Por Roberto Rendón Vásquez.
La Ley N°28094 establece que “los Partidos Políticos expresan el pluralismo democrático … la voluntad popular y concurren a procesos electorales … Son instituciones fundamentales para la participación política de la ciudadanía y base del sistema democrático”; por ende, si están debidamente constituidos y sustentados, deben actuar imprescindiblemente para cumplir sus obligaciones y deberes constitucionales y del Reglamento del Congreso. Los congresistas electos por un Partido deben asumir colectiva e indivisamente esas responsabilidades. El Congreso debe ocuparse que los Poderes del Estado y las entidades públicas cumplan satisfactoriamente sus fines y deben resolver oportunamente los problemas nacionales. La ciudadanía respeta a los miembros de los Poderes del Estado y de los Partidos Políticos. Los políticos electos para el Ejecutivo o Legislativo no deben usar sus facultades para indebidamente “obtener ventajas” personales y/o para sus allegados. El Partido y sus miembros electos no deben incurrir en corrupción.
Hace lustros el Perú atraviesa crisis política ocasionada por el actuar negativo de los Partidos y sus militantes electos para el Ejecutivo o Legislativo. No está plenamente consolidada la economía nacional que repercute socialmente; hay ineficiencia de los servicios públicos. Ha conmocionado a la población los actos de corrupción en los tres Poderes del Estado. Vemos que “candidatos” de Partidos Políticos al resultar electos, en sus cargos tienen más interés en obtener ventajas personales y para sus “allegados” que en cumplir los deberes para los que fueron elegidos.
Políticamente en los tres Poderes del Estado, en lugar de centrarse en encontrar soluciones necesarias e inmediatas a los problemas del país y de la población, están confrontándose, desde el Legislativo para vacar al Presidente y éste para disolver al Congreso. En tanto camina la corrupción en diferentes modalidades. Corruptos de anteriores gobiernos aun no son sancionados y a los del régimen actual se les investiga lentamente.
Paralelamente se extinguen los Partidos que tenían sustentos ideológicos, doctrinarios y programáticos. Los nuevos no los tienen y carecen de sustentos programáticos eficientes. Sus “programas” de postulación carecen de eficiencia para resolver satisfactoriamente los problemas y necesidades de la Nación. Consecuencia: La economía nacional no es sólida repercutiendo negativamente en lo social; hay carencia de nuevos empresarios nacionales y extranjeros que incrementen la producción de bienes y servicios generando nuevos centros de trabajo y oferta de mano de obra. Persiste ineficiencia de servicios públicos: salud, educación, transporte, seguridad ciudadana, alimentación, etc.