Punto de Encuentro

América Latina: ¿por qué unos países cambian sus reglas electorales más que otros?

  • Rafael Rodríguez Campos

Al día de hoy (11 de abril de 2023) la Comisión de Constitución y Reglamento del Parlamento del Perú tiene 306 Proyectos de Ley por dictaminar (exponer, debatir y, de ser el caso, aprobar). Muchos de ellos buscan el cambio de las reglas consagradas en la legislación electoral. En su mayoría lo que pretenden los legisladores es modificar la Constitución Política, la Ley 26859, Ley Orgánica de Elecciones, la Ley 28094, Ley de Organizaciones Políticas, la Ley 26300, Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, entre otras.

Sobre el particular, considero oportuno compartir los apuntes que los investigadores Flavia Freidenberg, Sebastián Garrido De Sierra y Cristhian Uribe Mendoza formulan sobre las reformas electorales en América Latina en el artículo “¿Por qué unos países cambian sus reglas más que otros? Análisis multivariado de las causas de las reformas político-electorales en América Latina”, el mismo que forma parte del libro “La reformas políticas a la representación Política en América Latina” (UNAM: 2022).

Los campeones mundiales de la reforma electoral

Al respecto, parten afirmando que Latinoamérica es el continente más reformista a nivel mundial. Así, entre 1979 y 2023, se han registrado más de 239 cambios a las reglas electorales en la región. Debiendo señalar que el activismo de las élites políticas regionales no ha sido homogéneo pudiendo clasificar a los países en hiperactivos (Ecuador, Perú, México y República Dominicana), moderados (Argentina, Bolivia, Panamá, Costa Rica, Brasil, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Venezuela y Colombia) y pasivos (Uruguay y Paraguay).

Luego, indican que las razones que explican este activismo reformista en la región están relacionadas a un problema básico de la Ciencia Política respecto a la capacidad de las reglas de influir sobre los comportamientos y sobre las razones que hacen a las élites impulsar cambios en las reglas de juego. En otras palabras, el activismo reformista en Latinoamérica permite intuir que las élites políticas regionales tienen una creencia positiva sobre el papel de las reglas y su peso sobre el comportamiento político ya que si no creyeran en los efectos de esos cambios sobre los comportamientos, posiblemente no se esforzarían en impulsar reformas a las reglas de juego formales.

El reformismo electoral como acto de fe

En ese mismo sentido, Flavia Freidenberg y Karolina Gilas en el artículo “Las reglas cambian pero la política sigue igual”, que también forma parte del libro “Las reformas políticas a la representación Política en América Latina” (UNAM: 2022), señalan que las sociedades latinoamericanas parecen tener una especie de fe casi religiosa en el poder transformador del derecho, que las lleva a impulsar cambios permanentes de sus Constituciones y legislaciones electorales, y que se deben -al menos formalmente- a la necesidad o deseo de fortalecer la gobernanza democrática, en general, y la gobernanza electoral, en particular, frente a los intereses heterogéneos de los distintos actores políticos.

Así, para las investigadoras esta tendencia reformista “es el reflejo de una constante insatisfacción con la democracia por parte de la ciudadanía y de las élites políticas, que se convierte en un deseo de reparar, modificar o perfeccionar las reglas del juego, buscando con ello acercarse a un ideal democrático en el cual no sólo las instituciones logran un funcionamiento óptimo, sino que también se fortalece la igualdad política entre los actores”.

Tendencias y ejes principales de la reforma electoral

Asimismo, afirman que los estudios realizados permiten sistematizar siete tendencias en el proceso de reformas electorales en Latinoamérica: 1) mayor inclusividad de la regla de elección presidencial; 2) mayor personalización del poder presidencial; 3) mayor proporcionalidad e inclusión en la fórmula de elección de diputados; 4) personalización del vínculo entre electores y partidos y cierta reducción de la capacidad de control de los partidos sobre las candidaturas; 5) mayor representación descriptiva e inclusión de grupos sub-representados en las instituciones políticas; 6) ampliación de los derechos políticos de la ciudadanía, y 7) mayor intervención del Estado para la democratización de los procedimientos de selección de candidaturas.

Del mismo modo, señalan que el análisis de las reformas electorales permite agruparlas en cuatro ejes principales: 1) reformas encaminadas a fortalecer la democracia; 2) modificaciones que buscan mejorar la calidad del sistema de partidos y de la representación política; 3) cambios enfocados en lograr una mayor inclusión y diversidad, y 4) ajustes a la gobernanza y justicia electoral.

El poder transformador de las reformas electorales

No obstante lo antes señalado, ambas investigadores, haciendo referencia a los trabajos reunidos en el libro “La reformas políticas a la representación Política en América Latina” (UNAM: 2022), indican que los mismos muestran que “el poder transformador del derecho es limitado e insuficiente para alterar las estructuras del sistema político, especialmente cuando las reformas no están acompañas por políticas públicas robustas que estén encaminadas a generar los cambios políticos y sociales necesarios para el fortalecimiento democrático”.

Además, indican que para que las reformas electorales puedan conseguir un efecto transformador, es necesario que estén bien diseñadas, lo cual supone un análisis previo en torno a las particularidades de cada sistema político y sociedad, que hagan docencia respecto al comportamiento de los actores, para que puedan ir aprendiendo sobre su implementación y, a la vez, tengan la posibilidad de ser implementadas por un tiempo razonable de duración.

Por lo expuesto, Freidenberg, en particular, sostiene que las reformas electorales requieren el compromiso de los actores políticos con el cumplimiento de dichos cambios institucionales, ya que solas no pueden resolverlo todo, y deben ser revisadas constantemente para identificar lo que hacen bien, lo que hacen mal y lo que se puede corregir. De no ser así, “el desfile de los cambios institucionales y legales genera confusión, inestabilidad y desconfianza, contribuyendo al fortalecimiento de las reglas informales y al debilitamiento de las democracias de la región”, afirma Freidenberg.

Recomendación

Finalmente, no puede sino terminar esta columna invitándolos a leer este libro “La reformas políticas a la representación Política en América Latina” (UNAM: 2022), pues además de recordarnos la importancia que tienen las elecciones como pieza distintiva de la democracia y la necesidad de apostar por sistemas políticos basados en la pluralidad, la justicia y la competencia, también nos ofrece respuestas para tres preguntas claves sobre el proceso de reformas electorales en la región: 1) ¿Por qué unos países tienden a reformar sus reglas electorales más que otros?; 2) ¿Cuáles son las razones que inciden en el nivel de activismo reformista de los países latinoamericanos?; y 3) ¿Qué significa que unos países hayan cambiado sus reglas de juego de manera intensiva mientras otros casi no han hecho reformas?, como bien lo apuntan Uribe, Garrido De Sierra y Freidenberg.

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