] el posmodernismo/progresismo como nueva cara del marxismo ha atravesado por 3 generaciones:
Primera generación: Poseían conocimiento de teoría fundamental, sobre todo en epistemología, sus teóricos (Derrida, Foucault, Lacan, Lyotard y Rorty) consideraban que no hay una verdad, sino verdades. Se relativiza el concepto de verdad, convirtiéndose en una proyección subjetiva. Son marxistas, de ahí que tengan conflictos con la cultura occidental capitalista dominante. Sus teóricos consideraban que no hay una narrativa más verdadera o mejor que otra, existiendo un fuerte escepticismo que lleva a considerar inútil el diálogo y la reconciliación, ejemplos encontramos en Rorty, Lyotard, Derrida, Foucault. Presentes e idolatrados por la academia desde los años 60.
Segunda generación: Sus “intelectuales” consideran que la narrativa de un segmento de la población debe tener una representatividad ajustada al porcentaje de presencia de la misma con respecto a la población total, o sea, debe haber una representación proporcional. Esto viene a partir de los años 80.
Tercera generación: En la actualidad el énfasis está en las narrativas sub representadas en el pasado, considerando que son de capital importancia, las verdaderas, las más importantes y prioritarias. No se debe perseguir algún tipo de igualdad entre narrativas, por el contrario, hay que perseguir una especie de justicia compensatoria/reivindicatoria, sacrificar a los más fuertes por los más débiles.
Los considerados débiles deben sentir que les deben algo (cultura del victimismo y resentimiento), los considerados fuertes deben sentir culpabilidad por sus ventajas y privilegios heredados. Además, sus “intelectuales y académicos” están dispuestos a censurar narrativas dominantes. Esto viene a partir del siglo XXI, llevándonos a una tiranía de las minorías, en donde estas se deben imponer a la mayoría.
Setiembre 2022
[1] Nietzche, La gaya ciencia, sección 108, 125, 343
Nietzche, Así Habló Zaratustra
[2] Friedrich Nietzsche, El ocaso de los ídolos, “Incursiones de un intempestivo”, sección 5.
[3] Julius Evola, “Cabalgar el tigre”
[4] Fiódor Dostoievski, “Los demonios”
[5] Olavo de Carvalho, “El jardín de las aflicciones” pág. 52
[6] Roger Scruton – EL alma del mundo
Roger Scrutom - ¿Por qué la belleza importa?
Roger Scruton – Sobre el relativismo moral
https://www.youtube.com/watch?v=eK80EVCLtag
https://www.youtube.com/watch?v=1ryCAG3RVVM
[7] Carl Jung – El Libro Rojo
Carl Jung – Desde lo profundo del alma.
https://www.youtube.com/watch?v=3rVIgguXY4I
[8] Join Mark Michael Lewis and philosophy Professor Stephen Hicks in a conversation about an honest approach to knowledge and understanding human thriving.
https://www.youtube.com/watch?v=sTKE00OQTpE