Punto de Encuentro

Martín Vizcarra y su dictadura circular

La dictadura de Martín Vizcarra tuvo un sentido del tiempo circular. La antipolítica y la biopolítica fueron los grandes timeos organizadores de su régimen político, y la negación de la negación fue la dialéctica que le dio movimiento a su discontinuidad histórica. El proceso político del tiempo de Vizcarra actualizó la lógica nietzscheana del eterno retorno, en cuanto a que los métodos se repitieron, de manera circular, en el mismo orden, sin desviación. Tal circularidad provocó que dicha dictadura haya devenido en nihilista: Por la falta de un continuum histórico, y porque perdió el sentido político.

La genealogía es el intento de construir el sentido de la coyuntura a partir del propio instante, y nos permite establecer que el tiempo dictatorial y circular de Vizcarra tuvo hasta cuatro etapas. Por el grado: primera etapa, más antipolítica y biopólítica; segunda etapa, más médica y menos antipolítica; y tercera etapa, nuevamente, más antipolítica y biopolítica. Por la naturaleza: la primera y la tercera etapa, más puras; y la segunda etapa, más mixta. Distingamos las fases del círculo, por cronología y tipicidad. La primera: dictadura más antipolítica y biopolítica, que abarcó desde el 23 de marzo de 2018 hasta 30 de septiembre de 2019, entre la asunción de la presidencia de la república y la disolución del congreso de la república; se distinguió por la hegemonía de un discurso contra la política, los políticos y las instituciones, así como por la posesión estatal de los cuerpos de los políticos a través de la figura penal denominada prisión preventiva y sobre todo por el suicidio político del presidente Alan García. La segunda: dictadura más médica y menos antipolítica, que abarcó desde el 16 de marzo hasta el 30 de junio de 2020, entre el inicio y el final de la cuarentena estricta; estuvo signada por la epidemia del coronavirus, el confinamiento social, la criminalización y la tanatización de la pobreza, y la variación de la prisión preventiva en cuanto a que algunos políticos la deban cumplir en sus domicilios. La tercera: nuevamente, dictadura más antipolítica y biopolítica, que abarcó desde el 05 de julio hasta el 09 de noviembre 2020, entre el ataque y el contra ataque entre el dictador y el congreso de la república, que terminó en la vacancia de Vizcarra por la causal de incapacidad moral permanente; esta fase se caracterizó por el regreso de la hegemonía del discurso antipolítico de inicios del régimen, por convertir a nuestra política en un campo de batalla y a nuestros políticos anti dictatoriales, otra vez, en agentes no trascendentes o en cuerpos posesionados.

La dictadura circular de Vizcarra se dirigió al “gris” de la genealogía. De alguna forma, devino en hegeliana: Cruenta e inútil. Un gran analista político y genealogista de la coyuntura nacional, cierta vez me aconsejó: “Cuando en política empiezas a girar como trompo, lo mejor es parar”. No obstante, esta dictadura fue por sí misma incontenible, y fue circular al extremo que terminó dando un giro político completo. Hace tres décadas, el Perú tuvo en el fujimorismo a una dictadura lineal, que ciertamente hizo avanzar la historia. Pero, en el vizcarrismo tuvimos a una dictadura circular que nos hizo volver al punto cero, y nos hizo perder el tiempo.

 

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