Punto de Encuentro

La salida no es ningún tipo de fascismo

“Porque gobernar no es mandar, no es abusar,

no es convertir el poder en tablado de todas las pasiones inferiores,

en instrumento de venganza, en cadalso de libertades;

gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir”.

Víctor Raúl Haya de la Torre

Un sector de los activistas políticos y algunos espacios ciudadanos anhelan que después de Castillo “corra sangre”. Ganados por la pasión, esperan una razzia, no entendiendo que los Bermejos, Bellidos, Cerrones y el propio chotano son sólo una expresión de un problema que va más allá de las limitaciones e inmoralidad de "Perú Libre". Olvidan que estamos asistiendo a un proceso social irreversible y en esa línea Castillo encarnó simbólicamente (hasta su nefasta gestión como presidente) la esperanza de un importante sector de la población de cambios profundos que permitan superar las desigualdades de un país rico con aún millones pobres. El hecho que los haya engañado no borra la realidad de que el discurso y el estilo de Castillo los haya logrado representar. Su predica obtuvo 19% en primera vuelta, curiosamente en ningún momento el falso profesor ha tenido menos de esa cantidad de aprobación en las encuestas.

Esa demanda todavía se encuentra latente, y lo seguirá estando. Para muchas zonas del centro y sur del Perú, Castillo se desfigura y cae en desgracia no por representar una amenaza para la democracia cómo muchos creen en Lima; más bien se desbarranca por haber traicionado su agenda radical, por no hacer ningún cambio importante en 16 meses.  La población, las grandes mayorías, exigen una respuesta efectiva mediante la atención a una agenda social ya mucho tiempo postergada. Son 10 años de caída de indicadores sociales sumados al Covid y a la política genocida y anti mype de Vizcarra. Preocupa, en ese sentido, que la lucha política se haya personalizado pensando que eliminado al visitante de Sarratea se soluciona todo y no se incorporen las ideas y las propuestas tan necesarias en una democracia real. No se ve desde la derecha una conciencia a los temas que componen la agenda social peruana. Ello es peligroso.

Cuidado con seguir sembrando el odio y el resentimiento en la población. La izquierda marxista en sus versiones criolla limeña y regional radical han hecho una tarea de agitar el revanchismo social. Los sectores democráticos no pueden participar del mismo juego. Los políticos tienen una responsabilidad cívica, más allá de sus intereses personales y de grupo. Cuando la enemistad y la inquina se apoderan de la política, aparecen los fascismos de izquierdas (Antauro Humala), pero también pueden aparecer desde las derechas (los sectores oligárquicos antidemocráticos).

Considero que esta es una oportunidad histórica para los partidos de centro izquierda, los sectores socialcristianos y “liberales[1]”reformistas. Necesitamos volver a la institucionalidad democrática mediante una ampliación y mejoramiento de los espacios de representación política que permitan la promoción de una urgente agenda social. Resumiendo, en esta hora hay que tratar de generar una salida pacífica con espíritu constructivo y dejar la política de extremos, esta polarización que desgasta la lealtad al sistema democrático y genera desafección en la ciudadanía. El anónimo “ciudadano de a pie” quiere trabajar y que las miserias de la clase política no le arruinen el día.

[1] No el neoliberalismo que prefiere una dictadura política con libertades económicas que a una democracia con el demonio de la intervención estatal. Recomiendo a los interesados en el pensamiento liberal, leer a Isaiah Berlin.

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