En la etapa del inicio de su vida militar del general Zeng Guofan (曾國藩, 26 de noviembre de 1811 - 12 de marzo de 1872), quien fue un estadista chino, general militar y erudito confuciano de finales de la dinastía Qing, organizó una de las tropas militares más significativas en su tiempo por su propia cuenta en resistencia al invencible Ejército de Taipin (Reino Celestial Taiping, fue un estado oposicional en China desde 1851 hasta 1864, establecido por Hong Xiuquan). Él creía que la "cruzada contra los rebeldes traidores" era un acto de justicia por la voluntad de Dios, y era suficiente para los hermanos seguidores que reconocieran su gran moralidad. Esto fue cierto en un principio, definitivamente como se ha escrito en la historia, él "levantó el brazo y gritó, y los seguidores se reunieron como las nubes en el cielo". Pero poco a poco descubrió que las personas se iban alejando gradualmente, y fueron a quedar bajo el mando del general Hu Linyi, otro jefe militar que era su paisano de la misma provincia de Hunan. Sintió frustración, y preguntó a su asesor Zhao Liewen: "Todos son buenos hermanos que juraron que me seguirán hasta la muerte, ¿por qué ahora se van con el general Hu?"
Zhao Liewen pensó un momento en silencio y respondió con cautela: "Todos los seres humanos tenemos el egoísmo. No iban a llegar a ser altos funcionarios con poder ni tampoco una fortuna aquí con usted, era lógico que se fueran."
El general Zeng Guofan escuchó esto, se puso ansioso y preguntó: "Entonces, ¿qué debo a hacer?" Zhao Liewen respondió: "¡Usar el egoísmo de las personas para concretar la justicia de su persona!" Desde entonces, el general Zeng comenzó a recompensar enérgicamente a sus subordinados que han realizado actos meritorios, especialmente después de cuando llegó de ser representante imperial y gobernador de Dos Ríos, no dejaba de aprovechar todas las oportunidades para patrocinar a sus colaboradores para ascender sus puestos como funcionarios imperiales. Como resultado, Zeng Guofan estaba rodeado de una gran cantidad de personas talentosas, y él mismo se convirtió en un funcionario poderoso y un modelo moral en los tiempos finales de la dinastía Qing.
Esta historia me hace a pensar por qué las empresas emergentes tienen dificultades para conservar las personas capacitadas. Cuando comenzamos nuestro negocio, a menudo tenemos muchos sueños y anhelos, es como un cuento: aunque sabíamos que los gansos aún están volando en el cielo, ya estábamos pensando en el desplumado, la limpieza, la cocción al vapor o estofado. Solo imaginamos eso, reímos hasta despertar del sueño. Sin embargo, debido a la falta de fondos y experiencia en la etapa inicial de un negocio, a menudo sucede la situación en una gran diferencia entre la realidad e imaginación. En el fin, los empleados o pequeños accionistas no solamente no han logrado los bonos que imaginaban, a veces ni siquiera tener los salarios que deberían recibir. Esta situación hace que el último grupo de accionistas y empleados dejen la confianza, y la cooperación se vuelve imposible.
De hecho, no se puede culpar a los empleados y a los accionistas que sean demasiado realistas. En un mundo donde se necesita pagar absolutamente todo para la sobrevivencia, es cierto que la gente necesita dinero cada minuto. La comida todavía se puede medir y planificar, pero los gastos de educación para los hijos, mantener a los padres de tercera edad, emergencias y accidentes, enfermedad etc., son los gastos que no tienen negociación. Si el gran jefe inculca en los empleados o pequeños accionistas con el pensamiento "se tiene que sacrificar para lograr", definitivamente es cierto y correcto. Pero los problemas prácticos que no se resuelven no permitirán el avance de la empresa y sus metas. Entonces, para buen entendedor, si la empresa exige que sus colaboradores se sacrifiquen y no ofrezcan una compensación correspondiente, será una empresa pícara.
Los años efectivos para que una persona cree condiciones y valores para su propia vida son solamente unas cuántas décadas. Algunas personas trabajan dependientes y otras independientes, lo cual no es ni bueno ni malo. Es posible que la vida no se valore solo por el éxito o el fracaso, pero el dinero sigue siendo la evaluación justa para un negocio. Será razonable o no, en la vida no existe justicia absoluta. En este mundo, la mayoría de los mortales se conforman con lo que viene de la vida, no todas las personas pueden perseguir sus sueños sin ninguna duda. Todos sabemos que un emprendedor tiene que enfrentar todo tipo de dificultades en la sobrevivencia de una empresa nueva, y nadie quiere que sea un fracaso. Sabiendo esto, comprenderá las demandas de sus empleados y comprenderá que el "éxito" puede ser el sueño de todos, pero "asumir la responsabilidad" es el deber que tienen que enfrentar todos aquellos que sueñan con el éxito.
Chengzun Pan